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Futura veterinaria saca la cara por la juventud puertorriqueña

Imagen de Mónica Ivelisse Feliú-Mójer
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Por Gerardo Alvarado León / El Nuevo Día

Laura Sofía Valderrama Figueroa se convirtió recientemente en la única boricua en participar en el prestigioso “Programa Jóvenes Embajadores” (YAP, en inglés) delCentro Latino Smithsonian, una iniciativa para estudiantes recién graduados de escuela superior, que fomenta la próxima generación de líderes latinos en las artes, ciencias y humanidades a través del Instituto Smithsonian y sus recursos.

Valderrama Figueroa, de 18 años y natural de Aguadilla, integró el grupo de entre 21 y 24 jóvenes que estuvo en Washington, DC del 21 al 27 de junio, en distintos seminarios de formación interdisciplinaria.

Según explicó, YAP  es un programa de preparación para la universidad y liderazgo, que anima a los jóvenes a explorar diversas oportunidades académicas y profesionales a través de la experiencia latina.

“Hablamos con mucha gente exitosa, algunos de ellos puertorriqueños. Fue una semana intensa, en la que tomábamos talleres por las mañanas, y por las tardes trabajábamos en un proyecto que luego presentamos. YAP me inspiró a hacer mis sueños realidad”, dijo Valderrama Figueroa, quien se graduó en mayo de la Escuela Dr. Carlos González, en Aguada, reconocida por el Departamento de Educación (DE) -sexto año consecutivo- como el plantel con más alumnos graduados de excelencia académica.

Valderrama Figueroa fue aceptada en la Iowa State University , específicamente en el Departamento de Ciencia Animal del Colegio de Agricultura y Ciencias de la Vida, y empieza sus clases hoy, 24 de agosto. Su meta es convertirse en veterinaria.

“Tengo que decirte que llegué a YAP un tanto desmotivada; estaba buscando motivación de seguir estudiando, de tener nuevas metas. Y el programa cambió mi vida; fue una excelente oportunidad para cualquier latino que busque destrezas de liderato y motivación para seguir adelante. Yo entré sin esperar nada a cambio, y salí como una nueva persona, que veo mi cultura como algo que me puede llevar a muchos sitios… que si hablo español en Estados Unidos es una oportunidad que me abre puertas. Ahora sí estoy enfocada”, afirmó.

¿Por qué escogiste estudiar veterinaria?, preguntó El Nuevo Día, a lo que Valderrama Figueroa respondió que su amor por los animales surgió desde que era niña, mostrando especial interés por los que son abandonados a su suerte en las calles del País.

En su corta vida, Valderrama Figueroa ha participado en múltiples proyectos que le han servido para corroborar que su futuro es la veterinaria. Estuvo, por ejemplo, en el campamento de verano de industrias pecuarias  de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Mayagüez, “Vet Camp” de la UPR en Arecibo,  “Adventures in Veterinary Medicine”  en Tufts University, y “Vermont Summer Academy”. Estuvo, además, en el programa de adolescentes de una clínica veterinaria en Isabela, donde trabajó directamente con abandono de animales.

“También entré a trabajar como voluntaria en el albergue Villa Michelle , en Mayagüez, atendiendo a los animales y buscándoles familias que les den otra oportunidad tras ser abandonados. Trabajar con las personas allí y ver cómo mejoraban la calidad de vida de los animales, también me aseguró que la veterinaria es mi futuro”, contó.

Valderrama Figueroa dijo estar clara de que su estadía en Estados Unidos tiene fecha de culminación, pues su interés es regresar a Puerto Rico a montar su clínica veterinaria y trabajar iniciativas contra el maltrato de animales.

“Voy a Estados Unidos porque aquí no hay una escuela de veterinaria, pero mi meta es regresar a mi país”, afirmó la joven, quien también tiene planes de hacer una concentración menor en artes, específicamente en literatura hispanoamericana.

De hecho, esa otra pasión le valió una oportunidad de trabajar en el Museo de Arte de Puerto Rico, del 7 de julio al 1 de agosto, como secuela a su participación en YAP. Como interna, les dio un “close-up” a los animales en las obras de arte y desarrolló una hoja de actividades para niños de entre cuatro y sexto grado. “Fue una forma de combinar mis dos pasiones; me lo disfruté muchísimo”, concluyó.

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