¿Está la boa de Puerto Rico realmente en escasez?
La supuesta escasez del culebrón o boa de Puerto Rico se le ha atribuido a la mangosta (ardilla en Puerto Rico). Este artículo argumenta contra esta aseveración.
La supuesta escasez del culebrón o boa de Puerto Rico se le ha atribuido a la mangosta (ardilla en Puerto Rico). Este artículo argumenta contra esta aseveración.
La conferencia "Los puertorriqueños y el cáncer: la desigual carga del cáncer", celebrada del 10-12 de mayo de 2006 en Carolina, reunió a "investigadores puertorriqueños, tanto de la isla como de Estados Unidos, que trabajan con poblaciones boricuas para que se puedan establecer colaboraciones, conocer los avances de cada cual y hacer las investigaciones que se necesitan."
Debido a la falta de planificación, la erosión, la contaminación, y la explotación, en combinación con fenómenos naturales futuras generaciones podrían carecer del disfrute de los hermosos arrecifes de coral de la isla de Culebrita.
El Nuevo Día de hoy (Domingo 12 de marzo del 2006) habla sobre un tesoro poco conocido para muchos puertorriqueños: la migración anual de las ballenas jorobadas al canal de la Mona. Las ballenas jorobadas llegan desde Groenlandia, Canadá, el norte de los EU y Noruega a parearse ey dar a luz en las calidas aguas caribeñas. Menciona el artículo que "Puerto Rico también recibe la visita de recibe la visita de otras especies de ballenas, como la asesina o la orca, el cachalote, piloto, minke y la picuda, la que más abunda es la jorobada (megaptera novaeangliae), que tiene hábitos más costeros y es la que salta con más frecuencia." No hay que ir mar adentro para ver las ballenas: las mismas pueden ser vistas desde el Faro de Rincón.
La Compañía de Turismo de Puerto Rico, en colaboración con la Fundación Juan A. Regis para la Preservación de la Vida Marina de Puerto Rico y la Fundación Toyota anunciaron la creación de un mapa interactivo llamado "Nuestras Costas".
Puerto Rico tiene uno de los índices per capita de asma más grandes del mundo, y los niños puertorriqueños tienen 300 veces más probabilidad de padecer la condición que niños no-puertorriqueños en los EEUU.