Con la curiosidad como brújula

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Por Gerardo Cordero / gcordero@elnuevodia.com Cuando termina la jornada diaria de estudios en sus colegios o escuelas, comienzan la aventura de aprender e investigar “en tiempo extra” y por voluntad propia se dirigen a su segunda aula en Carolina. En ese recinto, guiados por la profesora Yiria Muñiz Costas, jóvenes como Jesbaniris Bas Concepción, Odemaris Carrasquillo, Isardo Braverman, Ángel Andino y Melanie Quiñones Candelaria ya comienzan a recoger los frutos de la perseverancia, la disciplina y un genuino interés de estudio científico. Ese reto de sus largas horas en la Escuela José Aponte de la Torre recién los colocó entre los finalistas del Simposio de Ciencias de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, en el que compitieron 109 proyectos locales de los cuales cuatro de los siete seleccionados correspondieron a trabajos de “los duros”, como bautizan a los que ingresan al plantel especializado de la “Tierra de Gigantes”. En entrevista con El Nuevo Día, los alumnos explicaron brevemente sus proyectos de investigación con los que competirán en la final del certamen científico de las Fuerzas Armadas, del 2 al 6 de marzo próximo en Maryland. Además, revelaron sus metas profesionales, así como sus preferencias de ocio para recargar baterías con el fin poder asumir los desafíos de sus ajetreados días. Preocupada por el calentamiento global y las crecientes sequías, Odemaris exploró el uso de polímeros y una membrana geotextil que produce la condensación de agua que ayuda en la retención de humedad para garantizar el germinado y desarrollo de plantas de guisantes, claves para la alimentación de los seres humanos. “Me siento muy contenta y satisfecha con el trabajo”, confiesa Odemaris, quien logró el primer lugar entre los finalistas del citado concurso. Sobre su trabajo explicó que la investigación sigue porque “es un proyecto de largo plazo” en el que se analiza el funcionamiento de la membrana retenedora de humedad, considerando un escenario en el que un cultivo carezca de riego y de lluvia por mucho tiempo, debido a una cruda sequía. Jesbaniris, por su parte, se embarcó en un proyecto de extracción de lípido en aguas residuales, iniciativa que la ha llevado al análisis de los sedimentos producto del tratamiento en plantas de Puerto Nuevo y Piñones. En su experimento Jesbaniris detectó glicerina, así como “compuestos útiles para detergentes y maquillajes”, destaca orgullosa. Iniciativas Jesbaniris planteó que arrojar ese sedimento en vertederos no sería la mejor iniciativa por los riesgos de contaminación y porque ha demostrado que es un material cuyo procesamiento permite obtener productos útiles, como los ya mencionados. La cremación, por otro lado, sería muy nociva porque se producen cancerígenos, advierte la joven que aspira a convertirse en médico y cuyo proyecto quedó como segundo finalista. Ángel es el tecnológico del grupo de finalistas y su reto consistió en analizar los fallos de una aplicación avanzada de archivo de datos de un prestigioso laboratorio de la Universidad de Berkeley en California. En verano, mientras la mayoría de los chicos de su edad estuvo inmerso en recesos divertidos y largos proyectos de ocio, pasó horas revisando y probando la programación hasta identificar deficiencias cuya corrección perfeccionó la memoria principal del Laboratorio Lawrence Berkeley, en California. Isardo, otro de los integrantes de este equipo de mozos científicos, narró que lleva dos años monitoreando la calidad del agua del río Maracuto y ha logrado documentar una sorpresiva autopurificación de un cuerpo que estuvo altamente contaminado. Para su experimentación, se ubicó en dos lugares claves de la cuenca donde capturó macroinvertebrados de baja tolerancia a la contaminación cuyo conteo permitió estimar el estado de las aguas. Ese esfuerzo y otros en el campo de las ciencias ambientales le han valido a Isardo aceptación en internados en la Universidad de Vermont, a la que regresará próximamente para asumir nuevos retos que espera lo preparen mejor para desempeñarse eventualmente como médico, posiblemente especializado en cardiología. Melanie, la benjamina de este singular grupo, por su parte, revela que ha investigado el impacto de la contaminación del agua en los manglares de la Laguna Grande de Fajardo y en Piñones, donde ha confirmado una elevada contaminación. Después de resumir sus trabajos, el grupo aseguró que las jornadas voluntarias por el mundo de las ciencias les han permitido desarrollarse en otras materias académicas, progresar como individuos, tornarse más rigurosos y organizados como individuos, pero sin sacrificar la diversión, como pueden sospechar algunos, sin duda equivocados.