Matrimonio entre ciencia y negocios

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Por Marie Custodio Collazo / mcustodio@elnuevodia.com El Nuevo Día Tres empresas emergentes (start ups) de alta tecnología en diferentes etapas de desarrollo tienen un elemento en común: el apoyo económico y técnico del Fideicomiso de Ciencia y Tecnología para comercializar sus productos. Ignacio Pino es presidente de CDI Laboratories, Inc., una compañía de biotecnología mayagüezana que está trabajando con investigadores del Centro de Alto Rendimiento Biológico de la Escuela de Medicina de la Universidad de Johns Hopkins para desarrollar la plataforma de generación de anticuerpos monoclonales propietarios (MAb, por sus siglas en inglés) conocida como tecnología Rápida MAb (Fast-MAB ®, por sus siglas en inglés), la cual es capaz de crear anticuerpos monoclonales ultra-específicos rápidamente. Los anticuerpos monoclonales son moléculas o “balas mágicas” de una gran importancia en biotecnología, y generan ventas anuales de $40 mil millones en todo el mundo. Los anticuerpos monoclonales de CDI detectan, con una precisión sin precedentes, proteínas que están implicadas en enfermedades humanas y animales y esto permite crear terapias más seguras y desarrollar diagnósticos más precisos. CDI está asociándose con empresas de investigación, de diagnóstico y farmacéuticas para comercializar en los mercados internacionales los MAbs que la compañía mayagüezana esta produciendo. “El desarrollo de nuestra empresa, que tengo el honor de decir que es dirigida por empresarios locales, y en la cual laboran científicos de Puerto Rico, no habría sido posible si no hubiéramos recibido el asesoramiento experto y el financiamiento estratégico del Fideicomiso”, explicó Pino. La más reciente inversión del Fideicomiso en CDI, que asciende a $300,000, precisó Pino. La Tecnología Rápida MAb podría redefinir a Puerto Rico posicionando a la Isla como uno de los mayores desarrolladores y fabricantes mundiales de este recurso, y exportando este descubrimiento para impulsar la economía del conocimiento aquí. Basado en el crecimiento actual de CDI y su plan de negocios, para el 2016 esperan generar 300 empleos bien remunerados. Al presente la plantilla laboral es de 9 personas. Pino comenta que los start ups en EE.UU. están apoyados por un ecosistema en el que hay emprendedores dispuestos a asociarse con investigadores para desarrollar la tecnología que surge de las universidades. “Esa ebullición de todas esas compañías generan la mayoría de los empleos. Eso es lo que el Fideicomiso está tratando de crear y de ser el catalítico para que eso ocurra”, puntualiza el presidente de CDI. Innovación rumbo a Bolivia Mientras CDI ya está en proceso de comenzar a producir para la venta, Caribbean Biotechnologies Inc. pronto probará en Bolivia un sensor óptico para detectar de forma inmediata enfermedades infecciosas transmitidas por vía aérea, como tuberculosis, gripe aviar, influenza, entre otras. Jorge E. González, presidente de Caribbean Biotechnologies, creó el concepto junto a un socio, ambos puertorriqueños residentes en Estados Unidos. Sin embargo, a la hora de establecer operaciones para desarrollar sus productos, se decidieron por la incubadora de negocios Vitec2 en Mayagüez. “Nos establecimos en Puerto Rico porque soy puertorriqueño, trabajé mucho tiempo en la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez. Una vez planteamos las ideas, encontramos que los graduados de Mayagüez proveían un talento enorme, al atraerlos y establecer instalaciones se hacía muy costoefectivo desarrollar la tecnología en el País. La opción de movernos para manufacturar en otro país siempre ha estado, sin embargo, no vemos motivos para hacerlo porque en Puerto Rico tenemos acceso al personal que necesitamos”, dice González. El empresario señala que el Fideicomiso ejerce un rol que crea un ambiente de confianza tanto para que los innovadores se atrevan a dar el paso hacia la comercialización, y que se facilite la inversión pública y privada en estas empresas emergentes. “Si se logra crear ese espacio, Puerto Rico estaría encaminado a un desarrollo de un modelo económico sustentable. Si no se logra, vamos a seguir con el mismo modelo en el que la innovación ocurre en otros países y aquí llega para hacer la manufactura”, expresa González, y añade que, al no tener vínculos emocionales con la Isla, los dueños de la tecnología se la pueden llevar en cualquier momento. Instrumento para mejorar También está Luis Almodóvar, un neurocirujano oncólogo que dirige Brainvent, Inc., compañía que se dedica a generar propiedad intelectual. Por el momento, ya tienen patentes y están realizando pruebas clínicas para instrumentos biomédicos, en particular en el área quirúrgica. Almodóvar, quien se identifica como inventor y médico, reclama que es fundamental propiciar que se alcance una masa crítica de empresas puertorriqueñas de alta tecnología que no se base en la explotación de los recursos naturales y que atraigan a inversionistas del exterior. Aunque Brainvent se ha beneficiado de la asesoría técnica que brinda el Fideicomiso, sin embargo, lo que más necesitan ahora es capital para avanzar el proceso de llevar al mercado sus inventos. Aunque la entidad cuasipública tiene el dinero para invertir en la empresa, sin embargo, requieren la aprobación de la Junta de Fiduciarios que no se reúne desde mediados de 2010. “Tenemos patentes, prototipos, contactos de manufactura en Estados Unidos, diferentes integrantes de nuestro equipo tienen peritaje en la parte regulatoria y levantar un sistema de control de calidad, hemos probado en sala de operaciones. Estamos bien avanzados, sin embargo, hace falta una inyección económica para atravesar el proceso de comercialización”, dice Almodóvar, y lamenta que el Fideicomiso no tenga la agilidad que necesitan empresas como la suya, que son proyectos maduros muy cerca de comercializar y con potencial de éxito.

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