A salvar el sapo concho

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El Nuevo Dia
Restauraciones y reforestaciones se realizaron en cuatro áreas a lo largo del litoral costero de la también designada Reserva Internacional de la Biosfera. (GFR Media)

El sapo concho puertorriqueño logró una exitosa reproducción, evento que no se había reportado desde el año 2014.   

Esto se logró gracias a la unión entre los gobiernos estatal y federal, las organizaciones comunitarias y la empresa privada.

La semana pasada, representantes de estos sectores informaron sobre los proyectos de restauración ecológica en la costa que bordea el Bosque Estatal de Guánica, que permiten un mejor disfrute de las playas del área y protegen de la interacción humana el hábitat del sapo concho. Esta es una especie endémica en peligro de extinción que en el pasado mes se documentó una exitosa reproducción en ese lugar.

El anuncio fue hecho por la secretaria del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, Carmen R. Guerrero Pérez; el director del Instituto de Dasonomía Tropical, Ariel Lugo; el director ejecutivo del Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre, Edwin Muñiz; el presidente de la organización que comaneja ese bosque: Protectores de Cuencas, Roberto Viqueira; y la directora de Servicios al Donante de la Fundación Comunitaria de Puerto Rico, Tamara González; teniendo de fondo las charcas naturales en donde evolucionan los renacuajos de sapo concho y un puente en madera para el paso peatonal.

Restauraciones y reforestaciones se realizaron en cuatro áreas a lo largo del litoral costero de la también designada Reserva Internacional de la Biosfera: en Tamarindo, Guayanilla; Aromas, entre Guayanilla y Yauco; Atolladora, Yauco; y Jaboncillo en Guánica.

El área de Tamarindo, cuenta con un paseo tablado que conduce a la playa para evitar el tránsito de las personas por las charcas naturales donde se encuentran los renacuajos del sapo concho, cuya reproducción este año se documentó el pasado 25 abril, luego de un evento de lluvias de 3.53 pulgadas. También, se reforestó el litoral costero como una medida para controlar la erosión y de protección de las costas ante el cambio climático. Se realizó la restauración de dunas de arena para estabilizar la costa ante el embate del oleaje que se prevé como producto del cambio climático.

Con la colocación de postes pequeños que hacen la función de vallas, en el área de Atolladora, se evitará el fuerte impacto del paso de los vehículos hasta la playa. Se creó un estacionamiento permeable que filtra el agua de lluvia al discurrir hacia unas charcas que el sapo concho utiliza en eventos reproductivos, y sirven de oasis para aves migratorias, insectos y reptiles, como el lagartijo del bosque seco, especie en peligro de extinción.

Igualmente, en Aromas, se delimitó la zona costera para que los vehículos no entren hasta la playa. Ello permitirá que los autos sean estacionados de forma organizada.

El camino de Jaboncillo, afectado por la erosión costera, fue estabilizado y se tomaron medidas para evitar que las escorrentías de la lluvia que provienen de las zonas altas transporten sedimentos hasta la playa y  afecten las áreas de praderas de yerbas marinas que sirven de alimento a distintas especies protegidas y en peligro, como los manatíes, y a su vez mejora la calidad de agua al reducir el impacto de escorrentías en los arrecifes de coral.

“El sapo concho es el único sapo endémico de Puerto Rico y se encuentra en peligro de extinción debido, principalmente, a que los seres humanos hemos alterado su hábitat. Sin embargo, vemos que cuando preservamos sus espacios de reproducción y de vida, se les abre una oportunidad más para su supervivencia”, expresó Guerrero Pérez.

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