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Los ciudadanos comunes y la desertificación

Imagen de Caribbean Youth Environment Network (CYEN-PR)
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Por: Amy Orta

Un desierto, un día de altas temperaturas y dónde la lluvia es escasa, fue la primera imagen que tuve cuando supe que el término “desertificación” existía. Aunque la palabra desertificación es un proceso mucho más complejo de lo yo acabo de describir, cuando escuchamos el término “desertificación” sí debemos pensar en cómo nuestras actividades pueden crear unos procesos donde se ve afectado al terreno y todo lo que depende él.

La desertificación ocurre cuando el suelo se degrada al punto que deja de ser fértil y las dos opciones que tenemos son: abandonar ese suelo e ir en busqueda de otros suelos fértiles para prácticas de agricultura o trabajar la tierra para volverla fértil una vez más. Así que si en Puerto Rico se agravan los suelos por la desertificación, sería un reto adicional para nosotros lograr obtener nuestros alimentos locales. Por lo tanto, en Puerto Rico debemos prepararnos para cuando se aceleren los cambios climáticos saber cómo enfrentar el problema, mientras aseguramos que existan alimentos locales en producción durante todo el año.

Muchos de nosotros nos estaremos preguntando, ¿pero qué yo puedo hacer acerca del problema de la desertificación, si yo no soy agricultor(a), no trabajo con ganado y tampoco trabajo en una agencia pertinente? La realidad es que nosotros los ciudadanos comunes, sí tenemos a nuestro alcance herramientas que nos puedan ayudar a contribuir en nuestro país y evitar el degradamiento de los suelos.

Nosotros pasamos por una sequía reciente durante el 2015. Las primeras semanas de la sequía muchos no se sentían amenazados por ella, porque cada vez que abrían la pluma para lavar los trastes o para bañarse el agua salía al instante. Muchas veces es difícil darse cuenta que tenemos un problema de abastecimientos de agua cuando el agua aparece justo cuando la necesitamos. No es hasta cuando el gobierno raciona el agua para asegurar la mayor disponibilidad a la mayor cantidad de habitantes que entonces nos damos cuenta del problema e intentamos hacer algo al respecto.

Por lo tanto, para proteger los suelos de la desertificación, debemos tener una actitud de prevención, más no una reaccionaria. Es decir, en el tema de la sequía, que si los expertos nos dicen que estamos en temporada de sequía, debemos tomar medidas que prevengan o alivien la situación mucho antes a que nos racionen el agua. En el caso específico en el tema de la desertificación, el tomar medidas tan simples como evitar la promoción de deforestación desmedida ayuda a proteger los suelos de la erosión.

No necesitamos ser científicos ni legisladores para evitar la desertificación. Necesitamos ser ciudadanos comunes que nos educamos continuamente sobre cómo podemos aportar a la protección de nuestros suelos. Apoyar proyectos donde se protejan las tierras agrícolas, denunciar a ofensores que contaminan nuestros cuerpos de agua y promover las mejores practices agrícolas son algunas de las tantas maneras que tenemos para prevenir la desertificación. Nos quedan muchos retos como país, pero no es tarde para empezar a cambiar lo que nos aqueja.