Mucho oído al discurso ambiental en Culebra

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Por Gerardo E. Alvarado León / galvarado@elnuevodia.com endi.com Además de una visión integral que garantice el equilibrio natural del ecosistema de Culebra, las construcciones propuestas para esta isla municipio deben redundar en que sus residentes sean los principales beneficiarios. Así opinaron un arquitecto y un planificador consultados ayer por El Nuevo Día, quienes coincidieron en que sólo bajo esas condiciones una obra se consideraría amigable al ambiente. El arquitecto Fernando Abruña, fundador y ex presidente del capítulo de Puerto Rico del US Green Building Council, indicó que los culebrenses deben conocer dos aspectos de cada proyecto: si cumplen con la reglamentación básica (agencias) y si emplean el discurso ambiental a su conveniencia. Para evaluar “la verdura” de un edificio existen seis criterios ideales, precisó Abruña. En primer lugar, el emplazamiento sostenible, que considera dónde se ubican los proyectos a nivel regional y del solar. Además, supone los usos ambientales y sociales adecuados. Le siguen la administración apropiada del agua (aparatos sanitarios eficientes, cosecha de lluvia) y el tipo de energía empleada con sus efectos en la atmósfera (equipos eficientes, calentadores solares, sistemas fotovoltaicos), indicó. Por último, el uso de materiales y recursos (locales vs. importados), la calidad del ambiente interior (pinturas no tóxicas, iluminación, temperatura) y la innovación -si alguna- de la obra. “Culebra requiere una política de conservación rigurosa. No podemos permitir que las estrategias de la isla grande se den allá”, subrayó Abruña. En tanto, el planificador ambiental José Rivera Santana reiteró que las construcciones en Culebra deben cumplir con la zonificación de la isla. “Se supone que haya un entendimiento de lo que hay en el área y lo que se quiere hacer. Lo importante es que los residentes conozcan los procesos desde el principio, que puedan manejar los impactos de cada construcción. Tienen que tener la capacidad de entenderlos”, esbozó. Por su parte, Manuel Dubón, propulsor del proyecto Villa Mi Terruño, insistió en que su complejo residencial, turístico y comercial “es un ejemplo del desarrollo sustentable” en el País. Por eso, rechazó los señalamientos del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) de que la Declaración de Impacto Ambiental Preliminar de su obra no discute adecuadamente los aspectos ambientales. “Esas conclusiones no tienen fundamento. Alguien se pone a escribir y hace eco de lo que dice mucha gente en Culebra opuesta a mi proyecto”, expresó. Empero, uno de los señalamientos provino del Servicio federal de Pesca y Vida Silvestre. Lilibeth Serrano, portavoz de la agencia, detalló que se le pidió al asesor ambiental de Dubón proteger el hábitat del cactus Leptocereus grantianus y de la boa de Islas Vírgenes. El secretario del DRNA, Daniel Galán, no devolvió las llamadas a este diario.