Alivios para el déficit de atención

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Por Carmen Millán Pabón / cmillan@elnuevodia.com De ser dos hermanas con problemas de atención, Sharimar y Samaris Báez Mercado, de 11 y 12 años, respectivamente, se han convertido en dos estudiantes que figuran en el cuadro de honor del Colegio Santísima Trinidad, en Ponce. Lo curioso es que no superaron su problema de atención a base de medicamentos, como podría suponerse. Las dificultades que perjudicaban su desempeño académico cuando tenían 7 y 8 años estaban relacionadas a una función visual inadecuada, aunque éste no era un factor en el que hubiera pensado su madre, Jomaris Mercado, ya que las niñas veían bien. “Samaris estaba bien inmadura en su área visomotora. Estaba a nivel de bebé, sin enfoque, con el sistema visual desorganizado. Sharimar también tenía déficit de atención y se estaba quejando mucho de dolores de cabeza”, recordó Jomaris, como si hablara de una pesadilla de aquellos primeros grados escolares. A ambas niñas se les hicieron los respectivos exámenes, evaluaciones, terapias y espejuelos. Como resultado, están más centradas, enfocadas y se pueden concentrar en lo académico. El concepto de que buena visión es tener 20/20 no es indicativo de cómo la persona se conduce visualmente para procesar la información, indicó la optómetra conductivista del Centro para el Desarrollo de la Inteligencia Visual y Académica (DIVA), Tirsa Quiñones. Para ella, la evaluación de un niño con problemas de atención, debe comenzar con un examen de la destreza óculo motora; esto es, cómo el niño puede o sabe mover sus ojos para hacer búsquedas visuales, seguimiento visual, y seguir secuencias. Sin esa destreza, los ojos no “buscan, recogen y procesan” la información para que llegue al cerebro, explicó. “Nadie nace con ella. La buena noticia es que se puede aprender”, añadió Quiñones. Otras alternativas Entretanto, la psicóloga clínica María Melissa Velázquez, cuyas estrategias de tratamiento para niños con problemas de atención incluyen trabajar con las destrezas de organización y motivación, e incluye adiestramiento a padres y participación en grupos de apoyo, reconoce que en algunos casos severos, la medicación pudiera ser necesaria. Pero antes de buscar esa alternativa, recomienda a los padres que intenten la terapia visual conductivista, la quiropraxia y los cambios en dieta. Según el médico quiropráctico Sebastián Bonnín, condiciones como los problemas de atención, asma e infecciones crónicas de garganta y oído son tratables con ajustes quiroprácticos. “Dentro de la columna está el sistema neurológico, que es utilizado por la inteligencia innata del cuerpo para mantener el organismo controlado y coordinado. Cuando una vértebra o hueso de la columna se desalínea, se irritan los nervios afectando el tono del sistema nervioso en su totalidad”, explicó el especialista. En esos casos, se afecta la habilidad del autocontrol y la autocoordinación. “Cuando un niño está subluxado (es decir, con las vértebras desplazadas de su posición natural), es como una guitarra desafinada”, dijo. Los quiroprácticos reajustan las vertebras para “afinar” el sistema neurológico. “Cuando esto ocurre, el cuerpecito del niño empieza a funcionar mejor”, concluyó Bonnín. Sin embargo, no todas las alternativas funcionan igual con todos los niños, apuntó la infectóloga pediátrica y profesora del Colegio de Homeópatas, María E. Carrascal Muñoz. Por eso, recomendó que siempre hay que consultar el padecimiento con un médico.