Dr. José Cordero: regresa a su tierra como decano

Este artículo es reproducido por CienciaPR con permiso de la fuente original.

PDF versionPDF version
Por: Zenaida Ramos Ramos/ESCENARIO Fuente: El Vocero Desde que el doctor José Cordero dejó su tierra borinqueña para estudiar pediatría en los Estados Unidos, añoraba regresar. Sus sueños se cumplieron el verano pasado, luego de vivir 33 años en suelo estadounidense, donde forjó una carrera sobresaliente, contribuyó a mejorar el bienestar de los niños y participó en investigaciones de gran envergadura en la salud pública mundial. El 2 de agosto de 2006 asumió el cargo de decano de la Escuela Graduada de Salud Pública y Facultad de Ciencias Biosociales, nombrado por el rector del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico, José R. Carlo. "Ha sido una oportunidad increíble, no sólo regresar a Puerto Rico y en vez de estar simplemente acostado en una hamaca poder contribuir a educar a los futuros líderes de Salud Pública en Puerto Rico, contribuir con todo lo que he aprendido en estos 33 años de estar en Estados Unidos", manifestó el Pediatra. Graduado de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras y del Recinto de Ciencias Médicas en 1973, continuó sus estudios en pediatría en Boston City Hospital y una maestría en Salud Pública en la Universidad de Harvard en Massachusetts. Dos de sus compañeros de estudio en Harvard le aconsejaron que se fuera a Atlanta, Georgia, a trabajar porque "era un sitio precioso, la primera es lindísima, no es muy frío y la gente es bien chévere". Reveló que solicitó empleo al Servicio de Inteligencia Epidemiológica (SIE) en 1979, lo aceptaron y fue asignado al programa de defectos congénitos. "Fui por dos años y me quedé por 27", dijo sonriendo. En el sitio cibernético de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, según sus siglas en inglés), se divulga que la primera investigación realizada por el doctor Cordero fue sobre tres casos de "una enfermedad genética poco conocida llamada síndrome de Bartler que reveló que los niños tenían una enfermedad diferente causada por una deficiencia de cloro en su fórmula para bebé a base de soya. Como resultado de esa investigación se promulgó el Acta sobre la Fórmula para Bebés de 1980 que requería que cualquier alimento que sirviera como la única fuente de alimentación tuviera todos los ingredientes nutritivos necesarios para que los bebés crecieran en forma saludable". También integró un equipo de investigadores que determinó que el ácido fólico en el régimen alimentario de las mujeres puede prevenir los defectos congénitos en los recién nacidos. "A principios de 1994, Cordero se unió al Programa Nacional de Inmunización como subdirector. Le dio al puesto un especial enfoque en la salud de los niños conforme el programa implementó la iniciativa de Inmunización de la Niñez que pretende incrementar la cobertura de inmunización entre los niños en edad preescolar", informan los CDC. Dirige Centro sobre Defectos Congénitos El doctor Cordero agregó que en el 2000, el Congreso de los Estados Unidos aprobó un estatuto para que los CDC establecieran un Centro Nacional para Defectos Congénitos. El director de los CDC para ese año, el doctor Jeff Koplan le encargó a su colega y ex compañero de estudio en Harvard que fundara el Centro. "Empecé como interino (en el 2001) y después me nombraron de verdad. Ahí estuve cinco años hasta ahora que vine para Puerto Rico", dijo el galeno, natural de Camuy. Como decano de la Escuela de Salud Pública se propone expandir la oferta educativa mediante el establecimiento de nuevos programas doctorales interdisciplinarios, que incluyan aspectos jurídicos, investigación comunitaria, derecho y salud pública, entre otras disciplinas. Además, desea integrar a la Escuela en la corriente global sobre la salud pública. "Creo que una de las cosas importantes que ha pasado en la Salud Pública es que ya no es un asunto local, es un asunto global. Al igual que la Internet une a todo el mundo, ya en la salud pública hay que estar unido y enlazado con todo. Pasa algo en China, empieza la influenza aviar y tenemos que saberlo en Puerto Rico. Ya estamos conectados a eso como si estuviéramos en Perú, en Madrid o donde sea, porque lo que pasa en todos esos países nos afecta a nosotros. Al estar en los CDC y haber desarrollado muchísimas amistades en todo el mundo nos ayuda a enlazar esos aspectos de la salud pública. Esa es una de las cosas que tengo más interés en poder hacer", afirmó el Decano. En torno a los posibles obstáculos que encontrará para poner en vigor sus proyectos educativos, aseveró: "Primero que nada, en todos los lugares, en el mismo CDC, siendo una agencia federal, aún en un lugar tan rico como Harvard, hay ciertos tipos de limitaciones… La burocracia siempre ha estado ahí. Cuando he tenido que lidiar con asuntos administrativos difíciles (en el RCM) hemos podido resolver los problemas. Me he encontrado con un equipo de trabajo donde tienen la dedicación de resolver los problemas… El punto es que para mí es si hay problemas, hay soluciones. Hasta ahora he encontrado gran respaldo en poder encontrar soluciones." Quien también fue hasta el pasado 31 de diciembre, Cirujano General Adjunto del Servicio de Salud Pública Federal en los CDC, reafirma que "es uno de los mejores momentos del Recinto de Ciencias Médicas, hay buen liderazgo y me he encontrado con un equipo de trabajo que tiene la dedicación de resolver los problemas". El ex presidente de la Sociedad de Teratología en los Estados Unidos, dedicada a prevenir los defectos congénitos, recibió un reconocimiento del Consejo Nacional de Acido Fólico en su reunión anual de septiembre de 2006. Asimismo, el pasado 25 de diciembre, la Asociación Americana de Salud Pública le otorgó el premio John Snow, por su contribución en el campo de la epidemiología.