Frutos de la invención boricua

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endi.com Siga este enlace para más información sobre el proceso de obtener una patente Un aire acondicionado solar, una vacuna que ayuda a combatir el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y una rampa que permite a los incapacitados bolear. Hay quien podría pensar que son inventos desarrollados en otros países, por científicos de nombres impronunciables. Pero lo cierto es que son algunos de los muchos descubrimientos que se generan en el sistema de la Universidad de Puerto Rico (UPR), por investigadores puertorriqueños y de otras nacionalidades. Muchas de las investigaciones no se divulgan públicamente y se mantienen como base para generar más conocimiento. Sin embargo, otras son patentizadas con el propósito de utilizarse en medicamentos, equipos, procesos químicos o productos que mejoren la calidad de vida de la población. Además, tienen el potencial de generar nuevos ingresos para la UPR, como ocurrirá con las licencias que, por primera vez, se han negociado con compañías privadas. Ese es el caso del descubrimiento de la profesora de química orgánica Margarita Ortiz Marciales, del recinto universitario de Humacao. Luego de cinco años de investigación, ella y un equipo de investigadores descubrieron 12 agentes catalíticos, que son compuestos que se utilizan en la elaboración de medicamentos, particularmente del área de la neurología. Invento boricua en Alemania Dos de esos agentes están en proceso de obtener patentes, pero ya sus licencias se negociaron con la empresa alemana BASF -una de las principales manufactureras de químicos del mundo. Ortiz, de nacionalidad colombiana, estudió en Alemania y conoce la empresa, así que se les acercó durante una presentación que hizo en Suiza. “En Alemania, la industria aporta muchísimo para la academia”, dijo Ortiz al explicar su interés en que esa compañía comprara su descubrimiento. Su interés, dijo, era que se crearan becas estudiantiles u otros mecanismos. Eso no se concretó, pero sí la negociación de la licencia que, eventualmente, le dejará ingresos a ella y a su equipo y al recinto de Humacao. Al ex profesor de ingeniería mecánica del recinto de Mayagüez, Jorge González, le tomó seis años desarrollar un aire acondicionado compacto que usa energía solar. Él y su colega Gerson Beauchamp pensaron en el sector residencial, particularmente del Caribe. “Se utiliza agua caliente como fuente de energía. Se usa para lograr un efecto refrigerante y se sustituye el uso del motor electrónico del aire convencional. Da igual calidad de frío, con el reto de que el sol no está disponible las 24 horas y hay que crear un lugar de almacenamiento para cuando no haya sol”, dijo González, quien dictará cursos en la Universidad de Nueva York (CUNY). La UPR negoció los derechos de las dos patentes que surgieron del invento con el empresario Héctor González -quien coauspició la investigación- y que, a su vez, le vendió una de esas patentes a la empresa Solarsa, de Florida, dijo González. Los ingresos para la UPR se generan cuando se vende el producto. También se espera la posible venta de licencia de un invento sobre tintes fluorescentes hecho junto con Georgia Tech. Mientras, el director del Centro de Investigación de Primates del Recinto de Ciencias Médicas, Edmundo Kraiselburd, descubrió un mecanismo para ayudar al organismo a combatir el VIH. Kraiselburd recordó que ocurrió “por casualidad”. “Un día, encontré células creciendo en la incubadora donde se colocan células infectadas. No deberían estar vivas, porque el virus las mata. Empecé a investigar y esas células producían virus defectuoso. Como es defectuoso, ellas no se pueden infectar y morir”, explicó. Posteriormente, los Institutos Nacionales de Salud (INS) le dieron fondos para probar la efectividad de esas células en monos, y lo hizo. Kraiselburd destacó que las patentes son una carta de presentación al solicitar propuestas federales. Posteriormente, indicó, los INS lo invitaron a evaluar propuestas de otros investigadores y, luego, fue inspector de centros de investigación. Impulso a las patentes Las primeras patentes del sistema de la UPR datan de 1993, según la página acweb.upr.edu/vpit/index.html, pero no es hasta una década después que la UPR adopta una política más agresiva para desarrollar esa área. Emma Fernández, vicepresidenta de Investigación y Tecnología, explicó que en el 2003 el Gobierno asignó $2.5 millones para crear una Unidad de Transferencia de Tecnología y, aunque aún no existe, se aumentaron los esfuerzos para hacer un porfolio de patentes. Actualmente, hay 34 patentes, 26 de las cuales se han obtenido en los pasados cinco años, indicó Fernández. Reconoció que el sistema tiene dos debilidades que deberán atenderse con la nueva Unidad: ser más proactivos para identificar investigaciones con potencial comercial y buscar compañías que se interesen y compren las licencias. Ahora, el proceso depende principalmente de que los investigadores se acerquen a la administración central, para que abogados de patentes evalúen sus proyectos y determinen si tienen potencial de obtener patente. “Estamos en una época en que hay que comercializar para que esa aplicación llegue a la gente. Es la transferencia de tecnología desde una idea a un producto que mejora la calidad de vida de las personas”, manifestó. Fernández destacó que las universidades también utilizan esas iniciativas para generar ingresos. Señaló que la compañía que compra la licencia comienza a pagar cuando vende el producto. Con lo que se recibe, se pagan los costos de sacar la patente, que fluctúan entre $5,000 y $15,000, y el restante se distribuye al investigador y su equipo (30%) y a su recinto y facultad (60%). El dinero que llegará promoverá investigación adicional a la que se hace con los cerca de $90 millones en fondos externos que llegan al sistema. González, quien ha seguido trabajando sobre su invento en Estados Unidos, declaró que “la pureza académica y el valor comercial son compatibles. Muchas universidades de investigación tipo uno de Estados Unidos reciben mucho dinero por la propiedad intelectual, y al profesor se le compensa de muchas formas, no necesariamente con dinero”.

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