Delicado tesoro de nuestro pasado taíno

Este artículo es reproducido por CienciaPR con permiso de la fuente original.

PDF versionPDF version
Por Ricardo Cortés Chico / rcortes@elnuevodia.com endi.com UTUADO - Cuidadosamente, Rigoberto Román mojaba con un paño los alrededores de la inscripción de piedra. Los movimientos eran circulares y precisos. No podía adentrarse en las líneas grabadas en la piedra que formaban la llamada “mujer de Caguana”. Por 20 años, Román, uno de los encargados del mantenimiento del Parque Ceremonial Indígena de Caguana, vio cómo poco a poco estas piedras que contienen de las más famosas muestras del arte rupestre taíno fueron deteriorándose por el hongo y las algas que se le impregnaban. Ayer, sin embargo, era parte de cerca de una docena de personas que trabajaban en la limpieza y restauración de estas piedras. Los resultados, que iniciaron el martes, lo complacían. “Esto ahora resalta. Era algo que querían los visitantes porque ya no se veían los dibujos. Se necesitaba esto con urgencia”, dijo mientras señalaba los contrastes entre las áreas ya trabajadas y las aún por trabajar que conservaban colores opacos. Según Laura del Olmo, directora del Programa de Arqueología del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP), estaban afectadas por varios tipos de algas y hongos, característicos en las zonas húmedas del centro de la Isla. La última vez que se realizó este tipo de limpieza fue en el 2004, pero debido a la gran concentración de humedad en el área volvió a resurgir. “Estaban bien malitas. Casi ni se distinguían los diseños”, dijo Del Olmo, al precisar que en la plaza principal hay al menos unos 22 petroglifos. La funcionaria señaló que la limpieza de la mayor parte de las algas se realiza aplicando una solución de agua destilada, acetona, alcohol y jabón no iónico. Para sacar el liquen, compuesto de algas y hongos, se aplica un biocida y luego se le colocan bolsas oscuras sobre la piedra para evitar la luz solar. Del Olmo señaló que el ICP realizará, además, otras mejoras al parque ceremonial, como la estabilización de las piedras alrededor de los bateyes, la construcción de trincheras para evitar inundaciones en las plazas y la creación de veredas para que en eventos de lluvias los visitantes puedan apreciar las instalaciones. Sostuvo que el museo, en remodelación hace varios años, estaría listo para finales de este año, lo que complementará significativamente los ofrecimientos del parque. De hecho, Del Olmo y el arqueólogo Pedro Alvarado señalaron que dentro de las consideraciones futuras del parque se encuentra trasladar las piezas con los petroglifos más impresionantes dentro de un ambiente controlado en el museo y colocar réplicas en la plaza.