La tragicolonia de Vieques

Este artículo es reproducido por CienciaPR con permiso de la fuente original.

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Columna de opinión por ARTURO MASSOL DEYÁ endi.com La ciencia es una estrategia social para mejorar nuestro entendimiento de la realidad, aunque ésta se emplea también para encubrirla. ¿Cuántos trabajos reclamaron que el tabaco era inofensivo? Este encubrimiento se genera con un mal diseño experimental o con alevosía para ocultar. En el 1999, los viequenses solicitaron a la Agencia Federal para el Registro de Sustancias Tóxicas y Enfermedades (ATSDR) que evaluaran posibles vínculos de prácticas militares con el perfil atípico observado allí de cáncer, hipertensión, diabetes y otras condiciones. Cuatro años después y ante un eventual desahucio militar, la ATSDR publicó evaluaciones concluyendo que se advertía una ausencia de vínculo entre lo militar, el deterioro ambiental y los daños a la salud. Independientemente de la ATSDR, es indiscutible el historial del lugar. Se arrojaron más de 25,000 bombas al año y hay miles todavía en el suelo y en el lecho marino (entre el 5% y el 15% no detonan al caer, se oxidan y liberan tóxicos). Además la isla fue zona de investigación y práctica de armamentos como el napalm, balas revestidas con uranio y armas químicas. Sin embargo, todavía existe incertidumbre sobre todos los químicos utilizados allí por la negativa del Departamento de Defensa a proveer los datos. ¿Cómo concluir entonces que hay ausencia de riesgo cuando desconocemos a qué temer? ¿Y limpiar qué? Con la Marina fuera de Vieques, se detuvo la entrada de más tóxicos, no hubo más nubes de polvo, se produjo menos contaminación en la cadena alimentaria, entre otros síntomas de recuperación. ¿Suficiente para garantizar la seguridad de sus habitantes? No. La severidad del daño requiere medidas de contención así como acciones remediales, las cuales no progresan adecuadamente. Por un lado se quema la vegetación con dispensas de la Junta de Calidad Ambiental mientras detonan a campo abierto bombas con aval de la EPA, definiendo mal esta práctica como limpieza. Lo que este maquillaje representa es dispersión adicional de los contaminantes mientras nada se hace con las bombas en el lecho marino, aunque opciones sobran. Al ocultar la ATSDR el vínculo entre ambiente y salud, la “limpieza” es superficial. Por otro lado, ¿queremos un barco utilizado en pruebas atómicas (el USS Killen) y cientos de contenedores con algo adentro indefinido como habitáculo de peces y crustáceos? Y ni siquiera se emitió alerta alguna por parte de los gobiernos local o federal para prevenir el consumo de alimentos potencialmente contaminados. Peor aún, la ATSDR indica que todos, incluyendo mujeres en edad reproductiva, pueden ingerir pescado todos los días en contra de las recomendaciones del cirujano general de Estados Unidos. Hay en vigor una directriz “site-specific”, que señala que Vieques está tan limpio que aquello no aconsejable en el mundo es saludable aquí. Luego de gran presión, la ATSDR reabrió el caso culminando con una consulta científica cerrada al público en el mes de noviembre pasado. En sus oficinas del CDC-Atlanta, un puñado de científicos al servicio de la comunidad puertorriqueña enfrentó a un contingente de la agencia desenmascarando el encubrimiento criminal. Ciencia chatarra es una descripción benévola de su trabajo. Pobre diseño experimental, omisión de datos, muestras recolectadas por la Marina, contratistas de la Marina contratados por la ATSDR, premisas de exposición erróneas, es decir, ciencia al servicio del encubrimiento. Acorralados con evidencia, la ATSDR reconoció sus errores comprometiéndose a nuevas evaluaciones con participación trasparente, junto a la academia, emitir alertas de salud así como oponerse a la quema y detonación abierta. ¿Qué ha sucedido desde entonces? Removieron al director Howard Frumkin y colocaron a Henry Falk, participante en las evaluaciones fallidas del 2003; no hay comunicación con investigadores externos; no hay trabajos de campo; no se emitieron avisos ni recomendaciones pese a que pronto tendrán un informe final. Las señales son claras: esa ventana que tomó 6 años abrir está a punto de cerrarse. La ATSDR es responsable de exposición prevenible a contaminación. La discusión es nuevamente política, no científica. Por lo tanto, corresponde al pueblo reinsertarse en el proceso reclamando justicia. No basta con ser informados. Luego será tarde: vendrán las quejas y las críticas a un informe fatulo y Vieques sucumbirá nuevamente en el olvido. ¿Cuántas nuevas muertes están incubándose por falta de acción preventiva del 2003 al presente? ¿Cuántas más por exposición futura? Vieques: magno ejemplo de la soberana colonia donde se impone el imperialismo ambiental.