A pesar de que la positividad y hospitalizaciones por COVID-19 en Puerto Rico continúan en alza, el secretario del Departamento de Salud insiste en que no tomará medidas adicionales para mitigar la situación y que la responsabilidad es individual. Esencialmente, el titular de la agencia gubernamental encargada de velar por la salud del país ha dicho “sálvese quien pueda”.
El problema es que la salud pública nunca ha sido, ni será individual. La salud pública es colectiva.
Hace más de dos años añadimos un nuevo accesorio a nuestra vida cotidiana: la mascarilla. Aunque es cierto que al principio hubo confusión y desinformación en cuanto a su uso y efectividad, lo cierto es que a estas alturas no queda duda: el uso de mascarilla sí funciona.
¿Para que funciona exactamente? Para contestar esta pregunta comprensivamente, repasemos a vuelo de pájaro algunos conceptos importantes.
Han transcurrido dos años de la pandemia de COVID-19 y muchos aún no han comprendido que la salida de la emergencia mundial no está el individualismo y el nacionalismo, sino en la solidaridad.
Desde marzo del 2020, hemos enfrentado uno de los retos más grandes de nuestros tiempos: la pandemia por COVID-19. Hoy, gracias a los esfuerzos de todos—científicos, comunitarios, gubernamentales y multisectoriales—aunque el panorama continúa siendo retante, es distinto y sin duda mejor que al principio de la pandemia.
Hace un año, pasamos las Navidades con aislamientos y otras restricciones para mitigar el contagio del coronavirus. En este 2021, entramos a la época festiva con una alta tasa de vacunación contra COVID-19. Sin embargo, los desarrollos y eventos recientes nos recuerdan que la pandemia no ha terminado, que el panorama es dinámico y por eso no podemos bajar la guardia.
Como quizás ya sabes, la Organización Mundial de la Salud anunció que ha surgido una nueva variante de preocupación del coronavirus que causa COVID-19, que han llamado Ómicron.
Como buenos y buenas boricuas, ya andamos con el espíritu navideño encendío, ¡y qué bien se siente! De cara al Día de Acción de Gracias y la época navideña de este 2021, queremos hacerte algunas recomendaciones para minimizar el riesgo de contagio con el coronavirus de COVID-19.
El pasado lunes la vacuna de Pfizer - BioNTech recibió la aprobación final de la Administración federal de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés). Es importante aclarar que esta aprobación no significa que la vacuna fue experimental hasta el pasado domingo. La fase experimental de esta vacuna culminó con los ensayos clínicos en noviembre de 2020. Durante esa fase experimental la compañía, en este caso Pfizer, reunió la evidencia necesaria para determinar que la vacuna es segura y sobre 90% eficaz protegiendo contra el COVID-19. Aunque su eficacia ha disminuido un poco con la aparición de la variante delta, la vacuna sigue siendo la mejor arma para protegernos de una enfermedad grave, hospitalización o muerte por COVID-19.
Actualizado el 9 de agosto, 2021 para reflejar el conocimiento científico más reciente.
La llegada de la variante Delta ha cambiado el panorama de la pandemia. Antes de entrar en los detalles, las buenas noticias: las vacunas funcionan y nos protegen de sufrir consecuencias graves, hospitalización y muerte si nos contagiamos con la variante Delta (y las otras variantes) y nos da COVID-19. Las medidas de prevención que ya conocemos también funcionan para protegernos de Delta y las otras variantes.
La semana pasada, en una rueda de prensa de la Casa Blanca, la Dra. Rochelle Walensky, directora de los CDC, dijo que la situación de COVID-19 se está convirtiendo en “la pandemia de los no vacunados”. Walensky acuñó el desacertado término para resaltar la gran vulnerabilidad de las personas no vacunadas ante COVID-19, en particular la variante Delta del coronavirus. Desde el presidente Joe Biden hasta los medios locales lo han repetido.
Digo desacertado, porque decir la pandemia de los no vacunados, no solo es incorrecto, sino hasta peligroso.