Echa a correr la rueda del conocimiento

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Por Marie Custodio Collazo / mcustodio@elnuevodia.com El Nuevo Día El Fideicomiso de Ciencia y Tecnología llevaba algún tiempo en busca de una persona que reuniera experiencia y conocimiento para definir y potenciar la economía del conocimiento en la Isla. En el 2010, sus fiduciarios encontraron en Thomas Forest Farb el candidato idóneo. Un experto en el sector de biociencias, con décadas de experiencia como inversionista de riesgo y empresario probado tanto en Boston, Massachusetts como en China. Su misión en Puerto Rico: echar a correr de una vez y por todas el Fideicomiso de Ciencia, Tecnología e Investigación, creado en el 2004 mediante la Ley 214. El ente tiene como su principal objetivo definir y llevar a cabo la política pública para establecer una economía basada en el conocimiento en el País. En tanto, el ejecutivo vio la oportunidad de continuar en Puerto Rico su pasión por promover el empresarismo y la innovación, al contar en el Fideicomiso con el poder para influenciar la política pública de la Isla y con los fondos para implementar los programas necesarios para potenciar una economía basada en el conocimiento. Desde su llegada, Farb se dedicó a elaborar un plan para los próximos cincos años, en el que las prioridades fueran la comercialización de ideas, la atracción de científicos de alto nivel a Puerto Rico y la creación de un ecosistema para la innovación. Entre 2010 y 2014, el director ejecutivo del Fideicomiso propone invertir $45,872,000. De esta cifra, $28,315,000 están destinados a proyectos de infraestructura, como el edificio de Ciencias Moleculares, la Ciudad de las Ciencias, ambas en San Juan, y la Planta de Bioprocesos, en Mayagüez. Los restantes $17,557,000, dice Farb, son para programas directos de investigación, comercialización e iniciativas especiales. Farb también habla de aumentar la participación de las universidades privadas, en lugar de concentrar los fondos en la (UPR). El Fondo del Fideicomiso se nutre del reembolso del arbitrio del ron y del Fondo Centenario de la Universidad de Puerto Rico (UPR). Al presente, superar los $50 millones. Inyección en la Academia Una preocupación para Farb es que la Isla no recibe tanto dinero como debería de grants para investigación, a veces por la falta de recursos para parear los fondos. Una de las claves para atraer dinero para investigación es contar con científicos reconocidos que establezcan sus laboratorios aquí. “Pudimos traer gente maravillosa, y más recientemente trajimos dos profesores jóvenes que vinieron con cinco años de salario pagos por grants, que lo que necesitaban era dinero para el laboratorio”, indica Farb. El Fideicomiso aportó $1.8 millones para cubrir los salarios por tres años de los doctores Walter Fronteras y Steven Treistman, quienes realizan investigación y dictan cursos en el Recinto de Ciencias Médicas de la UPR. En tanto la inversión en los laboratorios de los neurocientíficos Martine Behra y Guillermo Yudowski fue de $800,000. Adicional, Farb dice que el organismo que dirige está interesado en ayudar a las universidades públicas y privadas a crear programas de maestría y doctorado que son necesarios para la economía del conocimiento y que no existen aquí. Por su parte, Joxel García, presidente de la Escuela de Medicina de Ponce y otrora subsecretario de Salud de Estados Unidos, señala que una aportación del Fideicomiso le permitirá contratar dos investigadores para apoyar el trabajo del doctor Jaime Matta en el área de farmacología. Del laboratorio al mercado El eje para de la iniciativa de comercialización es el establecimiento de una oficina de transferencia de tecnología para toda la Isla, formada por expertos que, como Farb, cuenten con el peritaje para guiar a las empresas jóvenes o startups en el proceso de llevar sus proyectos del laboratorio al mercado. “Estamos enfocados en contratar personas que puedan ayudar a los investigadores a obtener patentes y desarrollar su producto para comercializar”, comenta Farb, “esta oficina es bien necesaria porque estamos perdiendo dinero para investigación por no tenerla”. Uno de los recursos que esta iniciativa ha traído a Puerto Rico es Jesús Soriano. El doctor en medicina y en ciencias médicas con una maestría en Finanzas de la Universidad de Johns Hopkins por los pasados 12 años ha ayudado a establecer empresas de biociencias en Estados Unidos, algunas de las cuales cotizan en los índices bursátiles. Además de trabajar con organizaciones sin fines de lucro, como el Fideicomiso. “Las empresas de tecnología generan empleos bien pagos, pero necesitan inversión y asesoría”, expresa Soriano. No obstante, afirma que vale la pena, ya que las actividades de investigación y desarrollo alrededor del mundo ha mostrado tener un efecto multiplicados de $3.8 por cada $1 invertido. Soriano y Farb precisan que parte de los objetivos del Fideicomiso es crear empleos bien remunerados. La meta es generar 50,000 para el 2014, mediante los startups que reciban apoyo del organismo. Según un estudio de la Fundación Kauffman, los empleos nuevos en Estados Unidos los están creando las empresas jóvenes. Utilizando datos del censo, encontraron que los startups con un año o menos de fundación generan tres millones de empleos nuevos, mientras que las firmas maduras pierden un millón de plazas anualmente. Ricardo Rosselló, investigador en neurocirugía y bioingeniería en el Centro Médico de la Universidad de Duke y el Instituto Médico Howard Hugues, comenta que los países que están creciendo y desarrollándose tienen un modelo en el que los gobiernos y las grandes empresas multinacionales ya no son los ejes de cambio sino los pequeños y medianos empresarios, los