Los pros y contras del uso de Naled

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Por: 

Raúl A. Pérez-Rivera
El problema de los mosquitos persistirá mientras la población no entienda que la solución está en sus manos. (Suministrada)

En estos días se discute el uso del insecticida organofosfatado, conocido como Naled, para combatir el mosquito Aedes aegypti, que es el vector infeccioso para enfermedades como el dengue, el chikungunya y el zika.

Los insecticidas organofosforados, afectan principalmente el sistema nervioso de los insectos, causándole la muerte a los adultos. Estos venenos, como el Naled, se aplican desde vehículos o utilizando aviones que asperjan el insecticida en forma de microgotas que al caer en contacto con los mosquitos le provocan la muerte.

El Naled se considera un buen insecticida porque es letal para insectos dañinos, como en este caso el mosquito que transmite el zika, y tiene una media vida corta. Esto quiere decir que se descompone en poco tiempo y deja de causar su efecto. A tales efectos, hay que hacer aplicaciones frecuentemente, para tener éxito en la campaña de control o de erradicación.

Pero hasta aquí llegan las bondades de este insecticida. El Naled es un insecticida de espectro amplio. Esto quiere decir que causa la muerte a muchos otros insectos, incluyendo especies altamente beneficiosas como las abejas. Las abejas no solamente producen la deliciosa miel. Estos insectos son polinizadores de una gran cantidad de plantas cuyos productos consumimos. Las siembras de cítricos y café, para mencionar dos cultivos importantes en la Isla, dependen de la polinización por parte de estos insectos.

Las poblaciones de abejas se han reducido a nivel mundial y Puerto Rico no ha sido la excepción a la regla. No tenemos la menor idea de cómo este insecticida pueda afectar negativamente las poblaciones de este insecto que es vital para nuestra agricultura.

En estudios de animales acuáticos, se ha documentado que el Naled es nocivo para truchas, chopas, barbudos y lobinas. Sin embargo, no hay estudios para determinar el efecto que este pueda tener en animales como los anfibios. Así que no sabemos que efecto pueda tener sobre nuestros coquíes, que a su vez consumen una gran cantidad de mosquitos.

Lo que sí se sabe es que el Naled interfiere con la reproducción de aves acuáticas como los patos. En Puerto Rico, la chirriría nativa se considera amenazada y otras especies como el pato chorizo y el pato dominico son especies raras y vulnerables. No me parece prudente poner en riesgo a ninguna de las especies mencionadas.

Los animales silvestres no son los únicos que podrían ser negativamente afectados por este insecticida. En estudios con animales domésticos, como los perros, la exposición prolongada a Naled les ha producido daño al sistema nervioso central y hasta parálisis parcial.

Si analizamos los componentes del Naled, encontramos que contiene naftaleno y 1,2,4-trimetilbenzeno. El primero es considerado como un posible carcinógeno en los humanos y en experimentos con ratas, les ha causado tumores cancerosos en los pulmones. En humanos está asociado a dolores de cabeza, nausea, diarrea y hasta anemia. Por su parte, el segundo componente puede exacerbar ataques de asma y causar bronquitis, además de irritación a ojos y la piel.

Resulta curioso que este insecticida resulta más peligroso cuando se inhala que cuando se ingiere al tomar agua contaminada. Estudios conducidos en la Universidad de California demostraron que el Naled es 20 veces más tóxico cuando es inhalado que cuando es ingerido (Cox, 2002).

El problema del Aedes aegypti en Puerto Rico está ligado a la dejadez de los puertorriqueños. Todavía en muchísimos de nuestros patios encontramos los lugares ideales para que estos mosquitos se reproduzcan, tales como gomas usadas, latas de pintura y la mar de envases que acumulan agua luego de un diluvio y previo a secarse, permiten un ciclo reproductivo completo de varias especies de mosquitos.

En las casas en donde no hay “screens” en las ventanas, la gente sigue durmiendo sin mosquitero. Se podría comenzar con una buena campaña de asperjación bien organizada. Sin embargo, hasta que la ciudadanía no este consciente de que la solución al problema está en sus manos, no vamos a resolver nada. A tales efectos es necesario una buena campaña educativa que comprometa a los puertorriqueños con el control de los mosquitos y a protegerse de estos de forma apropiada.

 El autor es profesor de la Universidad de Puerto Rico en Humacao.

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