El padre de la invención

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Pedro A. Menéndez Sanabria
El geólogo Alex Martínez busca enseñar a sus hijos que a través de la tecnología toda idea que les surja es posible hacerla realidad. (Nelson Reyes Faria / Para GFR Media)

MAYAGUEZ - Lápices de colores que suenan graciosas melodías, potentes cohetes caseros capaces de alcanzar las nubes y hasta camisas que se iluminan con el contacto de la palma de la mano son solo algunos de los inventos que el geólogo Alex Martínez ha construido junto a sus hijos en un esfuerzo por enseñarles que a través de la tecnología toda idea que les surja es posible hacerla realidad.

La sed de conocimiento llevó a este científico jayuyano a explorar los confines de Internet, donde se topó con el movimiento ‘maker', una corriente de pensamiento a través de la cual innovadores comparten proyectos que involucran tanto tecnologías emergentes como técnicas convencionales por medio del código abierto con el fin de que sean replicados y hasta mejorados en todas partes del mundo. Para Martínez, esto representó el medio perfecto, no solo para satisfacer su curiosidad, sino para establecer un vínculo con sus hijos involucrándolos en actividades educativas, pero sobre todo divertidas.

"Esto es una forma de tenerlos cerca de mi corazón. En ocasiones, he salido de trabajar a las 6:00 p.m. y llegado a casa a las 7:00 p.m. y a esa hora me lo he llevado al parque a probar unos aviones o unos cohetes que hicimos. Lo importante es hacer lo que sea posible con tal de tener un ratito divertido con los nenes",  explicó Martínez, quien dejó su trabajo en Ponce para tomar una plaza como educador en la Academia Cristiana Catacumba 5 del municipio de Añasco, donde vive actualmente junto a su esposa, la ingeniero Yulliane Santiago, quien ha sido su "conspiradora" al ser fuente de apoyo, tanto técnico como profesional.

Un legado de conocimiento

Para este maker, la incesante búsqueda de nuevos retos a su intelecto e imaginación es algo que ha llevado consigo desde pequeño, ya que durante su niñez siempre estuvo involucrado en diversos pasatiempos junto a su padre, quien siempre lo estimuló a buscar algo que hacer para desarrollar sus destrezas, aprender y crecer.

"Uno siempre se acuerda de las cosas que aprendió junto a sus padres. Sea en la carpintería, la mecánica, la cocina o en el campo. Cuando encuentro el mundo de los ‘makers' me di cuenta que dentro del movimiento se estimula mucho la participación de los niños ya que es una plataforma ideal para que aprendan destrezas que van a necesitar en el futuro", narró al tiempo que resaltó que al integrar a Lucas Omar, de tres años, y a Ian Omar, de cinco, estos "aprenden por medio de la acción".

Los retos son fáciles de encontrar en línea, algo que sorprendió al educador, quien aseguró a este medio que existen muchas páginas con decenas de guías para proyectos y hasta revistas especializadas con recetas e historias de cómo personas alrededor del mundo han adaptado dicho conocimiento para atender necesidades específicas, como fue el caso de un joven que modificó un trabajo relacionado a la robótica para construirse una prótesis con una impresora en tres dimensiones de una extremidad que había perdido.

"Yo quiero que crezcan con todas las destrezas que yo les pueda dar para que sean mejores puertorriqueños en el futuro. Para eso tengo que ser un buen padre, un buen esposo y un buen ser humano.  Tengo que ser el ejemplo y punto", sostuvo.

Rienda suelta a la creatividad

Para los niños, cada tarea le ha abierto las puertas a nuevos mundos de diversión ya que no solo la culminación de cada encomienda significa nuevos juguetes, sino que además despierta en ellos toda una gama de posibilidades impulsadas por su imaginación.

Uno de los casos fue la elaboración de un sistema de luminarias que fue integrado a unas camisas de manera que cuando una mano hace contacto con un sensor en la parte posterior cerca del hombro derecho se encienden unos círculos en el área frontal. Aunque al explicarse puede parecer complicado, este sistema es simple de crear y está basado en el juego chico paralizado. Para Lucas e Ian Omar ha representado horas de juego junto a sus amigos.

"En una ocasión hicimos unas aeronaves de ‘foam', cuyos planos encontré en Internet, de un grupo que se especializa en aviones a control remoto. Los muchachos lo montaron, pegaron las piezas y les encantó. También trabajamos unos pequeños robots compuestos de vasos y un motorcito. A esos le sacaron el jugo, jugaron con ellos hasta que se rompieron", relató el progenitor.

Sobre el efecto que esta iniciativa ha tenido en estos pequeños ‘makers', Martínez confesó que personalmente no había notado muchos cambios pero en la escuela la historia fue otra. "Creces con ellos y te acostumbras tanto a alguien que no ves los cambios, pero las maestras nos dicen que son bien creativos, se las inventan y están llenos de iniciativa. Eso te llena de satisfacción. Mi esperanza es que cuando sean grandes lleguen con algún proyecto y yo pueda decirles que metan mano y vayan pa'lante porque ya tienen todas las herramientas que necesitan en su cabeza", concluyó el padre.

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