Makerspace PR promueve desarrollo de proyectos basados en tecnología

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Pedro A. Menéndez Sanabria
Alex O. Martínez, presidente del grupo Makerspace PR, onstruyó en su casa su propia impresora en tres dimensiones con la cual hace figuras y juguetes para sus dos hijos. (Nelson Reyes Faria / Para GFR Media)

MAYAGUEZ- Lo que comenzó como un compartir de ideas en una marquesina en el pueblo de Mayagüez se transformó en un punto de encuentro para inventores, desarrolladores y “makers” que colaboran en diversos proyectos innovadores que les permiten dar rienda suelta a su creatividad de una manera productiva.

 “Tras varias reuniones y proyectos decidimos crear una organización sin fines de lucro ya que nos dimos cuenta que a través del compartir de ideas y la educación podemos tener un gran impacto y aportar a la comunidad”, indicó Alex O. Martínez, presidente del grupo Makerspace PR, fundado con la finalidad de promover la combinación de tecnologías emergentes como la robótica y la fabricación digital  con disciplinas como la artesanía y la ebanistería.

El colectivo se reúne mensualmente en las oficinas de la incubadora de Negocios ViTEC2 en la Sultana del Oeste e imparte talleres donde sus integrantes muestran al público diversas aplicaciones prácticas de la tecnología como integrar pequeños sistemas electrónicos y luminarias en la confección de camisas.

 “En Puerto Rico hay mucha gente que está trabajando proyectos en sus casas y tienen buenas ideas que en muchos casos lo único que necesitan es de encontrar la manera ideal para llevarlos a otro nivel”, opinó el geólogo,  quien construyó en su casa su propia impresora en tres dimensiones con la cual hace figuras y juguetes para sus dos hijos.

 Según Martínez, los juntes de “makers” están abiertos a toda la comunidad y al momento han logrado reunir decenas de personas de todas las edades y trasfondos, desde estudiantes de escuela superior hasta profesionales del campo de la ingeniería, todos motivados por el hambre del conocimiento.

 

 

Sinergia de oportunidades

 De lo que han hecho los integrantes de Makerspacer PR destacan varios proyectos colaborativos que evidencian el potencial económico de la implementación de la tecnología en proyectos comunitarios como es el caso de un tótem lumínico que genera espectáculos visuales basados en el ritmo de la música o una mano robótica que puede ser controlada a través de un sensor de movimiento.

 “Muchos de los productos nuevos que han logrado tener éxito en plataformas colaborativas como Kickstarter han nacido de un grupo de personas que se reunió a inventar y alguien vio en el proyecto el potencial de un negocio y generar dinero, además de una solución a algún problema dentro de alguna comunidad”, destacó por su parte el ingeniero José Rullán.

 De manera similar se expresó el administrador de sistemas Ramiro Vidal, quien considera que el colectivo ofrece una gran oportunidad de integrar diversos puntos de vista al reunir personas con experiencia en diferentes especialidades.

 “Esto es como tener un ‘pool’ de consultores de diversas áreas libre de costo, lo que nos permite darnos cuenta de que hay muchas maneras de resolver problemas, la clave está en buscar el camino más efectivo”, expresó Vidal, quien trabaja en una especie de control remoto universal para portones de urbanizaciones con el cual espera “capitalizar” para desarrollar su negocio propio.

Conocimiento al alcance de todos

Por su parte, el profesor Carlos Silva, director del FabLab de la Universidad del Turabo, resaltó la importancia del rol que han jugado los proyectos de código abierto establecidos alrededor del mundo, los cuales, a su juicio, han propiciado el desarrollo de proyectos de todo tipo. 

 “Hoy en día la gente tiene acceso a todo tipo de conocimiento lo que ha generado un ‘boom’ en el pueblo que se ha apoderado de este conocimiento y ha aprendido a intercambiarlo”, señaló el educador.

 Silva además sostuvo que más allá del ingeniero o el programador de computadoras, son las personas que trabajan en otras áreas como la gastronomía, el diseño de interiores y hasta la artesanía las que en muchos casos traen a la mesa los proyectos más innovadores ya que no tienen ningún tipo de inhibición a la hora de plantear una solución.

 “Un teatrero puede mezclar la tecnología con la presentación de una pieza en las tablas y  el que hace bizcochos puede crear nuevos moldes, por lo que es vital desarrollar espacios como este donde puedan obtener las herramientas necesarias para dar vida a sus invenciones y nuevas técnicas”, expresó el profesor.

 Precisamente fue el fomentar el interés en la educación y la aplicación de las matemáticas y las ciencias lo que impulsó a Dámaso Cardenales a desarrollar un submarino que se opera con  control remoto y cuya confección puede ser llevada a cabo por cualquier persona.

 “Esto nació de la necesidad de interesar a los niños ya que mi esposa trabaja en un colegio. Podemos crear cada modelo con $50 ya que casi todos sus materiales se pueden encontrar en una ferretería, incluyendo los tubos de PVC, los cables y su batería recargable y tiene la ventaja de que puede ser adaptado a los gustos del usuario. Con este proyecto podemos estimular el aprendizaje en las ciencias ya que puedes crear competencias entre estudiantes”, declaró el maker del pueblo de Juana Díaz, quien también diseñó un carrito que evita colisiones al detectar objetos en el camino por medio de un sistema de sensores.

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