Nodrizas dominicanas para cotorras Boricuas

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Marielis Acevedo Irizarry / Primerahora.com endi.com Son consideradas aves en peligro de extinción desde el 1967, pero sus penetrantes cantos se escuchan por los rincones del aviario ‘Iguaca’, en El Yunque. La intensidad de los colores que las pintan: verde, blanco, rojo y azul, se disputan junto a la flora del Bosque Nacional la atención de los caminantes, al tiempo que su porte elegante les da la bienvenida a los observadores. Nos referimos a las alrededor de 90 cotorras puertorriqueñas que habitan en cautiverio en dicho aviario, desde que la primera población de éstas fuera establecida en el 1972 para propósitos de recuperación y propagación. Sin embargo, estas aves nativas no se encuentran solas. Conviven con sus parientes provenientes de República Dominicana. Y es que diariamente son auxiliadas por aves del vecino país en el proceso de reproducción. “La cotorra dominicana la utilizamos como madre sustituta, como nodriza; la utilizamos tanto para incubar, para eclosionar los huevos, alimentar los pichones, y casi todo lo que el proceso incluye”, explicó Iris Rodríguez, técnica de manejo del aviario ‘Iguaca’ (cotorra, en lenguaje taíno), quien señaló que, actualmente, se contabilizan allí 18 aves dominicanas. “La cotorra puertorriqueña, muchas veces, no cumple completamente con su proceso de reproducción”, explicó Rodríguez, quien señaló que en general ambas especies son muy parecidas, salvo por una franja blanca en la frente que caracteriza a las extranjeras. El proceso de reproducción empieza generalmente en enero, aunque a veces puede iniciar entre febrero y marzo, y extenderse hasta verano. El mismo comienza con el apareamiento de las aves. Posteriormente, se pasa a la fase de incubación, que puede durar de 28 a 30 días. Sin embargo, aunque salga del cascarón, hasta tanto el pájaro no coma solo y pueda volar, no se le separa de sus padres. “En algunos casos hay que esperar de dos a tres años para que toda la maduración ocurra”, especificó la técnica de manejo. Cuando lo anterior se completa, pasan a las crías que estén listas para aparearse a una jaula de vuelo o camada gigante para ser entrenadas. Pasado el periodo de entrenamiento, se seleccionan las que serán liberadas al ‘área activa’. Pero los candidatos a liberación deben contar con ciertas características que los hagan elegibles. “Los candidatos a liberación tienen que tener un plumaje completo, una cola exacta, que se vea un pajaro fuerte. También, no se debe fatigar en los ejercicios, y debe reconocer bien la comida”, detalló Rodríguez. Todas estas iniciativas en pro de la conservación de esta ave nacional son posibles por medio del Proyecto de Recuperación de la Cotorra Puertorriqueña, promovida por el Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre, el Servicio Forestal Fede-ral y el Departamento de Recursos Naturales. Conoce cómo viven la cotorra puertorriqueña y sus “nodrizas” dominicanas en el reportaje multimedial de primerahora.com.