¿Contra natura?

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Amigos, escribí esta opinión que me publicaron en EL Nuevo Día de hoy. No es noticia científica pero es un tema importante, asi que lo pongo en foros. Sé que no todos estarán de acuerdo conmigo, y lo pongo en son de diálogo diálectico porque creo que es un tema importante de conversar. Obviamente no representa la postura de la página, de la organización, ni de los voluntarios ni miembros. Es sólo mi opinión personal. Saludos a todos ¿Contra natura? Daniel A. Colón Ramos Investigador Asociado de la Universidad de Stanford "El primer código civil de Puerto Rico se escribió hace 118 años y ha llovido mucho desde aquel entonces. Me pregunto si algún ciudadano de Puerto Rico hace 118 años, sentado en la plaza de su pueblo y ponderando aquel primer código civil, se hubiese imaginado que la próxima vez que este documento fuese discutido, muchas de las discusiones se llevarían a cabo a través de cables ópticos y señales inalámbricas. Las nuevas plazas pueblerinas del Puerto Rico de hoy son los foros cibernéticos, donde fervorosamente se debate este histórico documento cívico. Y nada causa más revuelo que el posible impacto de las uniones de hecho sobre nuestro tapiz social borincano. Entre otras cosas, el reconocimiento a las uniones de hecho le daría un marco legal a lo que ya existe en Puerto Rico: muchísimas parejas heterosexuales y homosexuales que conviven bajo un mismo techo y han sido parte por siempre de nuestra sociedad borincana. Las discusiones del reconocimiento legal de estas parejas pasan rápidamente a juicios morales sobre su existencia y uno de los argumentos más discutido para condenar dichas uniones es que las mismas pecan contra el orden natural, es decir, que son “contra natura”. Muchas personas piensan que el argumento “contra natura” implica que hay una ley natural, basada en raciocinio y ciencia, que guía nuestras convicciones sociales. Se sugiere que la naturaleza tiene un orden natural, un orden moral y que los comportamientos sociales que violenten estas leyes naturales pecan contra el orden del Universo. Desde un punto de vista científico, esta interpretación del argumento “contra natura” no tiene fundamento; es lo que los científicos llaman una “falacia naturista”. La Naturaleza es un ente amoral. En la Naturaleza existe el amor maternal, pero también existe el infanticidio. Existe la monogamia como existe la poligamia. Y hay organismos que se reproducen de manera asexual, organismos que se reproducen heterosexualmente, hay organismos que tienen relaciones heterosexuales y homosexuales sin propósitos reproductivos y organismos hermafroditas que sólo tienen relaciones sexuales con sí mismos para reproducirse. La Naturaleza no se rige por leyes morales o inmorales; simplemente no tiene nada que ver con la moralidad. Y las veces que han sido utilizadas para dictar nuestra moral social han rendido resultados catastróficos. Tomemos como ejemplo la terrible historia del concepto de darwinismo social, que todavía anda dando bandazos en los círculos más conservadores. A principios de siglo XX, grupos en poder decidieron utilizar las teorías de evolución de Darwin para justificar su orden moral. Utilizaron las teorías de evolución de Darwin y, sacándolas de todo contexto biológico, las enmarcaron en un contexto moral y social. Básicamente su lógica fue que la Naturaleza, desde un punto de vista evolutivo, es un “sálvese quien pueda” donde solamente los más fuertes sobreviven. Por lo tanto, ¿qué hay de malo en que la sociedad funcione igual, si ese es el orden natural de las cosas? Variaciones de esta falacia naturista fueron utilizadas como pilares de la filosofía nazi y el resto es historia. El que algo nos parezca, desde nuestra perspectiva personal, como que no es normal, no quiere decir que sea “contra natura”. Desde un punto de vista biológico y evolutivo, ningún comportamiento es fundamentalmente “contra natura”, a menos que peque contra alguna ley física termodinámica o algo por el estilo. El que un comportamiento sea moral o no es otro tema que depende de nuestro contexto histórico y nuestros valores sociales, culturales, éticos, filosóficos y religiosos y no de su existencia en el ámbito natural. Cuando consideremos nuestro nuevo Código Civil, que promete influenciar nuestro tapiz social por decenas de años, sería un error fundamentar nuestra moralidad en argumentos falaces naturistas. En vez de argumentos “contra natura”, basemos nuestras consideraciones en lo que deseemos, como sociedad puertorriqueña, que deban nuestros valores patrios. Quizás valores como la tolerancia, el respeto y la consideración al prójimo, independientemente de sus creencias o estilos de vida, deban guiar nuestros fundamentos morales. Estos valores podrían ser los andamios de nuestra futura sociedad borincana y proteger nuestro tapiz social independientemente de los cambios tecnológicos y existenciales que enfrentemos en nuestro futuro patrio

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Lourdes Ciena's picture

Tremendo artículo! A mi lo que me parece es que muchos puertorriqueños lo que están es "mirándose el ombligo". Felicidades por representarnos tan bien desde Stanford.
Ismael Gonzalez's picture

A pesar de que tengo reparo a

A pesar de que tengo reparo a cómo se usa el término "estilo de vida", encuentro particularmente intersante este atículo y entiendo que sería recomendable una difusión más amplia del mismo.  Muchos de los puntos expuestos por el autor son discutidos por mí en el salón de clases con los estudiantes y en esas discusiones me he podido percatar que --a pesar de que usan continuamente el término "contra natura" para referirse a algunas conductas humanas-- un problema serio es que las personas no se ven a sí mismas como parte de la naturaleza y, por lo tanto, entienden que no están sujetas a los mismos principios.  De hecho, muchas se sorprenden y hasta se ofenden cuando les menciono que los seres humanos también somos animales.  Es mi opinión que las personas están tan absortas dentro de la versión creacionista --la cual le provee a los seres humanos un sitial y una dignidad distinta que al resto de la "creación"-- que no pueden imaginarse estar en el mismo rubro de un simio o de un crustáceo.  Felicitaciones al autor.