Coge vuelo la cotorra boricua

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Sandra Caquías Cruz / scaquias@elnuevodia.com

ARECIBO – Las montañas de Maricao, o tal vez las de Isabela, podrían convertirse en el tercer lugar escogido para reproducir la cotorra puertorriqueña (Amazona vittata).

Esta especie endémica está en peligro de extinción y los esfuerzos para recuperar su población de 13 individuos a 500 ha tomado 45 años y miles de millones de dólares.

La ubicación de un nuevo aviario, decisión que se tomaría hoy, obedece al éxito de reproducción que se ha reportado en los dos aviarios especializados en la reproducción de iguaca, nombre que los taínos usaban para referirse a esta ave.

Un tercer aviario es necesario para ubicar, en otro punto del país, bancos genéticos de la cotorra puertorriqueña. “Más de 40 años después estimamos que hay entre 450 y 500 cotorras (388 de ellas en cautiverio)”, informó Carmen Guerrero, secretaria del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA).

El gobierno federal invierte anualmente $1.2 millones en el aviario ubicado en el Boque nacional El Yunque y el DRNA otros $300,000 anuales en el aviario del bosque Río Abajo, de los cuales $122,000 también son fondos federales, informó Guerrero.

La funcionaria hizo las expresiones durante un recorrido por el aviario de Río Abajo, junto a empleados del Servicio Forestal de los Estados Unidos y el Servicio de Vida y Pesca Silvestre, agencias federales que también forman parte del proyecto para proteger y reproducir la cotorra.

“La temporada de reproducción de 2013 fue histórica”, subrayó por su parte Gustavo Olivieri, coordinador del programa en el bosque Río Abajo. “Tuvimos 31 parejas anidando simultáneamente en cautiverio”, destacó.

En las instalaciones del bosque Río Abajo lograron este año el nacimiento de 51 volantones (pichones que salieron del nido) en cautiverio y otros 15 en estado silvestre, esa cifra superó el récord de 34 pichones anuales.

La cantidad de cotorras que actualmente se encuentra en libertad en el área de Río Abajo ronda entre 64 y 112 ejemplares. En el bosque El Yunque se estima que hay entre 15 y 25 aves.

El programa de reproducción de la cotorra puertorriqueño comenzó en 1973 en el bosque El Yunque. Diversos factores, entre ellos, depredadores como el guaraguaos de cola roja, así como la humedad del bosque, lo que les provoca que se enfermen con relativa frecuencia, no favorecen la reproducción de la cotorra en ese lugar.

“El Yunque no es el mejor área para la cotorra”, aseguró Maricel López, directora del proyecto que abrió camino a un segundo aviario operado por el DRNA.

Ese segundo aviario fue establecido en el bosque Río Abajo, jurisdicción de Arecibo. Esto fue en el 2006. Se le conoce como aviario José Luis Vivaldi Lugo. El proyecto de reproducción de la cotorra, con un sinnúmero de jaulas, se extiende a lo largo de cuerdas del espeso bosque.

Las cotorras que han sido liberadas durante los años que lleva de establecido ese aviario han sido avistadas en Utuado, Morovis, Hatillo e Isabela, algunas a más de 30 kilómetros del bosque Río Abajo.

“Estos datos son muestras de adaptabilidad de la cotorra puertorriqueña”, destacó la titular del DRNA.

Sorpresa natural

Los árboles del bosque Río Abajo, junto a la mano diestra de siete empleados del programa de recuperación de esta cotorra, se acaban de apuntar un importante logro en este proyecto: una pareja de cotorras que había sido liberada escogió una cavidad natural y estableció su nido ignorando los que suelen colocar empleados del programa.

El nido, descubierto por Tomás Medina y John Piel Banchs, empleados del DRNA, fue celebrado por todos los oficiales porque les corroboró la sobrevivencia de las cotorras. Y es que las cotorras liberadas reciben asistencia tanto para sus nidos como para la alimentación, esta última con frutos que le ubican en lugares específicos.

El personal también las asiste colocándole cavidades naturales, específicamente troncos de árboles, entre ramas y copas de otros árboles con el propósito de que desarrollen sus nidos.

“Si hubo algo que afectó grandemente y casi extinguió a la cotorra puertorriqueña fue la deforestación”, señaló la secretaria del DRNA.

Este año la tasa de mortalidad de las cotorras en cautiverio fue de un 1%. En años anteriores llegó a 3.6%. La supervivencia de las cotorras que son liberadas se estimada en un 65%.

Existen leyes federales y estatales que definen como delitos graves y menos grave el causar daños a estas especies y una violación de esos estatutos con llevan multas que pueden alcanzar los $50,000 e incluso tras años de cárcel.

Los funcionarios hicieron un llamado a proteger estas aves que pudieran llegar a cualquier punto del país. Se pueden identificar porque el color rojizo sobre el pico y un anillo blanco alrededor de los ojos.

El pico, al igual que el anillo del ojo, es blanco. Otra de las características es que el rabo es pequeño de corte cuadrado, contrario al rabo largo y puntiagudo de un perico.

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