Pisa y no arranca la Iguaca

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Por Miguel A. Acevedo y Luis J. Villanueva-Rivera endi.com Podemos observar cotorras en el Viejo San Juan, en el Jardín Botánico, en nuestros patios, en nuestros parques e incluso en zonas urbanas. Sin embargo estas cotorras, aunque son muy coloridas y alborotosas, no son Cotorras Puertorriqueñas (Amazona vittata). La mayoría de las cotorras del género Amazona son verdes, pero la Cotorra Puertoriqueña se distingue de las demás por tener un anillo blanco alrededor del ojo, la frente roja y plumas azules en las alas. Otras cinco especies del genero Amazona habitan en nuestra Isla, todas introducidas como mascotas. Hoy sobreviven muy pocas Cotorras Puertorriqueñas. Sin embargo, no siempre fue así. Cerca de un millón de éstas sobrevolaban nuestra Isla durante el siglo 19. Fueron cazadas y capturadas como mascotas durante mucho tiempo. Como consecuencia de esta caza y captura, hace treinta años la Iguaca -como la conocían nuestros taínos- se convirtió en una de las aves en mayor peligro de extinción del mundo con apenas trece individuos. En ese entonces, luchaban por sobrevivir en los bosques de El Yunque. Hoy día, dos proyectos de reproducción en cautiverio operan para evitar que perdamos para siempre nuestra cotorra endémica. Estos proyectos de reproducción en cautiverio mantienen las únicas dos poblaciones de Cotorras Puertorriqueñas en los bosques de El Yunque y Río Abajo. Estos proyectos, manejados por el Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre y por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales respectivamente, reproducen y mantienen las cotorras en jaulas. Después de un proceso paulatino de entrenamiento, las nuevas cotorras son liberadas al estado silvestre. En varias ocasiones, ambos proyectos han liberado individuos los cuales deben aprender a evitar depredadores, encontrar alimento y reproducirse por si mismos. En la liberación más reciente en el Bosque de Río Abajo, se liberaron 22 individuos, de los que hoy sobreviven 14. La mayoría de los individuos que no sobrevivieron cayeron víctimas del Guaraguao Colirojo (Buteo jamaicensis), uno de sus depredadores naturales. Entonces, ¿qué necesitan estas Cotorras para poder sobrevivir? Todos los animales requieren de alimento y sitios de reproducción para poder sobrevivir como especie. La Cotorra Puertoriqueña se alimenta mayormente de semillas y frutas de más de 60 especies de árboles. De estas especies de árboles, quizás las más importantes lo sean la Palma de Sierra (Prestoea montana) y el Tabonuco (Dacryodes excelsa). Pero las frutas de las cuales se alimenta no son tan difíciles de encontrar como los sitios apropiados para su reproducción. Nuestra Cotorra anida en cavidades naturales en los árboles, que se forman al caer algunas de sus ramas. Para que estas cavidades sean lo suficientemente grandes para poder sostener un nido de la Cotorra Puertoriqueña, el árbol que contenga la cavidad debe ser grueso y por lo tanto maduro como los de Palo Colorado (Cyrilla racemiflora) en El Yunque. El problema está en que la mayoría de los remanentes de bosque de nuestra Isla son muy jóvenes, por lo que no tienen árboles con el tamaño apropiado para la reproducción de la Cotorra. Más aún, los Zorzales Pardos (Margarops fuscatus) depredan los huevos y parasitan sus nidos. La rápida destrucción de los bosques que tenemos hoy día está reduciendo el hábitat potencial que las Cotorras podrán utilizar en el futuro. Esto, en conjunto a la introduccion de especies de aves exóticas que podrían competir por los mismos recursos, están amenazando la inversión y el arduo trabajo para su recuperación. Muy pocos han tenido el privilegio de observar a nuestra cotorra en su estado silvestre. Si les damos una mano, las futuras generaciones no serán privadas de este privilegio. De nosotros depende que el esfuerzo de varias décadas logre que la Iguaca regrese a volar por nuestros cielos. Los autores son biólogos y coordinadores de eBird Puerto Rico (www.eBirdPR.org).