El cáncer cervical: un enemigo silencioso

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Por Yaritza Santiago Caraballo / end.ysantiago1@elnuevodia.com endi.com Cuando María Cordero, de 41 años, notó que manchaba sangre sin estar en período menstrual y sentía dolor e inflamación en el abdomen, supo que algo no andaba bien. Cinco meses después de presentarse los síntomas, se realizó un examen médico que le reveló lo inesperado, tenía cáncer cervical o del cuello uterino. “No lo pude creer. Siempre pensé que tenía una infección grave, y no había ido al médico, lo dejé pasar, pensando que podría solucionarlo con pastillas y los jugos de cranberry que me recomendaban mis amigas”, dijo esta sobreviviente de este cáncer, que le fue diagnosticado hace tres años. Cada año, cerca de 196 mujeres en Puerto Rico son diagnosticadas con el quinto tipo de cáncer más común en la mujer puertorriqueña, y aproximadamente 49 mujeres mueren por ello anualmente, según datos del Registro Central de Cáncer de Puerto Rico, del Departamento de Salud. Una mujer puede tener esta condición y no saberlo durante años, según la ginecóloga Vivian Tamayo, pues este cáncer, que se forma en los tejidos del cérvix, el pasaje que conecta al útero con la vagina, crece lentamente, y los síntomas no aparecen hasta que las células cervicales se vuelven cancerosas e invaden tejidos vecinos. Entonces, tal como lo vivió Cordero, ocurre sangrado vaginal anormal que puede comenzar y parar entre los períodos menstruales regulares, ocurre después de las relaciones sexuales y en los lavados vaginales. “Yo sentía mucha molestia durante la intimidad y me dolía la parte de arriba del abdomen. Era de preocuparse”, sostuvo esta madre de tres varones adolescentes. Tamayo, también catedrática auxiliar del Departamento de Obstetricia y Ginecología del Recinto de Ciencias Médicas, dijo que otros síntomas que aparecen cuando la enfermedad está avanzada, es pérdida del apetito, pérdida de peso, fatiga, dolor en la espalda o dolor en las piernas. El cáncer cervical es producido por el Virus del Papiloma Humano (VPH), que se disemina a través de las relaciones sexuales. También, el fumar, tener muchos partos, e infectarse con el virus del sida son factores de riesgo. “Este virus es una causa necesaria para la enfermedad, lo que significa que la única manera que una mujer pudiera desarrollar cáncer del cuello uterino es si ha estado infectada por ese virus”, indicó Guillermo Tortolero, director del Programa de Control de Cáncer y Ciencias Poblacionales del Centro Comprensivo de Cáncer de la Universidad de Puerto Rico. El doctor explicó que la infección por VPH es común, y que el sistema inmunológico elimina la mayoría de las infecciones. Sólo aquellas que persisten por varios años, conducen al cáncer cervical, que representa el 4% de todos los casos de cáncer. Cordero es un vivo ejemplo de que la detección temprana salva vidas. Esta mujer contó que todos los años se hacía exámenes de rutina, incluyendo el Papanicolaou, que permite detectar cambios anormales en el cérviz. No obstante, dijo que se descuidó al no hacer a tiempo los estudios que le refirió su médico ante el panorama que presentaba. Según ella, la falta de tiempo y el miedo a saber que podría tener una condición, le impidieron actuar con rapidez. “Mi médico me dijo que era irresponsable por no hacerme a tiempo los estudios, por no cuidarme yo misma ni a mis hijos”, relató entre lágrimas. El proceso de la enfermedad no fue fácil. Recordó que para no causar dolor a su familia y evitar que la miraran con pena, calló su condición por meses, hasta que la reveló a sus hijos y su madre, quienes se desbordaron en darle apoyo. Ese amor, su fe en Dios y las 38 sesiones semanales de quimioterapia combinada con medicamentos, fueron claves para su recuperación. La cirugía, la radioterapia y las vacunas, como la Gardasil, ayudan a combatir este virus, según el doctor Tortolero, quien expuso que los médicos recomiendan la vacuna para niñas y mujeres entre los nueve y 26 años. Hoy, Cordero está llena de vida y es afortunada pues otras pacientes que un día conoció no están vivas para contarlo. “Uno tiene que cuidarse y si una mujer percibe un cambio en su cuerpo debe indagar y tomar acción”, apuntó.