Las costas del planeta están bajo amenaza

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Por: 

Aurelio Mercado
El sureste de la Florida es uno de los lugares “corriente abajo” donde se ha observado esa aceleración en la tasa de aumento en el nivel del mar. (GFR Media)

Nota del editor: Primera de una serie de cuatro columnas sobre el aumento en el nivel del mar.

A lo largo de todo el planeta se está registrando un aumento absoluto –medido por satélites– en el nivel del mar, actualmente a la razón de aproximadamente 3.3 mm por año. Pero lo importante para los ciudadanos de alguna localidad costera es el aumento relativo, esto es, si el nivel del mar está aumentando, o bajando, en relación con la elevación del terreno donde viven.

En Puerto Rico, y en otros lugares corriente abajo de la Isla, ese aumento relativo ya se ha observado en alrededor de 10 cm/año. El sureste de la Florida es uno de los lugares “corriente abajo” donde se ha observado esa aceleración en la tasa de aumento en el nivel del mar, que empezó a finales de la década pasada. Por “corriente abajo” quiero decir que las mismas corrientes oceanográficas a gran escala que bañan nuestras costas, moviéndose de este hacia el oeste, también bañan las costas del sureste de Florida.

Son muchísimos los artículos de prensa, y científicos, que están documentando la situación en lugares como Cayo Hueso, Miami Beach, Ft Lauderdale, y otros lugares hacia el norte. Por ejemplo, el efecto ya ha captado la atención de autoridades en las Carolinas, Virginia, Nueva Jersey y Nueva York, etc.

La ocurrencia de inundaciones molestosas, o “sunny day flooding”, se hace cada vez más común, se inundan calles y extensiones de terreno, aun cuando no colinden con la orilla del mar, algo que ya ocurre en Puerto Rico.

En Miami Beach se está construyendo un centro comercial con compuertas para evitar la penetración del mar. También allí se están elevando 105 millas de carreteras, con la consecuencia de que cuando llueve la inundación se transfiere a las propiedades colindantes. Y para su control, se han instalado bombas de extracción de agua. Pero si fallan, como ha pasado, se inundan esas propiedades y sus dueños han acudido a FEMA para cobrar de sus pólizas de seguros contra inundación.

Sin embargo, se han llevado una sorpresa cuando FEMA les ha indicado que propiedades debajo del nivel de la carretera adyacente se consideran sótanos, y no son elegibles para ayuda. En Ft Lauderdale, se han instalado 116 válvulas para control de la penetración de las mareas. Hasta  Donald Trump ha mandado a construir una muralla para proteger su campo de golf en Irlanda.

Según expertos, existe una bomba de tiempo de propiedades en riesgo en las costas este y del Golfo de México que suma a la cantidad de $1.25 trillones. Están en ansiosa espera de cuál será el detonante que explote esa bomba: el día que un banco se niegue a dar una hipoteca de 30 años, o el día que una compañía de seguros se niegue a ofrecer un seguro de propiedad, o el día que en una comunidad costera alguien venda supropiedad por temor a lo que se aproxima.

Todo esto va a depreciar el valor de las propiedades, creando un efecto dominó. Y con el inconveniente de que, a diferencia de las consecuencias del rompimiento de otras burbujas económicas del pasado, esta será permanente. 

Esto trae a colación la necesidad de legislar para que exista lo que se llama “disclosure” en la venta de propiedades. Dos necesidades adicionales son legislar una franja de separación para la construcción de estructuras costeras, e introducir el aumento en el nivel del mar en los criterios de construcción en las costas.

 

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