Mucho antes de comenzar a estudiar Farmacia, mi madre solía decirme en muchas ocasiones que no se sentía del todo bien, que siempre estaba cansada y que últimamente estaba ganando unas “libritas” de más sin ninguna razón evidente. Jamás pensé que la causa de estos síntomas era nada más y nada menos que el famoso hipotiroidismo. Desde su diagnóstico, mi madre se sumó a la cifra de personas que padecen de “la tiroides”, así como mi abuela, mi abuelo y muchas otros puertorriqueños.