Arriba, Aura está montando la trampa. Abajo, se muestra el densiómetro y a Aura separando los especímenes recolectados. (Suministradas)
Iba caminando y pensando dos cosas: en que ya no aguantaba las piernas y en que quería ver un coquí. Llevábamos casi cuatro horas bosque adentro en El Yunque. Aunque quería mirar hacia arriba y apreciar el revolú de estrellas, tenía la mirada hacia abajo para que la linterna en mi cabeza iluminara el camino. Caerse en una vereda de esas, llenas de piedras y raíces, mientras se carga un bulto lleno de instrumentos científicos, no debe ser bonito. Hubo ocasiones en que resbalé, pero aún no me caía. Yo iba atrás en la fila, caminando lento para ver si lograba ver un coquí, pero sin perder el paso del equipo. “Mira, Luis”—dijo Aura al ratito. Y allí estaba, tranquilito en un tronco, listo para la foto. Luego de eso, ella nos pidió que apagáramos las linternas.
La pandemia de COVID-19 ha tenido un serio impacto en los pacientes de cáncer, sus familiares y cuidadores. En general, los pacientes de cáncer tienen un mayor riesgo de infectarse con el coronavirus (y cualquier otra enfermedad infecciosa) debido a que su sistema inmunológico se debilita a causa de tratamientos como la quimioterapia o el cáncer en sí mismo. Los pacientes de cáncer también están en mayor riesgo de sufrir consecuencias severas relacionadas al COVID-19.
La Dra. Carmen Maldonado Vlaar con dos miembros de su laboratorio, examinando un tubo de muestra.
“Lo que sería ideal es que hubiese equidad de género y de raza en la ciencia, todos representados de manera equitativa.” Esa la meta más grande de la científica puertorriqueña, la Dra. Carmen Maldonado-Vlaar, quien se ha distinguido como investigadora y como mentora en el campo de la neurociencia. Además de desarrollar conocimiento acerca de los mecanismos de adicción, ha abierto caminos para la nueva generación de científicos/as latinos/as.
Muchas personas han expresado preocupación sobre las vacunas contra COVID-19, pese a que existen varios mecanismos de monitoreo y vigilancia para garantizar su seguridad.
Las vacunas contra COVID-19 de Pfizer y Moderna requieren dos dosis, administradas con 21 y 28 días de diferencia entre cada una. ¿Por qué dos dosis?
Nuestro sistema inmune es como un campo de batalla y sus soldados necesitan un entrenamiento efectivo para poder combatir agentes externos, dañinos a nuestro cuerpo. Las vacunas son parte esencial de este entrenamiento, y como cualquier entrenamiento, toma tiempo y práctica.
Ciencia Puerto Rico colaboró con el periódico Primera Hora en la producción de este Facebook Live entre la periodista Keishla Carbó Otero y la epidemióloga Dra. Roberta Lugo Robles sobre la vacuna de COVID-19 creada por la compañía Pfizer que se comenzó a administrar en Puerto Rico el 15 de diciembre de 2020.
¿Sabías que el color de las mariposas, el desarrollo del corazón, y la resistencia de ciertas bacterias al peróxido tienen algo en común? Todos son el resultado de la interacción entre proteínas y ácidos nucleicos (como el ADN). Descubrir y entender las interacciones entre estas dos moléculas importantes para la vida es muy importante para explicar procesos biológicos y es precisamente la meta principal del Dr. José A. Rodríguez-Martínez. Como investigador principal y Catedrático Auxiliar en el Departamento de Biología de la Universidad de Puerto Rico de Río Piedras (UPR-RP), él desarrolló un método para interrogar a cualquier proteína y preguntarle, ¿con qué secuencia de ácidos nucleicos interaccionan?