Equipo de UPR Humacao cría coquíes en cautiverio

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La Srta. Rayza Hernández, una de las investigadoras, examina los terrarios donde se criaron los coquíes.

Imagínese que a usted le regalan un perrito o gatito bebé para criarlo. Imagínese ahora que usted no tiene la menor idea de cómo cuidar a ese animalito, ni qué come, ni cuántas veces come y para completar, usted descubre que el animalito se está comenzando a enfermar. ¿Qué usted hace?

Ante esto, lo prudente sería consultar a personas que sepan sobre mascotas, o a un veterinario, o conseguir un libro sobre el tema. Pero cuando el animal que hay que cuidar es el Coquí de la Montaña (Eleutherodactylus portoricensis), una especie de anfibio en peligro de extinción, el asunto se complica bastante.

El Coquí de la Montaña se cree extinto en su rango geográfico histórico–la Cordillera Central de Puerto Rico–y la población remanente en la Sierra de Luquillo está disminuyendo aceleradamente. Hoy, algunos científicos apuestan a la cría de los coquíes en cautiverio como una manera para protegerlos: el problema es que criarlos así nunca había sido intentado con esta especie.

Aquí entra el esfuerzo de un grupo de científicos boricuas, bajo el liderato del doctor Neftalí Ríos López de la UPR en Humacao. Junto a Eliacim Agosto Torres, Rayza M. Hernández Muñíz, Coralys Vicéns López, Ashley Bernardi Salinas, Waleska N. Tirado Casillas e Yvonne M. Flores Rodríguez, este equipo reportó los resultados de la cría en cautiverio del Coquí de la Montaña en la revista arbitrada “Life: The Excitement of Biology.”

Los científicos comenzaron capturando 47 coquíes de ambos sexos de la Sierra de Cayey y los llevaron a su laboratorio especialmente preparado para albergar coquíes en terrarios y bajo un protocolo de humedad, iluminación, alimentación y temperatura controlados. El plan original incluía el mantenerlos bajo cuarentena para asegurarse que no estuvieran ya enfermos con patógenos del campo, pero pronto el plan necesitó revisiones, modificaciones y bendiciones. Algunos coquíes murieron, aparentemente por problemas de salud a pesar de tratamiento medicinal o por el estrés ante el cambio de ambiente, de uno natural a uno artificial.

Superados los problemas de salud, los retos continuaron. Los coquíes normalmente ponen huevos en las bromelias, pero éstas comenzaron a morirse. El equipo construyó bromelias artificiales de plástico, pero en otras instancias, cuando los coquíes ponían huevos, los mismos fueron depredados por sus padres o los nidos fueron abandonados.

Con el primer nacimiento de coquíes bebés, el equipo enfrentó nuevos retos. A la semana de nacidos, los coquíes fueron alimentados con moscas fruteras, pero muchos las vomitaron y murieron de hambre. Los científicos trataron otros alimentos vivos, como colémbolos (unos animalitos muy pequeños parecidos a insectos), que eran alimentados a su vez con una mezcla de comida para peces dorados en hojuelas, arroz molido y suplementos vitamínicos en polvo. Afortunadamente, estas modificaciones aumentaron la tasa de supervivencia de coquíes jóvenes de 12% a 75%.

Tras meses de superar un problema tras otro, el equipo de investigación logró identificar la condiciones óptimas para cuidar y reproducir al Coquí de la Montaña de manera rutinaria y exitosa. Sin embargo, un asunto que les preocupa es que, aún si los coquíes sobreviven hasta la adultez, nadie sabe cómo reaccionarán cuando sean liberados a la Cordillera Central. El restablecimiento de sus poblaciones fruto de la reintroducción es ahora el mayor reto de conservación que enfrenta este equipo de la UPR en Humacao.

Mientras, observar a individuos del Coquí de la Montaña viviendo en el laboratorio ha abierto la oportunidad para generar nuevas preguntas de investigación sobre los hábitos alimenticios y reproductivos en ésta y otras especies similares. Esta información, que hubiera sido difícil obtener bajo condiciones naturales en nuestras montañas, es muy valiosa ya que podría ayudar en los esfuerzos de conservación de la especia.


El autor es Catedrático Asociado en Física y Educación Científica en Morehead State University y es miembro de Ciencia Puerto Rico (www.cienciapr.org).

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