Alternativa energética

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Por Gerardo E. Alvarado León / Endi.com Los paneles fotovoltaicos son una de las opciones para generar un sistema de energía independiente de la AEE. Cambiar la forma de pensar de la gente y motivarlos a que utilicen fuentes alternas de energía es el reto personal de Gabriel García. Por eso, el empresario decidió crear su propio negocio, en el cual ofrece la opción de no depender del servicio regular de energía eléctrica, gracias a un sistema probado en su propia vivienda. “Primero instalé el sistema en mi casa para dar el ejemplo. Puse cuatro baterías y un invertidor de corriente con la planta de emergencia y cuando se va la luz, no estoy a oscuras en ningún momento”, dijo García, quien estudió ingeniería electrónica. García opinó que éste debe ser el primer paso para aquel que quiera cambiar el sistema eléctrico en su casa o negocio. Cuando terminó sus estudios universitarios, García entendió que las fuentes de energía alterna son la única alternativa para acabar con la dependencia de combustibles fósiles. Perfeccionó el sistema alterno en su hogar y hace cinco meses inauguró en Río Grande la tienda “Energy Alternative”, que también opera con paneles fotovoltaicos, molinos de viento y baterías. En la tienda, más allá de vender, ofrece orientación a las decenas de curiosos que día a día llegan. Admitió que las ventas no han sido muy buenas en lo que va de año. Sin embargo, hace unas semanas desconectó totalmente la casa de un médico en Peñuelas y esos cambios le motivan. “Le instalé cuatro molinos de vientos, seis paneles fotovoltaicos, 20 baterías y dos invertidores”, detalló. Explicó que hizo encargos similares en dos laboratorios en Luquillo y Ponce, en los que instaló plantas de emergencia para evitar la pérdida de información y daño de muestras durante apagones. El tiempo de instalación de los sistemas es corto, a juicio de García. Si se trata de una planta de baterías, se instala en unas seis u ocho horas. Mientras, si son paneles fotovoltaicos o molinos podría tardarse poco más de una semana. “El equipo crece hasta que la persona quiera o pueda, todo depende del dinero”, agregó y recalcó que el precio de sus equipos es el único punto que tienen en desventaja. Desconectar en un 80% una residencia de consumo normal (10 amperes) podría costar $30,000, estimó. “Depende del inquilino, hay que hacer cambios para producir más energía que la que se consume”, dijo. Argumentó que el cambio en la factura se refleja de inmediato y aunque está consciente de que la inversión inicial afecta el bolsillo del consumidor, ese dinero se recuperará. Agregó que también se pueden combinar las fuentes alternas con la energía eléctrica, con miras a una desconexión total en un futuro. De esta forma, la inversión inicial de instalar los sistemas alternos es menor, al tiempo que se generan ahorros en el consumo.

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