Científica boricua estudiará microalgas en el Canal de Panamá
Una joven científica puertorriqueña partirá en octubre a Panamá, donde pasará nueve meses colectando microalgas y documentando sus hallazgos a través de diversas plataformas digitales.
Una joven científica puertorriqueña partirá en octubre a Panamá, donde pasará nueve meses colectando microalgas y documentando sus hallazgos a través de diversas plataformas digitales.
Se informó que aunque algunas playas han ido recobrando la arena perdida a paso lento, otras no han logrado recuperarse del impacto del ciclón que arribó a la isla el 20 de septiembre del año pasado.
Ahora el impacto concreto del aumento del nivel del mar y de las temperaturas, y los fenómenos meteorológicos extremos no son una proyección futura, sino una dura realidad. La investigación regional de CPI documentó que ya están ocurriendo inundaciones continuas, desplazamientos de poblaciones, pérdida significativa de costas e impactos sobre negocios turísticos en lugares como Puerto Rico, BVI, USVI, Dominica, Panamá, República Dominicana y Haití.
Dinelle Henley siente temor por su natal Cane Garden Bay, una de las playas más emblemáticas y prístinas del Caribe.
Por: Koralis Reyes Maldonado , estudiante de Biología de la UPR-RP
A cuatro meses de haber pasado el huracán María, hemos visto como Puerto Rico ha reverdecido en su mayoría. Sin embargo, los árboles caídos que no podrán recuperarse representan una gran pérdida para el ecosistema e inclusive nos hace más vulnerables ante futuras amenazas de huracanes. A continuación, presentamos algunas razones por las cuales reforestar a Puerto Rico puede ayudar a mitigar los efectos de un huracán:
1. Nos protegen de vientos
Los árboles actúan como una barrera contra los vientos y ayudan a que la fuerza de estos se disipe y no azoten nuestros hogares con tanta intensidad. Sin la protección de nuestros árboles, la devastasión por parte de los vientos hubiese sido más grave.
El colosal montículo de cenizas tóxicas de carbón que la empresa AES Puerto Rico mantiene al sur de su planta en el barrio Jobos de Guayama no quedó inmune a los efectos del poderoso huracán María.
Como evidencian fotografías tomadas por La Perla del Sur el pasado viernes, 29 de septiembre, la montaña se erosionó a causa de las lluvias y vientos huracanados.
El monumental depósito, incluso, perdió altura al compararse con fotos tomadas el lunes, 17 de julio y el martes, 19 de septiembre, justo un día antes del paso del huracán sobre suelo puertorriqueño.
“Cazando arena”. Así describió la doctora Maritza Barreto una de las fases de la investigación que realiza junto a su asistente Elizabeth Díaz en varias playas de la costa norte que fueron impactadas por el huracán María recientemente.
Barreto explicó a Diálogo durante un recorrido por algunas playas embestidas por el temporal que los componentes de la arena arrojan información vital. Permiten identificar si las aguas de los ríos circundantes llegaron a la zona. También el grueso del sedimento le informa cuán fuerte fue el oleaje.
Mientras miles de soldados y empleados del gobierno luchan por devolver la normalidad a Puerto Rico, un pequeño grupo de científicos trabaja contrarreloj para salvar a más de 1,000 monos que podrían albergar en sus cerebros pistas sobre algunos de los mayores misterios sobre la mente humana.
Se llaman María, Irma, José, entre otros muchos nombres. Son huracanes que azotan con violencia las islas del Caribe, destruyendo a su paso todo lo que encuentran: techos, ventanas, paredes y mucha vegetación. Pero si estos huracanes tienen nombres, por qué no se bautizan otros héroes que se mantienen en pie, dándolo todo hasta el final, como los músicos del Titanic, y desafiando vientos de hasta 170 mph: las palmas.
El Fondo Verde para el Clima (GCF, por sus siglas en inglés) es un fondo establecido dentro del Marco de Cambio Climático de las Naciones Unidas para asistir países en desarrollo en las prácticas de adaptación y mitigación al cambio climático. Debido que “las naciones que menos contribuyen a menudo están a riesgo de perder más” dijo Barack Obama en 2014, el GCF promete proveer instrumentos significativos, relevantes y efectivos para concertar un esfuerzo global de afrontar el cambio climático. Los países industrializados se han comprometido voluntariamente a aportar $10.3 billones al GCF para ayudar a países en desventaja económica a reducir sus emisiones de gases de invernadero y tomar acción sobre los efectos irreversibles del cambio climático.