¿Cómo resisten las palmas la violencia de los vientos huracanados?

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El Nuevo Día
La forma de las ramas y las hojas de las palmas son clave en la resistencia contra los vientos. (Vanessa Serra Diaz)

Se llaman María, Irma, José, entre otros muchos nombres. Son huracanes que azotan con violencia las islas del Caribe, destruyendo a su paso todo lo que encuentran: techos, ventanas, paredes y mucha vegetación. Pero si estos huracanes tienen nombres, por qué no se bautizan otros héroes que se mantienen en pie, dándolo todo hasta el final, como los músicos del Titanic, y desafiando vientos de hasta 170 mph: las palmas.

Héctor fue el nombre que recibió una palma heroica que resistió la furia de Irma. Se encuentra en St. Barts y un video volvió su historia viral. A tal punto que miles de personas alrededor del mundo le dieron ánimos en su lucha desigual.

Héctor, bautizado como el príncipe de Troya encargado de la defensa de esa ciudad, se convirtió en un símbolo de la resistencia y en un emblema de fortaleza. Solitario, en su hogar de Puerto de Gustavia, le hizo frente a Irma y a su poder destructivo. 

Pero…¿por qué las palmas son tan resistentes a los vientos huracanados?

La respuesta a esa pregunta no tiene que ver ni con magia ni con alguna razón que pueda resultar extraña a la naturaleza. De acuerdo a un estudio de la Universidad de Florida republicado en junio de este año, las palmas son más resistentes “en comparación con los árboles de hoja ancha y otras coníferas (como los pinos)”. 

El informe plantea que una de las razones fundamentales que hace que estas plantas sean tan resistentes es la manera en que crecen. Las palmeras lo hacen de forma diferente al resto de los árboles,  pues poseen un “brote terminal”. Esto quiere decir que a pesar de que puedan perder gran parte de sus hojas, de todas forman pueden sobrevivir.

Otro aspecto que destaca el informe como clave en la resistencia de las palmas es la conformación de su tronco, que “en vez de ser robusto, está lleno de filamentos que se enredan unos con otros, entregándoles una flexibilidad mayor que otras especies”. Lo podríamos comprar con la disposición de un cable de fibras telefónicas, o el trenzado del cable de acero, casi imposible de romper a tracción y extremadamente flexible.

La disposición de las ramas también ayuda a mejorar su resistencia. Tienen hojas son muy flexibles y se orientan con el viento como cataviento que minimizan el “efecto vela”, por el cual, en una embarcación, la vela se “carga” de viento y ofrece resistencia. 

Aunque las palmas no solo son capaces de resistir a los fuertes vientos huracanados. Su contextura le permite soportar precipitaciones mejor que el resto de las especies de árboles, por lo que al tolerar gran cantidad de agua en el suelo, son más difíciles de derribar.

Milciades Mejía, director del Jardín Botánico de Santo Domingo y uno de los referentes de la botánica en la región del Caribe, asegura en una entrevista brindada al Diario Libre de aquella ciudad que: “Las plantas nativas y endémicas sobreviven a las tempestades no por pura casualidad. Eso no se da de manera fortuita. Es un proceso bastante largo de la selección natural de las especies que se adecuan a cada ambiente. Por esos vemos árboles que resisten huracanes en una costa vapuleada, mientras una construcción situada a pocos metros sucumbe como endeble estructura, a pesar de la aparente fortaleza de sus componentes”. 

Sin embargo ni Héctor, el héroe de Puerto Gustavia, ni los miles de Héctor que siembran las islas del Caribe son eternos. Ni su estructura de fibras, ni su elasticidad, producto de ser más altas que anchas, pueden con el paso del tiempo.

Las palmeras tienen sus puntos débiles: la humedad, las plagas y algunas enfermedades que pueden causar resultados definitivos para el bulbo del ejemplar produciéndole la muerte. 

A pesar de ello y además de toda la destrucción y la desolación que dejan los huracanes, siempre estarán las palmas y sus figuras anónimas para recordar que resistir no es una opción, es una obligación. 

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