Vida eterna en el Fondo del mar

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Dr. Jorge Bauzá-Ortega / Especial El Nuevo Día

Por siglos el ser humano ha buscado el secreto de la inmortalidad y la eternidad, siendo el mejor ejemplo la búsqueda de la fuente de la juventud por el conquistador Juan Ponce de León.

De acuerdo a las crónicas, Juan Ponce de León escucha de los tainos de una isla llamada Bimini (Bahamas) donde existe una fuente cuyas aguas dan la eternidad. En 1513, emprende una expedición hacia esta isla descubriendo en vez, el estado de la Florida. Murió en el intento.

El conquistador nunca logró le eternidad, pero una agua viva o medusa sí lo consiguió y sin beber agua de Bimini.

Se trata de la medusa inmortal, de nombre científico Turritopsis nutricula, y que habita las aguas del Caribe. Cuando las cosas andan mal para ella, esta criatura marina tiene la capacidad de regresar a su etapa juvenil burlando la muerte. Se queda en esta etapa –llamada pólipo– refugiándose se en el fondo marino hasta que las condiciones ambientales mejoran. Entonces regresa a su etapa adulta como medusa para continuar con sus faenas de crecer, nadar, alimentarse y reproducirse. Si las cosas empeoran puede repetir esa hazaña cuantas veces sea necesario.

Los científicos descubrieron las propiedades inmortales de esta medusa en la década de los 90. Y a este curioso fenómeno le llaman el proceso de la transdiferenciación, en el que las células del cuerpo se transforman de viejas a jóvenes, de ser músculo a ser células embrionarias.

Del tamaño de uña, esta criatura encierra la posibilidad de la cura de enfermedades como el cáncer y hasta de la vida inmortal. Posiblemente esta medusa inspiró el guión de la película The Curios Case of Benjamin Button, nominada a 13 premios de la Academia, entre ellos el de mejor película, mejor director (David Fincher), mejor actor (Brad Pitt) y mejor actriz de reparto (Taraji P. Henson). El filme cuenta la historia de Benjamin Button, un hombre que nace de 90 años y con el pasar del tiempo rejuvenece como lo hace la medusa inmortal.

Las medusas habitan todos los océanos y su cuerpo es prácticamente agua, 95 % para ser exactos, de ahí su nombre popular de agua viva. Se alimentan principalmente de animales y plantas microscópicas llamado plancton marino. Pueden ser muy pequeñas como la medusa inmortal e inmensas como la medusa melena de león, con un cuerpo de 12 pies de ancho y tentáculos que se extienden hasta 100 pies.

Pero lo más que asociamos con las medusas son sus picaduras ardientes, que no son otra cosa sino parte su mecanismo de protección. Dentro de sus tentáculos existen unas células llamadas nematoditos, que al entrar en contacto con un objeto lanzan un arpón microscópico relleno de una toxina que produce ardor intenso.

No todas las medusas pican, pero las más temidas son la Fragata portuguesa (Physalia physalis) y la avispa de mar (Chiropsalmus quadrumanus).

De hecho, la primera vez que se cerró un balneario público en Puerto Rico fue por sospechas de picaduras de medusas. Este hecho ocurrió en el verano de 1969, cuando el balneario público del municipio de Humacao fue cerrado por picaduras a bañista que se sospecharon fueron producto de avispas de mar.

A pesar de las molestias que podrían representar para los bañistas, no hay duda de que tenemos mucho que aprender es estas maravillosas criaturas marinas que comparten nuestro océano hace 500 millones de años.

 

El autor es oceanógrafo y asesor científico del Programa del Estuario de la Bahía de San Juan

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