Multiplicar lo positivo: el modelo de CROEM

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ANA HELVIA QUINTERO
Entre las características que debe tener una escuela efectiva figuran el compromiso de la facultad, expectativas altas de logro de los estudiantes, ambiente y clima escolar que apoyan el aprendizaje y conexión de los estudiantes con la escuela. (Foto por

Hace unas semanas se anunció la inauguración de dos escuelas que imitan el Modelo de CROEM (Centro Residencial de Oportunidades Educativas de Mayagüez). CROEM se inauguró en 1967 bajo la dirección del entonces secretario Ángel Quintero Alfaro. Es una escuela residencial que integra a estudiantes talentosos en ciencias y matemáticas de toda la Isla. Desde sus inicios ha tenido una relación estrecha con el Recinto Universitario de Mayagüez de la Universidad de Puertto Rico (UPR). CROEM ha tenido una historia de éxito, manteniéndose entre las mejores cinco escuelas públicas en los resultados del College Board. En algunos años su promedio en el College Board ha superado el de la Escuela Superior de la UPR.

La acción de iniciar dos escuelas siguiendo el modelo de CROEM debe convertirse en la línea de acción para transformar nuestro sistema educativo. Utilizar así iniciativas positivas que existen en el propio Sistema Educativo como modelo para mejorar la práctica en otras escuelas, ampliando las mismas con ideas que surjan del estudio de otros proyectos tanto en Puerto Rico como en el exterior. Estas iniciativas positivas son experiencias que nos permiten aprender de la práctica, tanto para diseminarla como para refinarla. El partir de experiencias positivas también apoya el desarrollo de un ambiente de entusiasmo que tanto necesita nuestro sistema.

Por ejemplo, el análisis de la realidad de las escuelas que bajo las mismas circunstancias sociales, económicas y sistémicas, bajo el mismo Departamento de Educación, logran preparar exitosamente a sus estudiantes podría ayudar a la búsqueda de alternativas. Las escuelas exitosas no reciben la atención de los medios de comunicación, y son pocos los estudios o investigaciones que han indagado sobre el tema. El mismo sistema educativo carece de incentivos para reconocerlas y diseminar las prácticas y logros de estas escuelas que están produciendo resultados de calidad. Por esto muchos desconocen la cara positiva del sistema de educación pública de Puerto Rico. Con el apoyo de la Fundación Flamboyán un equipo de profesores de la UPR (recintos de Río Piedras y Mayagüez) y de la Pontificia Universidad Católica de Ponce identificó algunas de estas escuelas de excelencia, y estudió qué elementos comparten entre sí. En la Revista Magisterio (Año 3, Num.1, Diciembre 2013) de la Asociación de Maestros de Puerto Rico se publica un artículo sobre este estudio.

El estudio pudo identificar cinco características significativas de las escuelas efectivas que son críticas para una transformación del sistema educativo: compromiso de la facultad, expectativas altas de logro de los estudiantes, ambientes y clima escolar que apoyan el aprendizaje y el desarrollo personal, efectividad de dirección, gerencia y liderato y conexión de los estudiantes con la escuela. En el ámbito de la estructura organizativa del DE el liderato académico y administrativo al nivel de la unidad escolar debe estar orientado hacia procesos de colaboración entre los maestros como pares docentes y toma de decisiones colectivas y una gerencia que fomente en forma continua un clima escolar apoyador de las mejores prácticas educativas.

Al igual que las escuelas del estudio, existen en el sistema muchas iniciativas valiosas que se quedan en el anonimato. Estas podrían ser semillas de procesos de mejoramiento que partieran de la motivación. La literatura reciente apunta las posibilidades del distrito escolar reformado como centro de intercambio, motivación y aprendizaje para las escuelas. Durante la incumbencia del doctor Rafael Aragunde como secretario de Educación, se desarrolló en colaboración con organizaciones sin fines de lucro y universidades, una iniciativa Agenda Sistémica de Transformación Escolar (ASTE) que trabajó con la idea del Distrito como apoyador de la transformación educativa. ASTE reunía un grupo de superintendentes, que junto a directores y maestros de sus distritos, identificaban prácticas positivas y promovían las visitas entre proyectos de forma que se compartieran las ideas y prácticas exitosas. Lo interesante fue que los propios superintendentes comenzaron a intercambiar prácticas exitosas de sus distritos entre ellos. El proceso fue muy positivo, de hecho cuando cambió el Gobierno, los superintendentes que pertenecían al partido del nuevo Gobierno pidieron que se continuara el proceso. Pero como ha ocurrido en innumerables ocasiones, y continúa ocurriendo, los nuevos directivos terminan con todas las iniciativas, buenas y malas, de la administración anterior.

A la par que se comparten proyectos exitosos, se debe identificar áreas donde no hay ejemplos en la práctica del cambio que se necesita. En estas situaciones es preciso junto a las universidades, fundaciones y grupos comunitarios iniciar investigación en la acción de cómo desarrollar alternativas para atender estas áreas. Así poco a poco, partiendo de un ambiente de motivación, aprendizaje e investigación, en palabras de Quintero Alfaro: “Había que ir buscando la buena semilla, sembrándola, protegiéndola, diseminándola. Demostrar en primer lugar que la siembra es posible. Luego en la medida que aumente la ayuda y otros se entusiasmen, estimularlos a que también siembren. Ir además mejorando los instrumentos y las semillas. Así gradualmente el campo yermo sería sustituido por el jardín planeado”.

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