El Guabairo: Maestro del arte del camuflaje

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Por Miguel A. Acevedo / Luis J. Villanueva-Rivera endi.com Miles de años antes que los estrategas militares, un grupo de aves perfeccionaron el arte del camuflaje. Su plumaje ha evolucionado para confundirse con la hojarasca y pasar desapercibidos. Necesitan esconderse porque, a diferencia de la gran mayoría de las especies de aves, estas ponen sus nidos en el suelo del bosque, donde habitan la mayoría de sus depredadores. Aún con su estrategia de camuflaje, la pérdida de hábitat y la introducción de mamíferos exóticos (en particular la Mangosta), han hecho que el Guabairo de Puerto Rico (Caprimulgus noctitherus) hoy esté al borde de la extinción. El Guabairo fue descubierto para la ciencia a finales del siglo 19, pero luego fue considerado extinto por la falta de reportes. En el 1961 se redescubrió la especie en el Bosque Estatal de Guánica. Hoy día esta especie, endémica de Puerto Rico, vive en el suroeste de la Isla. Su distribución por la región no es uniforme y parece habitar en ciertas áreas en particular. El Guabairo es más común escucharlo que verlo. Esta es un ave que sale en la noche a capturar insectos. Los que han estudiado la especie para determinar la distribución y su estado recorren los bosques al anochecer, escuchando para detectar la llamada de los individuos. Esta llamada suena como una serie rápida de “uip”, que hacen desde las ramas de los árboles. Entonces, si tiene tan buen camuflaje y sale de noche, ¿Por qué hoy está en peligro de extinción? No es fácil ser un Guabairo. A pesar de tener un plumaje manchado de marrón y negro para confundirse con las hojas, no puede esconderse de los depredadores introducidos y la destrucción de su hábitat. Como ponen sus nidos en el suelo, cualquier depredador terrestre es una amenaza. Pero han sido los depredadores introducidos, como la Mangosta (Herpestes javanicus), original de Asia, los que más preocupan. El Guabairo no ha tenido tiempo de desarrollar nuevas estrategias para defenderse de este difícil enemigo. De hecho, un estudio encontró que el Guabairo estaba presente donde no llegaban las Mangostas en el Bosque Seco de Guánica, lo que puede indicar que si la Mangosta logra expandirse más por el bosque, exterminará a nuestra ave. La más importante y larga amenaza contra el Guabairo, es la destrucción de su hábitat. Muchas áreas de bosque en el suroeste han sido deforestadas para agricultura y, más recientemente, para desarrollo urbano. Sin bosque, el Guabairo no puede vivir. Necesita la hojarasca para poner sus nidos, las ramas de los árboles para cantar y los insectos que viven en el bosque para alimentarse. Recientemente, una propuesta finca de turbinas de viento para generar electricidad en el Municipio de Guayanilla amenaza el poco hábitat disponible para el Guabairo. Aunque las turbinas de viento son una fuente de energía limpia, existen algunos peligros importantes asociados a ellos. Habría que destruir parte del bosque para colocar las enormes torres y para darle acceso a todo el equipo pesado que se necesita y el Guabairo es muy sensible a disturbios en sus sitios de anidaje. Además, algunas otras especies de aves e incluso murciélagos podrían morir al chocar con las grandes aspas de los molinos. La Sociedad Ornitológica Puertorriqueña (SOPI) reconoce la importancia de proveer energía limpia para los puertorriqueños y propone que se instalen estos molinos en sitios alternos, como por ejemplo lugares ya previamente alterados como son los remanentes de las petroquímicas en Peñuelas. Además, propone que se ponga en vigor un programa de incentivos a quienes instalen paneles solares y luces fluorescentes. Es nuestra responsabilidad como puertorriqueños ahorrar energía. Un poco de energía que ahorremos hoy, puede significar la permanencia de nuestro Guabairo. Los autores son biólogos y coordinadores del programa ebird.