A crear la consciencia sísmica

Este artículo es reproducido por CienciaPR con permiso de la fuente original.

PDF versionPDF version
Por Antolín Maldonado Ríos / arios@elnuevodia.com Eran las 4:30 de la madrugada, y por fortuna, el puertorriqueño Antonio Mejías no se encontraba cerca de su librero cuando se vino abajo por la fuerte sacudida del terremoto de 6.6 en la escala Richter, que sorprendió a Los Ángeles mientras dormía un día como hoy hace 16 años. “No tenía nada sujetado y todos los tablilleros se me cayeron. Afortunadamente eso fue lo peor”, contó Mejías, residente en Echo Park, a cinco millas del centro de la ciudad californiana. Aquella experiencia le mostró la necesidad de establecer un plan de emergencias familiar para contrarrestar los efectos de un fenómeno como el que golpeó esta semana a Haití. “Mi principal medida de seguridad en casa es la de asegurar que mis tablilleros de libros estén bien sujetados a la pared”, comenta ahora. Esto no tiene nada de raro: según la geóloga de la Red Sísmica de Puerto Rico, Gisela Báez Sánchez, la ciudadanía tiende a responder al llamado a prepararse cuando ha vivido en carne propia los estragos de un terremoto. Un sondeo informal de El Nuevo Día en Caguas reveló que muchos ciudadanos no cuentan con un plan para enfrentar la eventualidad de que aquí ocurra un terremoto, lo que expertos vaticinan que podría ocurrir en cualquier momento. Aunque la mayoría apenas se siente, Puerto Rico ubica en una región de mucha actividad sísmica. La Red registró el año pasado 2,771 temblores -considerado como “normal” por los científicos-, mientras el 2008 cerró con 1,764. Ninguno produjo víctimas ni daños. Nilsa Ramos sonrió tímidamente cuando se le preguntó qué haría en tal caso. “De lo poco que hablan, que dicen... que si te metas aquí o que hagas esto. Cosas así. Aunque a la hora que pase algo, salga corriendo”, dijo la cidreña. Manuel Cuadrado, empleado de una megatienda dedicada a la venta de materiales para mejoras al hogar y efectos de ferretería, resumió la respuesta de la mayoría de los entrevistados: “Puerto Rico yo no creo que está preparado para esas cosas. Porque no hemos sentido un temblor de esa magnitud (los 7.0 del terremoto de Haití) y hasta que uno no lo sienta, no va a saber si estamos preparados o no”. “Nos vamos a preparar el día que haya uno”, sentenció. Urge la consciencia sísmica De acuerdo con la geóloga Báez Sánchez, “la Red Sísmica impacta a miles de personas todos los años en diferentes charlas, talleres y seminarios en escuelas públicas, hospitales, agencias de gobierno y edificios privados, iglesias y comunidades. Se va semanalmente todos los días”. Lo que determina la efectividad de esta campaña educativa, dijo, es el interés que la gente preste a este asunto y que asuma lo que la Red Sísmica define como “conciencia sísmica”. “A veces vamos a conferencias donde llegan sólo cinco o seis personas. Es importante que la gente también ponga de su parte y nos llame. Las conferencias son gratuitas y la información también está en internet (http://redsismica.uprm.edu)”, informó la geóloga. Tenga lo esencial a mano Entre las medidas preventivas que recomiendan las autoridades destaca que prepare una mochila que contenga un botiquín de primeros auxilios, comida enlatada, agua potable, linterna, un radio portátil y baterías. Y entre las medidas de seguridad en el hogar se sugiere tener suficiente comida enlatada y agua embotellada para subsistir varios días. Además, las autoridades aconsejan que evite salir a la calle durante el sismo y, si posible, pararse debajo del arco de una puerta, que se supone que es la estructura más fuerte y resistente de una casa. En Los Ángeles, si Mejías está en su casa y la tierra tiembla, cuenta que se para de inmediato a la entrada del baño. En esa ciudad, donde los temblores se sienten con frecuencia, el Estado mantiene una intensa campaña educativa que incluye anuncios de radio y televisión. Mina Andújar, empleada municipal en el Departamento de Manutención de Menores en Placerville, al este de Sacramento, la capital del estado, ha aprendido a tomar estas medidas desde que se mudó desde Chicago. “En mi caso, mi novio y yo tenemos un 'backpack' (mochila) para cada uno en el auto. Allí tenemos una sábana, papel de baño, 'flashlight', vasos, y hasta unos 'walkie talkie' que cubren unas 10 millas de distancia”, dijo Andújar. También guardan en el auto una tarjeta con números telefónicos para llamar en caso de una emergencia. Sus documentos de valor, como el título de propiedad y las pólizas, están en el banco. La reportera colombiana Patricia Prieto también tuvo que tomar el asunto en serio cuando se fue a vivir a Los Ángeles. “Aquí estamos en alerta de un terremoto de gran magnitud y eso me hizo estar más consciente de poner en práctica las recomendaciones preventivas de la Cruz Roja de América, FEMA y el Departamento de Bomberos”, comentó. Prieto dice que tiene una linterna al pie de la cama que toma tan pronto siente un movimiento de la tierra. Además de que escogió un lugar seguro en la casa donde ubicarse durante el temblor. Ahí tiene a la mano agua embotellada y artículos de primeros auxilios. “Los Ángeles es una ciudad sísmica”, dijo Prieto, “y sus residentes están conscientes de esto. Por lo tanto, tratan de estar siempre preparados para un terremoto de gran magnitud ya que, de cuando en cuando, la misma naturaleza se encarga de recordárnoslo”.