Adaptados a la caverna

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Por Francisco Quiñones Maldonado / Especial el Nuevo Día endi.com Aguadilla - Si alguna vez escuchó hablar del Mito de la Caverna, hasta al mismo Platón le sorprendería saber que en las profundidades subterráneas existen criaturas acuáticas y anfibias, cuya evolución les ha privado de regresar a los mares o la superficie. A estas especies, descritas por el profesor Carlos Conde Costas, como “sobrevivientes, luchadores y seres asombrosos e inconspicuos”, se les denomina troglobios. De una manera más simple, el profesor de Biología e hidrólogo de profesión, quien ha dedicado varias décadas de su vida al estudio de estos diminutos crustáceos, los define como “los verdaderos habitantes cavernícolas”. Al igual que los hombres en el Mito de la Caverna, los troglobios alguna vez formaron parte de otros hábitats, pero luego de mucho tiempo en la oscuridad se adaptaron a la vida dentro de la caverna, lo que les imposibilita regresar a los mares. “Los troglobios quedaron atrapados en las cavernas al cambiar las mareas durante la época del pleistoceno (aproximadamente cinco millones de años atrás)”, explicó Conde. El aislamiento, el apareamiento continuo entre las colonias que quedaron cautivas en las rocosidades y corrientes subterráneas y las nuevas condiciones de vida, provocaron la evolución de los troglobios. Dicha evolución presenta rasgos progresivos y recesivos. “Entre los rasgos progresivos presentan un metabolismo mucho más lento y mayor longevidad que otros crustáceos, y como rasgos recesivos están la perdida de visión y pigmentación”, explicó el profesor. Precisamente, estas últimas dos características son las que no permiten que estas especies puedan emigrar fuera de las cavernas. “Una especie que quedó ciega no puede sobrevivir fuera de la caverna. Una especie que perdió la pigmentación es un blanco fácil en un hábitat diferente al de las cavernas, así que no pueden sobrevivir fuera de las cavernas”, manifestó el profesor. El descubrimiento de los troglobios, seres que lograron evolucionar y subsistir en las condiciones más adversas e inhóspitas para la vida, es sumamente reciente. Los primeros especímenes se detectaron en la década de 1950, y en la actualidad se han identificado entre 50,000 a 100,000 especies en el mundo. En algunos países se han descubierto incluso peces troglobios. Sin embargo, en Puerto Rico sólo se han identificado 13 especies de troglobios, todas crustáceas y una de ellas endémica (única de Puerto Rico). De estas especies, la de mayor jerarquía taxonómica es la Thyplhlatia Monae, conocido comúnmente como el camarón de cueva. Esta especie, que apenas llega a medir una pulgada, es también la de mayor tamaño. Mientras que la Allowecklya Guernee es un anfípodo que fue detectado a principios de los 60 en el Parque de las Cuevas del Río Camuy y, aunque según Conde el universo de los troglobios a nivel mundial es uno prácticamente virgen, hasta ahora se cataloga como una especie única de Puerto Rico. La investigación sobre troglobios de Conde, fue incluida en el quinto congreso de la Federación Espeleológica de América Latina y el Caribe, que se celebra en el Recinto de Aguadilla de la Universidad de Puerto Rico, donde este dictó una charla sobre el tema ayer.