Una escurridiza melodía

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Por Miguel A. Acevedo y Luis J. Villanueva-Rivera endi.com Desde las entrañas del karso norteño se oye el canto libre y melodioso de una de las aves favoritas de los pajareros de la Isla. “Bien-te-veo, bien-te-veo, bien-te-veo”. Así entona su cántico el Bienteveo de Puerto Rico (Vireo latimeri), una de las aves más comunes en los bosques de Puerto Rico, pero a la vez muy escurridiza y difícil de observar. El Bienteveo, endémica a Puerto Rico, pertenece al grupo de aves llamadas vireos. Los vireos son aves pequeñas, muy parecidas a las que le llamamos reinitas, con la distinción de que tienen picos más gruesos y colores menos llamativos. Los vireos son únicos al nuevo mundo, lo que significa que sólo se encuentra en América del Norte, América Central, América del Sur y el Caribe. En el mundo, han sido descritas 52 especies dentro de este grupo, de las cuales seis pueden observarse en la Isla siendo las más comunes el Bienteveo y el Julián Chiví (Vireo altiloquus). Nuestro Bienteveo es un ave pequeña, del tamaño de una reinita, de poco menos de cinco pulgadas de largo. Se caracteriza, además de por su canto, por tener el pico grueso, la cabeza gris, el pecho blanco y la barriga amarillenta. Es mucho más fácil de escuchar que de observar, ya que se camufla rebuscando entre las hojas de los árboles en busca de insectos y frutas. Entre sus manjares favoritos se encuentran escarabajos, saltamontes y áfidos. Algunas veces, también se alimenta de arañas, lagartijos pequeños y frutas pequeñas. El Bienteveo es un ave que sólo puede habitar en bosques y algunas veces en cafetales de sombra. Es muy común en el karso norteño, donde la alta diversidad de árboles le provee los recursos alimentarios necesarios (insectos y frutas) para su subsistencia. Por razones poco conocidas, no es tan común en los bosques del este de la Isla. La alta tasa de deforestación de nuestra Isla amenaza con limitar la cantidad de parchos de bosques accesibles para ser colonizados por nuestra ave endémica. Más aún, la deforestación no es su único enemigo pues sufre de una alta taza de parasitismo en sus nidos. El nido del Bienteveo es en forma de copa, en donde deposita de dos a tres huevos rosados con pintas marrones. Estos nidos son parasitados frecuentemente por el Tordo Lustroso (Molothrus bonariensis). El Tordo Lustroso no construye su propio nido, sino que tiene la estrategia de utilizar nidos hechos por otras especies para poner sus propios huevos. Un estudio llevado a cabo en el Bosque Estatal de Guánica encontró que el Bienteveo declinó entre el 1973 y el 1996 debido al parasitismo del Tordo Lustroso. Esta ave parasítica no es original de nuestra Isla, sino que llegó a principios del siglo 20 desde Sur América. Hoy ha llegado hasta la Florida donde también presenta un problema serio para otras especies de vireos. La transformación de los bosques ha ayudado al esparcimiento del Tordo Lustroso por toda nuestra Isla, ya que el Tordo es más común en bosques fragmentados y a orillas de la carretera. Esta ave parasítica también ha sido reportada como dañina para la Mariquita (Agelaius xanthomus), la Calandria (Icterus portoricensis) y otras. Aunque el Bienteveo es un ave difícil de observar, ciertamente no es imposible. Así que te invitamos a que tan pronto escuches un “bien-te-veo, bien-te-veo” proveniente del follaje de un árbol, agarres tus binoculares y observes una de las aves exclusivas de Puerto Rico. Los autores son biólogos y coordinadores del programa Ebird de Puerto Rico.