Traductores de conocimiento

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Por Laura N. Pérez Sánchez / laura.perez@elnuevodia.com El Nuevo Día Convencidos de que el resultado de sus investigaciones puede mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, un grupo de sicólogos traduce sus hallazgos para que lleguen a las comunidades y trasciendan las páginas de las revistas especializadas. Con folletos, hojas sueltas y charlas, el equipo de trabajo del programa de alcance comunitario del Instituto de Investigación Psicológica (IPsi) intenta acercar su conocimiento sobre niños y adolescentes a sus padres y tutores, el primer eslabón en la cadena de prevención de trastornos de comportamiento en esa población. Nélida Torres, administradora del programa, aseguró que los investigadores del IPsi -adscrito a la Universidad de Puerto Rico- eran conscientes de que necesitaban canales para llegar hasta la población cuando se enteraron de la oferta de una asignación de fondos federales para crear iniciativas de ese tipo. “Es una coincidencia de intereses”, señaló Torres tras destacar que la asignación de $7,500 anuales del Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH) de Estados Unidos representó “un empujón” para ellos. “La idea es que estas investigaciones lleguen a la gente, porque hay mucha gente que habla de la depresión y del suicidio entre los jóvenes, y aparenta que no estamos haciendo mucho... pero algo sí se está haciendo”, manifestó la también sicóloga social comunitaria. Migdalia Hernández, una madre de 42 años que tiene en casa a tres adolescentes, lo confirma. Hace un año, se enteró por el Departamento de la Familia sobre la primera charla del programa, y desde entonces aplica en la crianza de sus hijos lo que aprendió aquel día. “La información que me traigo para mi casa, aparte de que se la paso a otras personas, yo misma siento a mis hijos y me pongo a leerla con ellos”, sostuvo. “Es la primera vez que he ido a estos talleres así, de la universidad, y mientras pueda seguir adquiriendo conocimiento y herramientas para el bien de mis hijos, lo voy a seguir haciendo”, indicó Hernández. Emily Sáez, una de las investigadoras que ha tenido la experiencia de cruzar del ámbito académico a la comunidad, afirmó que no solo tiene la oportunidad de llevar el conocimiento a los ciudadanos sino, también, de compartirlo con aquellos que estuvieron dispuestos a colaborar con sus investigaciones. Con alguno de los estudios que ha realizado, ha podido concluir, por ejemplo, que cuanto más cercano afectivamente está un padre o madre de su hijo, menor es la probabilidad de que el adolescente desarrolle síntomas de depresión. “Si yo tengo esa información, debo compartirla con los padres para que ellos sepan que es bien importante la forma en que ellos se relacionan y se comunican con sus hijos”, señaló Sáez, quien es también sicóloga clínica.