Niñas y jóvenes crean prendas de moda con materiales reusados e inspiradas en la naturaleza

Este artículo es reproducido por CienciaPR con permiso de la fuente original.

PDF versionPDF version

Calificación: 

0

Contribución de CienciaPR: 

No

Por: 

Olivia Carmen Maule
Durante las 36 horas de capacitación –que incluyeron cinco proyectos y numerosas amistades–, las participantes no solo adquirieron habilidades técnicas, sino también confianza en sí mismas. (Olivia Maule)

Naiomy Román Massa, una joven de 18 años apasionada por los animales y la naturaleza, encontró una nueva forma de expresarse: la moda de materiales reciclados. Gracias a Costureras Soñadoras –una organización sin fines de lucro que promueve la costura, la moda sostenible y el amor propio como herramienta de prevención contra la violencia doméstica–, comenzó a entrelazar sus metas personales y profesionales con su deseo de diseñar ropa para perros.

Román Massa fue una de las 15 participantes del recién concluido taller de verano “Moda Sostenible y Amor Propio”, facilitado por la diseñadora de moda Juanita Polanco Irizarry, fundadora de Costureras Soñadoras, en colaboración con Apoyo Empresarial para la Península de Cantera. El taller gratuito culminó con una exhibición de los proyectos creados durante sus dos semanas de duración. Las participantes –niñas y jóvenes– mostraron con orgullo sus piezas, hechas a mano a partir de materiales reutilizados.

“Para mí, la sostenibilidad es algo que me mantiene firme y atada a la naturaleza”, compartió Román Massa, en entrevista con El Nuevo Día. Durante la exposición –en el Salón de Exhibiciones del Centro Comunitario Península de Cantera–, la joven lució un chaleco que creó con textiles ecoamigables durante el taller.

Pero, como explicó Polanco Irizarry, la sostenibilidad en la moda es más que el uso de materiales ecológicos. Ser sostenible, afirmó, también implica reutilizar ropa y retazos para crear nuevas prendas. 

En una de las actividades del taller, las participantes trajeron pantalones de casa que ya no usaban para transformarlos en carteras únicas, evitando que esas prendas terminaran en un vertedero.

Además de aprender técnicas de costura, las jóvenes se acercaron a la naturaleza a través de visitas educativas, añadió Polanco Irizarry. En una de ellas, por ejemplo, recorrieron un huerto, donde aprendieron sobre plantas nativas, la mariposa monarca y aves locales. Según la fundadora de Costureras Soñadoras, estas experiencias sirvieron de inspiración para diseñar camisetas con retazos decoradas con las imágenes naturales que las niñas y jóvenes observaron.

Por otro lado, destacó que, para muchas, el acercamiento a la máquina de coser fue una experiencia completamente nueva. El espacio, sostuvo, fue más que un taller de costura; se convirtió en un lugar para sentirse completas, seguras y enamoradas de sí mismas, como resultado de crear sus propias prendas. 

Durante las 36 horas de capacitación –que incluyeron cinco proyectos y numerosas amistades–, las participantes no solo adquirieron habilidades técnicas, sino también confianza en sí mismas. 

Para Polanco Irizarry, invertir el tiempo libre en actividades creativas puede transformar la manera en que las niñas y jóvenes se relacionan con su entorno y consigo mismas. A su juicio, pasar tiempo de ocio en las redes sociales, o inactivas, puede dar espacio a pensamientos negativos. Por lo tanto, invertir en la creatividad sirve como una forma de sustituir el aburrimiento con algo que las edifica.

Tal fue el caso de Román Massa, para quien la costura se convirtió en una vía de escape. “Fue una forma de olvidarme de todo. Aquí, aprendí a tener paciencia y a relajarme”, afirmó.

Crear ese sentimiento fue, precisamente, la esperanza de Polanco Irizarry al desarrollar el taller. “No tengas miedo de crear”, aconsejó. “A través de cada puntada, pueden también reparar su corazón. Todos tenemos ese poder, solo falta activarlo”

Aunque este fue el primer año del campamento, la fundadora de Costureras Soñadoras espera que continúe cada verano. Su visión es ofrecer un espacio donde la comunidad no solo aprenda costura, sino también tenga herramientas clave para el desarrollo personal, como el amor propio, la autoestima y la autoconfianza.

La iniciativa fue posible gracias al respaldo de Donativos Ambientales Ford y Apoyo Empresarial para la Península de Cantera. Para más información, puede visitar las plataformas de Costureras Soñadoras en Facebook e Instagram.