Pasado espinoso

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Por Rut N. Tellado Domenech / rtellado@elnuevodia.com endi.com Hace unos 7,000 años, los bosques de Puerto Rico eran poblados por varias especies de ratas espinosas endémicas de la Isla. Estos roedores extintos, característicos por tener un pelaje tan duro que asemeja púas, aunque no tan duras como las de un puercoespín, llegaron a pesar aproximadamente cinco libras (como un gato adulto). “Actualmente hay tres especies de ratas fósiles descritas para Puerto Rico y se está tratando de determinar si realmente son tres especies o son variaciones de una misma especie”, afirmó el paleontólogo Jorge Vélez-Juarbe. Estos tres especímenes son la rata espinosa tipo jutía (Heteropsomys insulans), la rata espinosa grande (Heteropsomys antillensis) y la rata espinosa vieja o de Corozal (Puertoricomys corozalus). Cuando el paleontólogo estadounidense Harold E. Anthony dio a conocer su estudio sobre mamíferos fósiles boricuas en el 1917, éste señaló que las primeras dos especies estaban estrechamente relacionadas, informa el libro “Biodiversidad de Puerto Rico”, editado por el biólogo Rafael L. Joglar. Por tal razón, el texto indica que muchos científicos consideran hoy día que la rata espinosa grande y la tipo jutía son la misma especie. La rata espinosa vieja fue descubierta en el 1930, reza el libro, en un ensayo escrito por el biólogo Donald A. McFarlane y el líder ambientalista Abel Vale. Se conoce poco de este mamífero, pues sólo se tienen fragmentos del único espécimen hallado, que estaba “en la fisura de la pared de una cantera de roca caliza cerca de Morovis”, según el texto. El ensayo agrega que dichos fragmentos aparentan ser más antiguos que las otras ratas espinosas boricuas, por lo que la rata espinosa vieja podría ser su ancestro. Sin embargo, hace falta hallar más fósiles para confirmar esta posibilidad. A las ratas espinosas boricuas les sobreviven parientes en América Central y en Suramérica. Gracias al estudio de estos roedores modernos, en conjunto con el examen de los cráneos de las especies extintas de Puerto Rico, se sabe que estas últimas se alimentaban mayormente de frutas, informó Vélez-Juarbe. De acuerdo con el paleontólogo, las ratas espinosas boricuas descienden de roedores suramericanos que arribaron a las Antillas hace cerca de 30 millones de años. Un choque de placas tectónicas ocurrido en el Caribe hace 50 millones de años provocó un levantamiento de terrenos que unió el archipiélago antillano con el norte de la actual Venezuela, lo que posibilitó la migración de mamíferos procedentes del mencionado continente, explicó el catedrático del Departamento de Geología del Recinto Universitario de Mayagüez, Hernán Santos. “Posiblemente podía caminarse desde Suramérica hasta Cuba”, agregó el profesor. Una popular teoría mencionada por Vélez-Juarbe sostiene que, de esas primeras ratas espinosas suramericanas que llegaron al Caribe, evolucionaron las tres especies boricuas y las jutías. Después de esa evolución, que se estima que ocurrió hace al menos 20 millones de años, las ratas espinosas y las jutías convivieron en la Isla. Aunque no se sabe con certeza qué causó la extinción de las ratas espinosas puertorriqueñas, Vélez-Juarbe indica que un factor que pudo haber influido en su desaparición, igual que en el caso de las jutías, es que estos roedores, “al ser grandes, su periodo de gestación es más largo”, además de que tenían pocas crías por camada (dos a tres), por lo que tardaban más en recuperarse de un descenso en su población. “Las últimas fechas de las ratas son de varios miles de años después de la llegada de los primeros pobladores, así que no fue una extinción rápida causada por humanos”, afirmó el paleontólogo. “Quizás pudo ser una extinción gradual causada por humanos”. Agregó que los cambios climáticos y la competencia por alimento y hábitat con los roedores traídos por los conquistadores europeos pudieron haber jugado un papel importante en la extinción de las ratas espinosas nativas de Borinquen.