Avanza la tecnología al servicio de la salud

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Por Huaralí Reyes Avilés / huarali.reyes@elnuevodia.com endi.com ¿Dónde estará? ¿Habrá salido de la casa? ¿Se habrá perdido? Estas son algunas de las interrogantes que día a día agobian a miles de familiares de pacientes de Alzheimer, cuya principal preocupación es la seguridad de su ser querido que, poco a poco, va perdiendo sus facultades mentales. Por eso el doctor Joaquín Dávila Cintrón permitirá que se le implante a su esposa, María del Carmen Quiñones Silva, un microchip que facilitará que se le identifique y se le provea tratamiento médico adecuado en caso de una emergencia o que se pierda, como suele suceder en las etapas avanzadas de esta enfermedad. “Principalmente es una medida de seguridad”, expresó a El Nuevo Día Domingo el galeno residente de Guayama y quien participará este jueves de la primera actividad de implantación del microchip en 10 pacientes de la Federación de Alzheimer de Puerto Rico. El dispositivo que utilizará Quiñones Silva es manufacturado por la empresa estadounidense Verichip Corporation, que ha comenzado a difundirlo en varios países con fines médicos y de seguridad. Se trata de una cápsula de cristal del tamaño de un grano largo de arroz que se implanta con una aguja hipodérmica bajo la piel del antebrazo. No deja cicatriz y tiene un costo de $200. Contiene un número codificado de 16 dígitos que permite varios usos y se lee mediante un escáner. Funciona con la tecnología de identificación por radio frecuencia, mejor conocida como RFID, que detecta la ubicación del objeto o persona que lo tenga implantado o se conecta con una base de datos ubicada en Estados Unidos en la que está archivado el historial médico de la persona. “El Alzheimer es una enfermedad cruel”, manifestó Dávila Cintrón, quien le explicó a “Carmín”, con quien se casó hace 29 años, lo que es el ‘verichip’, sus beneficios y el procedimiento para implantarlo. Carmín tiene tres hijos y 56 años de edad. Previo que se le diagnosticara este mal en el 2002 ayudó a su esposo en el consultorio por un periodo y luego se dedicó por completo a las labores de la casa. Durante la fase inicial de la condición, como es común, se negaba a aceptar que estaba perdiendo la memoria. “Al principio para ir a trabajar era un lío. Nos llegó a quemar un microondas”, indicó el médico, quien asegura que logra mantener la fortaleza para lidiar con esta situación por el amor, el sentido de responsabilidad y sus principios. En la actualidad, Carmín se encuentra en una etapa avanzada de la enfermedad, pero todavía no ha perdido sus facultades por completo. Tampoco se ha ido de la casa o se ha perdido porque cuenta con una persona que la cuida mientras su esposo está trabajando. Este beneficio no lo tienen todos los pacientes de esta enfermedad, destacó Awilda Cividanes, presidenta de la Federación de Alzheimer de Puerto Rico. Según la también catedrática de la Universidad Interamericana, llega una fase en la que el paciente “se pierde en su entorno aunque sea el mismo en el que ha vivido durante 20 años”. A veces salen a la calle y no saben regresar a sus hogares, “eso se llama deambular”, agregó. “Pueden pasar varios días desaparecidos y que los traten como deambulantes. A veces paran en los cuarteles de Policía o en hospitales de psiquiatría”, puntualizó Cividanes. Por eso considera que el ‘verichip’ puede proveer seguridad física al paciente y emocional a sus familiares. “Muchos familiares tiene que salir a trabajar y los pacientes se quedan solos o con personas de la misma edad, que no tienen la habilidad de cuidarlos. Tampoco los pueden encerrar con portones y candados porque puede ser maltrato o un tipo de negligencia” detalló la presidente de la Federación de Alzheimer. En Puerto Rico se usará inicialmente el uso del dispositivo para fines médicos, aunque también se utiliza para fines de seguridad. El ‘verichip’ también será útil para pacientes de diabetes, de alta presión y otras condiciones que corren el riesgo de requerir atención médica de urgencia.