No dejan cantar al coquí

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Por Gloribel Delgado Esquilín / Especial para El Nuevo Día A cambiar coquíes muertos por iPods y juegos de vídeo. La guerra que libra Hawai para acabar con estas ranitas llegó a tal punto que se organizaron concursos entre estudiantes de escuelas secundarias para premiar con juguetes tecnológicos a quien más coquíes exterminara. La competencia, denominada “Coquí Bounty Hunter” (Recompensa por cazar coquíes) se anunció por semanas en prensa, radio, televisión e internet. Su material promocional, al cual El Nuevo Día tuvo acceso, incluye instrucciones específicas para atrapar a las ranitas: utilizando un tubo plástico que se denominó “varita mágica delcoquí” que permite capturar los coquíes para posteriormente matarlos hirviéndolos o congelándolos. Campaña de exterminio El biólogo hawaiano Sydney Singer, defensor del anfibio por esas tierras dijo en entrevista telefónica con este diario, que el concurso es parte de una campaña que el gobierno de Hawai encabeza hace varios años para erradicar el coquí, considerado uno de los símbolos nacionales de Puerto Rico. El canto del coquí, que en Borinquen es considerado melodioso, allá es un molestoso ruido que pocos toleran. “Se están organizando ese tipo de concursos, porque el gobierno ha tenido que reducir el presupuesto a menos de un millón de dólares para acabar con los coquíes. Pero utilizar las escuelas para este tipo de campaña es un horror. En vez de enseñar a los niños un sentido compasivo hacia los animales, se les está enseñando a matar. Esto sería una matanza mercenaria en contra del espíritu”, comentó. La competición era promovida por la Hawaii Island Economic Development Board, en cuya página web aparecen los materiales promocionales de la cacería de coquíes. Las promociones invitaban a las escuelas a participar y a entregar un relevo de responsabilidad de los padres para autorizar a los hijos a capturar y transportar los coquíes a las escuelas. El Departamento de Educación de Hawai se desvinculó ayer de esta actividad. De hecho, el material promocional donde se invita a los planteles no tiene el sello oficial de esa agencia gubernamental. “Ninguna de nuestras escuelas participarán de este concurso”, aseguró Mary Corea, superintendente de área de seis escuelas localizadas al este de Hawai. La promoción del “Coqui Bounty Hunter” ha tenido difusión principal a través de la radio. Para ello se ha utilizado un estribillo pegajoso que invita a los jóvenes a capturar a los animalitos. Según medios locales, esta campaña radial invita a los chicos y chicas a correr a los patios de sus casas a cazar los coquíes para traerlos a la escuela. Cancelación repentina Al parecer, la actividad fue cancelada repentinamente por la Hawaii Island Economic Development Board, según un telefonista de esa entidad que atendió la llamada de este diario cuando se solicitó una entrevista con su director, Mark McGuffie. Este no respondió la solicitud de entrevista. Entretanto, anoche aún se anunciaba la cacería en la página web (http://www.stopcoqui.org/Flyercoqui.pdf). La semana pasada la polémica de los coquíes logró titulares en el Hawaii Tribune Herald, uno de los periódicos locales. En su tablón de expresión pública por internet se registraron todo tipo de expresiones a favor y en contra de la propuesta para matar a los coquíes. Cuestión de decibeles Datos de la Junta de Calidad Ambiental (JCA) confirman que el canto del coquí podría alcanzar hasta 78 decibeles. Según el Reglamento para el Control de Contaminación de Ruido en Puerto Rico de esa agencia, se considera un ruido innecesario cuando el sonido entre una residencia y otra excede los 60 decibeles durante el día y los 50 decibeles en horas de la noche. “El problema de Hawai es la presencia de un sonido que no existía”, explicó José Alicea, director del Área de Ruido de la JCA. Un problema ecológico Alberto R. Puentes Rolón, biólogo del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales de la División de Recursos Terrestre, consideró que el animal podría ser un problema serio para el ecosistema de Hawai. Sin embargo, cuestionó la repercusión social de este tipo de actividad. “Lo que más me preocupa es la cuestión social, porque con esta campaña estás diciéndole a un niño que matar es bueno. ¿Hasta qué grado esa falta de sensibilidad que estás promocionando, dentro de 10 a 15 años, va a afectar en la conciencia de estos jóvenes?”, explicó el científico. Puentes Rolón certificó que el anfibio se ha convertido en una especie invasiva que podría causar problemas más serios en la isla. “Hawai ha sufrido muchas introducciones de animales que han afectado a sus especies endémicas. Eso tiene un efecto que desestabiliza el ecosistema. Como tiene tanta población de coquíes, eso permite el aumento de ratas y mangostas y otros depredadores que se alimentan de la ranita. Eso es una cadena. Esos coquíes tienen un impacto en las poblaciones de insectos y no sabemos sus repercusiones”, concluyó. Enemigo público Uno de los estudios más importantes sobre el posible impacto del coquí en Hawai fue realizado por la bióloga Karen H. Beard. Durante su investigación, publicada en el 2005, Beard estudió poblaciones de coquí en El Yunque. Extrapoló los resultados para inferir cuál podría ser el efecto de estas ranitas en Hawai. Beard concluyó que no hay evidencia de que los coquíes puedan causar daño o beneficios, aunque advierte que en el estudio realizado en El Yunque encontró que los coquíes consumieron grandes cantidades de insectos, algo que podría modificar la biodiversidad del lugar. Lejos de comerse a los invertebrados endémicos de ese país, el estudio sugiere que los coquíes en Hawai han estado devorando plagas como mosquitos y termitas.