Universidades del mundo aprenden del huracán María

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Por: 

Gerardo E. Alvarado León

Albany - Con la experiencia del huracán María como telón de fondo, representantes de 114 universidades de Puerto Rico, Estados Unidos, Bahamas y Japón se comprometieron a crear un consorcio para redefinir el rol de las instituciones de educación superior en situaciones de desastre y fomentar la resiliencia comunitaria.

Al compromiso se unieron miembros de más de 70 agencias gubernamentales y organizaciones sin fines de lucro.

Entre todos, impulsarán un nuevo paradigma sobre cómo lidiar con estudiantes desplazados, las relaciones y colaboraciones con colegas afectados, la ética de la investigación en ambientes operacionales extremos y la forma en que la academia contribuye a mitigar vulnerabilidades, entre muchos otros aspectos.

Esa, a grandes rasgos, fue la conclusión de la “RISE 2019 National Conference: Transforming University Engagement in Pre- and Post-Disaster Environments: Lessons from Puerto Rico”, que acogió recientemente –durante tres días– a más de 500 personas en la Universidad en Albany de la Universidad Estatal de Nueva York (SUNY, en inglés).

RISE es una iniciativa que busca nutrirse del conocimiento y las experiencias de las universidades que, tras el paso de María, viajaron a Puerto Rico para ayudar e investigar, desde distintas plataformas, las secuelas del ciclón, en vías de fortalecer la respuesta a eventos futuros, que serían más frecuentes debido al cambio climático. Los desarrolladores de la plataforma son Cecilio Ortiz García y Marla Pérez Lugo, ambos profesores del Departamento de Ciencias Sociales del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR).

Ortiz García y Pérez Lugo fueron los copresidentes de la conferencia nacional en la capital neoyorquina, y explicaron que, en el futuro inmediato, los esfuerzos se centrarán en preparar el “documento fundacional” del consorcio entre universidades, agencias y organizaciones.

Las bases de ese documento saldrán de las 50 presentaciones y paneles plenarios, sesiones concurrentes y talleres ofrecidos durante la conferencia, donde se identificaron acuerdos básicos y posibles áreas de convergencia.

“Colaboración, humildad, comunicación, justicia y relaciones basadas en confianza. Esos son los verdaderos retos. No se trata de si las universidades pueden instalar placas solares o cisternas. Eso, al final, también se va con el viento. Están ocurriendo eventos atmosféricos extremos que les cambian la vida a las comunidades, y necesitamos un documento que produzca compromisos de acción”, dijo Ortiz García en entrevista con El Nuevo Día.

“El problema es que no suele haber apoyo institucional. Por eso, estamos teniendo discusiones enfocadas en cuatro grupos: oficiales degobierno, poblaciones indígenas y comunidades; administradores de instituciones de educación superior; investigadores y facultativos; y estudiantes”, agregó Pérez Lugo.

Áreas de convergencia

Al final de la conferencia, cada grupo presentó un reporte de sus sesiones de cohorte. Entre todos, hubo consenso de que, como parte del consorcio, se cree un glosario de términos –como “resiliencia y justicia ambiental”–, se establezca una base de datos o repositorio de investigaciones, y se identifiquen personas contacto o coordinadores en cada universidad para darles seguimiento a las iniciativas.

Además, los estudiantes resaltaron que las universidades deben dar apoyo comunitario en varios idiomas. Los administradores de instituciones recomendaron, por su parte, la firma de “acuerdos predesastres”, que permitan una movilización más rápida y efectiva. Los investigadores y facultativos sugirieron estudios colaborativos y el establecimiento de “capítulos RISE” en escuelas y universidades. El gobierno y las comunidades propusieron, entretanto, caracterizar las “necesidades reales” previo a desarrollar proyectos, consultar a la ciudadanía en la toma de decisiones, hacer disponible la información y exigir rendición de cuentas.

Ortiz García y Pérez Lugo, quienes son cofundadores del Instituto Nacional de Energía y Sostenibilidad Isleña (Inesi) de la UPR, destacaron que ya se han identificado líderes universitarios, en distintos centros, para que encabecen el establecimiento del consorcio.

“Todo esto se concretiza a través de prácticas, que se establecen desarrollando protocolos con nuevos valores. No es una varita mágica. Hay que entrar a las universidades con humildad y, a través de un proceso colaborativo, ver por qué las cosas son como son y quiénes se benefician de que sean así”, sostuvo Pérez Lugo.

“Así como no podemos ir a una comunidad a decir que las cosas se van a hacer de cierta forma, tampoco se puede hacer en una universidad. Se necesita tiempo para que las universidades desarrollen sus propios protocolos”, agregó, en referencia a las dificultades que enfrentaría la creación del consorcio.

“Sientan la pauta”

Aun así, ambos profesores se expresaron confiados sobre el éxito de la iniciativa, ya que entre las instituciones comprometidas están SUNY, City University of New York (CUNY), Penn State University y University of Minnesota, a las que se les atribuye gran capacidad para influir en otras.

En opinión de Ortiz García, estas son universidades que “sientan la pauta” y, al unirse a RISE, validan la plataforma.

Para el presidente de SUNY Albany, Havidán Rodríguez, el consorcio representa una oportunidad para que las universidades provean “un futuro seguro” a las comunidades que han experimentado desastres o están sujetas a vivirlos, sobre todo, en tiempos de cambio climático.

“Esta red social, académica y de investigación le dará seguimiento a todo los discutido en la conferencia. Lo importante es seguir con las conversaciones y establecer conexiones. Queremos, por ejemplo, preparar mejor a los estudiantes para que, cuando se gradúen, tomen las decisiones y el liderazgo para bregar con emergencias. A los profesores también hay que prepararlos para responder mejor”, dijo Rodríguez, quien es puertorriqueño y fue profesor en el RUM.

A la conferencia nacional asistieron 25 presidentes de universidades, entre estos, Kristina Johnson, canciller del Sistema SUNY; Joan Gable, de University of Minnesota; y Jorge Haddock, de la UPR. El RUM –particularmente– tuvo un rol protagónico en la coordinación del evento y, en total, 23 profesores y estudiantes de la UPR lideraron paneles, sesiones concurrentes o talleres. Próximamente, se publicarán las actas de la conferencia, así como las grabaciones de las sesiones concurrentes.

Ortiz García y Pérez Lugo están en Estados Unidos tras recibir una beca del Consejo Nacional para la Ciencia y el Medio Ambiente (NCSE, en inglés), que los nombró “investigadores principales en resiliencia” y les encomendó la celebración de la conferencia nacional y el establecimiento del consorcio. La UPR les dio una licencia sin sueldo.

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