científicos y los innovadores. “Hay que crear una plataforma en la que se le enseñe al pueblo puertorriqueño a no depender de un gobierno grande y paternalista, sino que dependa de sí mismo para crear planes y ponerlos a producir”, dice Rosselló, para quien el Fideicomiso se presenta como el vehículo para lograrlo. Cambio en la Ciudad Mientras, el proyecto bandera del Fideicomico, una Ciudad de las Ciencias que se levantará en los terrenos de la antigua penitenciaría estatala (Oso Blanco), sigue en la agenda del organismo. Sin embargo, la condición económica mundial ha hecho que Farb proponga cambiar el plan de desarrollo. “Creo que debemos comenzar con unos conglomerados de edificios cerca de la entrada de la propiedad y del Centro Comprensivo de Cáncer”, dice el ejecutivo. No obstante, en la agenda para los próximos años sigue en pie la construcción de un bulevar que conecte Oso Blanco con el Centro Médico y Centro de Cáncer. “También necesitamos crear un grupo asesor para el desarrollo de la Ciudad de las Ciencias, y hacer el proceso más participativo con la integración de las universidades privadas y del gobierno municipal”, sentencia Farb. Camino empedrado Cuando el ejecutivo presentó el plan ante la Junta de Fiduciarios, en mayo de 2010, recibió la aprobación unánime para ponerlo en vigor. Para esto, se requiere un presupuesto anual de $12 millones. Sin embargo, a poco más de un mes para que se termine el presente año fiscal, el Fideicomiso solo ha desembolsado $2 millones de lo que corresponde al 2010-2011. “La última vez que nos reunimos (la Junta) en persona fue en septiembre”, lamenta Farbs. Las reglas del Fideicomiso establecen que los contratos mayores a $50,000 deben pasar el cedazo de la Junta, como una medida de control. Sin embargo, lo usual era realizar reuniones trimestrales y conferencias telefónicas mensuales para agilizar el respaldo a las iniciativas. Según los fiduciarios no gubernamentales y Farbs, esto se debe a las dificultades de los representantes gubernamentales para coordinar las reuniones. En particular, señalan al director de la Junta de Directores, posición que le corresponde por ley al secretario de Desarrollo Económico. Negocios supo que los tres fiduciarios no gubernamentales que quedan en la Junta del Fideicomiso enviaron una carta al gobernador Luis Fortuño en la que le dejaban saber la situación. “Sus agendas (las de los funcionarios) tienen muchas prioridades que compiten, y las necesidades del Fideicomiso, como la participación en reuniones en periodos acordados, no son, necesariamente su prioridad”, expresa Fabrizio Bonanni, vicepresidente ejecutivo de Operaciones de Amgen y miembro de la junta de fiduciarios del Fideicomiso de Ciencia de Puerto Rico desde octubre de 2005. “Me gustaría que entendieran que los asuntos del Fideicomiso son de la máxima prioridad, ya que generarán nuevos trabajos buenos para los ciudadanos de Puerto Rico. ¿Qué podría ser más importante que eso?”, precisa. Los fiduciarios La junta del Fideicomiso está compuesta, según dispuesto por la Ley 214, por 11 personas: tres representantes de la industria, tres académicos y cinco miembros Ex Oficio. Estos últimos son el secretario de Desarrollo Económico, el director ejecutivo de la Compañía de Fomento, el presidente del Banco Gubernamental de Fomento, el director de la Oficina de Gerencia y Presupuesto y el presidente de la UPR. El Fideicomiso debe tener seis fiduciarios no gubernamentales y cinco gubernamentales. Sin embargo, al presente hay tres vacantes no gubernamentales, dos académicos y uno del sector empresarial. Mientras, los tres restantes culminan su término en octubre. En la carta que enviaron estos últimos al gobernador, también denuncian que los fiduciarios gubernamentales han obstaculizado la selección de personalidades de renombre para ocupar las vacantes. Negocios realizó múltiples gestiones para contactar al secretario de Desarrollo Económico, José R. Pérez-Riera, para obtener sus comentarios, y al cierre de esta edición no se recibió respuesta. Apoyo a la gestión Ante la parálisis que experimenta el Fideicomiso, investigadores y líderes del sector empresarial han expresado su preocupación de que se interrumpa el desarrollo de la economía del conocimiento por motivos políticos. Iván Lugo, director ejecutivo de Induniv una de las organizaciones que apoyó la creación del Fideicomiso, dijo que la idea de que fuera una entidad cuasiprivada era darle estabilidad y continuidad a la política de ciencia y tecnología, para que no se afectara con los cambios de gobierno. “El Fideicomiso es un instrumento poderoso e innovador para crear una alianza práctica entre el Gobierno, la Academia y el sector privado para fortalecer la ciencia y la tecnología en Puerto Rico y crear más y mejores empleos para el beneficio de los puertorriqueños”, expresa por su parte Bonanni. Mientras que para su colega en la Junta del Fideicomiso, el investigador Mariano García Blanco, la entidad podría ser “el único instrumento” para activar la economía. “El Fideicomiso busca invertir en las mentes de Puerto Rico. Son inversiones pacientes y que por la naturaleza tienen que trascender los vaivenes políticos transitorios a los que estamos acostumbrados”, afirma Daniel Colón, investigador y creador de la red CienciaPR. En tanto que Gualberto “Gil” Medina, el tercer fiduciario no gubernamental, afirma que si se logra un compromiso de todos los sectores, el Fideicomiso podría tener un impacto significativo en la economía del País. “Tenemos todo el tiempo del mundo para ser una economía subdesarrollada. Pero cada minuto que no se actúa la brecha entre Puerto Rico y el resto del mundo sigue aumentando”, sentencia Soriano.

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