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La ciencia al servicio de Puerto Rico

Imagen de Mónica Ivelisse Feliú-Mójer
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Publicado originalmente en la sección de Opinión de El Nuevo Día.

La ciencia beneficia a la humanidad a través del desarrollo, la aplicación y el intercambio del conocimiento. Mediante la educación, la ciencia fomenta el pensamiento crítico y es una herramienta de empoderamiento.

Por eso en Puerto Rico, y en muchas otras partes del mundo, gran parte de la investigación científica es financiada con el dinero de los contribuyentes. Porque, en otras palabras, la ciencia es un servicio público. 

Y si hay algo que ha quedado increíblemente claro durante el pasado mes de terremotos, es que la ciencia es un servicio público esencial para el bienestar de Puerto Rico. Durante las pasadas semanas, la ciencia boricua se ha crecido. A pesar de los recortes de presupuesto y de estar bajo constante amenaza, la Red Sísmica de Puerto Rico continúa haciendo una labor titánica monitoreando los terremotos, educando e informando al país. Sus científicos trabajan horas largas recopilando, analizando, e interpretando datos geológicos para proteger vidas. Expertos y ex-alumnos de la Red Sísmica han dado docenas y docenas de entrevistas a los medios locales e internacionales. 

Expertos boricuas en instituciones dentro y fuera del país han escrito artículos de periódicos, blogs, y columnas de opinión, y creado videos y podcasts. Otros han entablado conversaciones con la gente en los medios sociales y hasta en las plazas públicas, contestando preguntas, desmintiendo mitos, y apaciguando inquietudes. Grupos estudiantiles han llevado actividades de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas para educar y entretener a gente de todas las edades en refugios y campamentos en el sur de la isla. Organizaciones científicas han hecho colectas de donativos, creado campañas educativas y eventos informativos.

Pero la realidad es que la ciencia boricua siempre ha estado presente y al servicio de Puerto Rico. La comunidad científica lleva décadas diciendo que había que prepararse para un terremoto fuerte y actualizar la política pública del país para mejorar la infraestructura, la seguridad, y la conciencia sísmica, entre otras cosas. Más aún, la comunidad científica lleva décadas diciendo “estamos aquí para ayudar con todo eso". Recuerdo cuando poco después del terremoto que devastó a Haití en 2010, varios científicos puertorriqueños fueron invitados a comparecer frente al Senado de Puerto Rico para ofrecer sugerencias sobre cómo mejorar la seguridad pública ante los terremotos. ¿Qué hicieron los legisladores con esas recomendaciones? Nada.

A diario—a través de mi trabajo con Ciencia Puerto Rico, la red de científicos puertorriqueños más numerosa del mundo—soy testigo del compromiso con el servicio público y cívico que tiene la ciencia boricua con Puerto Rico. Una y otra vez veo a una comunidad científica puesta pa' seguir poniendo su peritaje al servicio del país; para que el archipiélago esté mejor preparado e informado ante huracanes, terremotos, el cambio climático y lo que venga. Más aún, la comunidad científica está puesta pa’ informar y ayudar a forjar una política pública basada en evidencia para ayudar a prevenir los desastres políticos que tanto daño le han infligido al país luego de las catástrofes naturales de los pasados tres años. Y así seguirá la ciencia boricua: puesta pa’ servir.

La autora es neurobióloga y divulgadora científica.