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Nuestras aguas ante la posible privatización de la AEE

Imagen de Caribbean Youth Environment Network (CYEN-PR)
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Por: Amira Odeh Quiñones

La privatización de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) es un tema de mucho debate en Puerto Rico. Debido a años de poco mantenimiento y problemas políticos, la AEE ha enfrentado muchas dificultades y ha causado una mala calidad de servicio a los clientes. Aunque la privatización cuenta con el apoyo de una gran parte de la población, existen muchas conversaciones y preocupaciones sobre la efectividad y beneficios reales de tomar este paso.

Una de las preocupaciones en cuanto a la privatización de la AEE es nuestro acceso al agua.

La AEE es dueña y administradora de 12 de los principales embalses de Puerto Rico. Además, es quien suple la electricidad para su principal cliente: La Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA).

Con una AEE privada, estas son algunas de las cosas que enfrentaríamos en cuanto a nuestro acceso al agua:

Mayor costo del agua de la pluma:

El procesamiento, filtración, bombeo y limpieza del agua de la AAA conlleva un extenso gasto energético. En el 2012, por ejemplo, la AAA gastó $183 millones en energía eléctrica. Es por esto que el gobierno ayuda a subsidiar estos costos, lo cual puede ocurrir gracias al estatus público de la AEE.
Con una AEE privada, estos costos de electricidad aumentarían, reflejándose en una factura de la AAA mucho más alta de lo que estamos acostumbrados a ver los 1,237,935 de clientes del servicio.

Además, los altos costos energéticos junto con los actuales problemas económicos de la AAA, podría resultar en una degradación de la calidad del agua de la llave o del proceso de limpieza de las aguas usadas.

Mantenimiento de embalses:

Los embalses necesitan monitoreo, vigilancia, materiales, mantenimiento y mucho más. En los 12 embalses de la AEE se cumple con la mayoría de esto debido a que es responsabilidad del gobierno. Cosas tan necesarias y costosas como el dragado de los embalses y el manejo de las cuencas para prevenir mayor sedimentación, seguiría sin llevarse a cabo. Esto continuará afectando la disponibilidad futura del agua y vida útil de estas construcciones.
Si estos embalses pasaran a mano privada, el cuidado de los mismos no conllevaría muchas ganancias. Si la compañía privada no ve amplias ganancias, no tendría necesidad obligatoria de mantenerlos.
 

Tabla 1. Embalses propiedad de la AEE y la capacidad restante que tienen de acumulación de agua debido a la sedimentación

Embalses

Capacidad último estudio (Mm³)

Capacidad restante

Caonillas

42,27

74%

Carite

10,47

75%

Comerío II

--

--

Dos Bocas

16,74

43%

El Guineo

1,89

82%

Garzas

4,99

88%

Guajataca

42,28

86%

Guayo

16,57

84%

Lucchetti

10,21

54%

Matrullas

--

82%

Patillas

13,57

74%

Prieto

0,223

17%


Futura escasez de agua:

En el 2015 vivimos la sequía más fuerte que hemos tenido en la historia del país. Estudios y modelos científicos para el resto del siglo determinan que continuaremos teniendo eventos similares y más fuertes.

El cambio climático en muchas áreas causará menor precipitación. Según modelos, la precipitación con reducción más marcada se observará sobre los embalses Caonillas, Carite, Cerrillos, La Plata y Patillas quienes al 2050 recibirán respectivamente -19,5%, -20,7%, -19,5%, -19,7% y -19,6% de precipitación. Siendo 3 de los 5 más afectados (Caonillas, Carite y Patillas) propiedad de la AEE.

Luego de vivir un fuerte racionamiento de agua y el miedo de no saber cuando tendríamos lluvia nuevamente, es preocupante poner en manos privadas un recurso tan importante como el agua. Alrededor del mundo se han visto casos donde se le cobra a las personas cantidades ridículas por el agua e incluso donde se le impide a la población el recoger agua de la lluvia con la excusa de que la misma va a parar al río o lago, propiedad de una empresa, por ende siendo propiedad privada.

Huracanes:

Luego del huracán María, el noroeste de Puerto Rico se encontraba en alerta debido a la rotura y potencial colapso de la represa Guajataca, poniendo en riesgo de inundación a miles. En huracanes u otros eventos de fuertes lluvias, lo mismo podría ocurrir en otros embalses. El tener estos en manos de una compañía traería preocupaciones. ¿Qué ocurre si la compañía muestra no ser confiable? ¿Qué pasaría si la compañía privada trabaja de manera desorganizada? No tendríamos garantía de que esta responda, haga sonar las alarmas correspondientes o tome acción para evitar una catástrofe.

Ya en Puerto Rico hemos visto como servicios pasan de manos públicas a privadas y como muchas personas continúan insatisfechas o desconfiando de la compañía.

En Puerto Rico necesitamos una reforma en nuestro sistema de energía. Es urgente movernos a alternativas modernas, renovables y que sean eficientes para el funcionamiento adecuado de todo lo que mueve nuestra economía y sociedad. Aunque tenemos que trabajar en ello, es necesario antes detenernos y considerar cuáles podrían ser los efectos secundarios de nuestros actos y cómo evitar los mismos.