El chocante origen de Puerto Rico

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Por Ricardo Cortés Chico / rcortes@elnuevodia.com endi.com Si fuera posible hacer un recorrido por el terruño borincano de hace 30 millones de años no sería extraño ver a un perezoso terrestre por los valles de Yauco, roedores caviomorfos, ni a una tortuga terrestre cobijarse bajo su caparazón ante la amenaza de un depredador. Y es que hace millones de años las barreras naturales que hoy tenemos entre Puerto Rico y el resto de los territorios continentales no existieron, al menos por un periodo de tiempo. Esto posibilitó, según científicos, que la flora y fauna migrara libremente entre los continentes y las actuales islas caribeñas. Según Hernán Santos, catedrático en el Departamento de Geología del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) de la Universidad de Puerto Rico, hace alrededor de 50 millones de años hubo un choque tectónico entre la placa del Caribe -que incluía lo que ahora es Cuba, La Española y Puerto Rico- y la de Bahamas. Contrario a otros choques tectónicos, en este caso no hubo una subducción, que es cuando una placa se mueve sobre la otra. El choque fue directo y ocasionó que la tierra, entonces debajo del mar, se levantara hasta llegar a la superficie. “Esto formó una península desde Suramérica, pasando por la ahora submarina Cadena de Montañas de Aves, hasta llegar a Islas Vírgenes, pasando por Puerto Rico y terminando en Cuba. Esa presión con el tiempo se rompió, y La Española y Puerto Rico comenzaron a moverse al este, dejando a Cuba unida a la placa de Norteamérica”, explicó Santos. No obstante, pasaron alrededor de 45 millones de años antes que la tierra que había salido a la superficie volviera al fondo marino. Es decir, fueron 45 millones de años en los que la flora y la fauna continental estuvieron unidas a las antillas mayores. Actualmente, de la cadena de montañas de Aves sólo queda en la superficie los cerca de 150 metros de tierra que componen la Isla de Aves, que es propiedad del gobierno venezolano. Dicha isla está localizada a 110 kilómetros al oeste de Guadalupe y Dominica, y a 500 kilómetros al norte de la Isla de Margarita. La cordillera submarina, sin embargo, se extiende desde las Islas Vírgenes hasta Venezuela. Los restos mejor conservados de este remoto entorno borincano son hallados por los paleontólogos en las formaciones de San Sebastián y Juana Díaz, explicó el científico. De hecho, en Yauco, paleontólogos encontraron en la década de 1990 el fósil de un perezoso en un área por la que transcurre la formación de Juana Díaz, que se extiende desde este pueblo que la nombra hasta Cabo Rojo. Se estima que el ejemplar, del cual se recobró solo el fémur, es uno de los más antiguos hallados hasta el momento y se cree que está estrechamente emparentado con el perezoso gigante que se extinguió hace alrededor de 11,000 años. En la formación San Sebastián, por su parte, se encontró el fósil de un “dugón” (Dugong dugon), especie emparentada con los manatíes y que actualmente sólo viven en los océanos Pacífico e Índico, recordó Santos. Pero, estos no son los únicos tipos de fósiles que captan la imaginación de los científicos. Santos explicó que en el área conocida por los geólogos como el Complejo Bermeja, en el suroeste del País, se encuentran las rocas más antiguas que hay en Puerto Rico. Datan de hace 195 millones de años. Para entonces, el mundo era dominado por los dinosaurios. Esto es, 190 millones de años antes que el primer humano. Esta área, sin embargo, se diferencia sustancialmente del resto del territorio puertorriqueño, ya que se trata de un fragmento del suelo oceánico que quedó unido a Puerto Rico. No obstante, se estima que dicha zona no fue la primera del territorio borincano en salir a la superficie. Las primeras, que constituyeron los primeros islotes que con el tiempo se unieron para formar la Isla, surgieron en la actual zona central hace alrededor de 115 millones de años. “Para aquel entonces, lo que es hoy Puerto Rico eran muchas islitas que se unieron para formar lo que hoy vemos. Las rocas volcánicas más antiguas se encuentran en la zona central de la Isla. Seguidas en el noreste y después el oeste”, señaló el científico.