Las aves y El Niño

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El fenómeno climatológico conocido como El Niño se caracteriza, entre otras cosas, por un calentamiento anormal de las aguas superficiales del océano Pacífico, en la zona ecuatorial frente a las costas de Perú y Ecuador.

Los cambios en temperatura causados por El Niño influyen en la salinidad de las aguas y en la dirección de las corrientes oceánicas.  Por ejemplo, el fenómeno revierte la corriente de Humbolt, que trae agua fría y rica en nutrientes desde la Antártida hasta las costas ecuatoriales y lo que llega entonces al lugar son aguas cálidas con pocos nutrientes.

Los cambios en las corrientes de agua causados por El Niño traen como consecuencia un cambio en el movimiento normal de muchas especies de peces y se afectan las poblaciones de éstos, particularmente en la zona del Pacífico colindante a las Américas.

Hace mucho tiempo, los pescadores en Perú se dieron cuenta de la reducción en la pesca como resultado de este fenómeno. Dado que el efecto se hacía más notable en el periodo cercano a la Navidad, le llamaron El Niño.

A la par con los cambios que se dan en el océano, en la atmósfera se produce una alteración del patrón de la presión atmosférica, que baja en el lado este del Pacífico y sube en el oeste, lo que a su vez produce cambios en la dirección y velocidad del viento.

Las corrientes de viento desplazan las zonas de lluvia de la región tropical. Esto quiere decir que los lugares con poca lluvia se hacen más secos y los más húmedos reciben mayor cantidad de lluvia que lo usual, lo que produce sequías en unos lados e inundaciones en otros, respectivamente.  

Las aves marinas son las más afectadas por El Niño. Por ejemplo, en las islas Galápagos, la población de pingüinos que era de unos 3,000 individuos se redujo a unos 300 individuos durante los fenómenos de El Niño que ocurrieron en el 1982 y 1996. Esto se debió a la escasez de los peces que eran sus presas habituales.

De igual manera ocurrió en Perú con las llamadas aves guaneras, que en Puerto Rico llamamos bobas (Sula spp.). Las colonias de millones de individuos de redujeron sustancialmente y muchos pichones murieron de hambre.  

Hasta hace poco se creía que El Niño no tenía gran efecto sobre las aves terrestres. Pero este no parece ser el caso. En un estudio llevado a cabo en los Estados Unidos con la reinita azul (Setophaga caerulescens) se encontró que cuando ocurre El Niño, hay menos orugas de mariposas, con las cuales estas aves alimentan a sus pichones. La falta de esta fuente de alimentos importante debilita los nidos de la reinita azul y afecta sus poblaciones.

La reinita azul migra al Caribe, a islas como Jamaica y Puerto Rico, y en dichos años en vez de llegar el 60% de la población, que es lo usual, sólo un 40% logran terminar el viaje. El Niño también afecta las islas del Caribe provocando un patrón de clima seco, con un aparente reducido número de insectos de los cuales se alimentan las reinitas azules. Aproximadamente un 44% de las aves que logran migrar sobreviven y regresan a Norte América, a los lugares en donde se reproducen.

Otro estudio encontró un vínculo entre El Niño y una reducción en la condición energética (cantidad de masa y grasa corporal) de las aves que migran largas distancias. Para este tipo de aves, la masa y grasa corporal representan una fuente de energía crítica para sostener sus viajes.

Con la predicción de que este año veremos un El Niño más fuerte en las últimas décadas es importante que tengamos continuemos investigando los posibles efectos del fenómeno sobre las aves.

El autor es catedrático en la Universidad de Puerto Rico en Humacao y miembro de Ciencia Puerto Rico (www.cienciapr.org).

 

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