Cuando un hilo mata

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Por Liz Yanira Del Valle / Especial El Nuevo Día endi.com Hay quien dice tener la vida en un hilo. Otros, que no hablan, pierden su vida justo por un hilo: el de pescar. Y es que este filamento, que puede permanecer en nuestro medio ambiente por casi 600 años, es el responsable de interrumpir el hilo de vida de muchas especies de animales, incluso de humanos, sobre todo de los buzos y usuarios de embarcaciones. Así las cosas, las 250 libras de hilo de pescar recogidas en apenas 10 meses, por integrantes y voluntarios del Programa de Recuperación y Reciclaje de Hilo de Pesca de Puerto Rico, significan seguridad para la vida silvestre y humana. “Un total de cinco cajas ya se han enviado a la compañía Berkley, en Iowa, donde reciclan dicho material para convertirlo en juguetes, cajas plásticas para guardar efectos de pesca y para la creación de habitáculos submarinos (especie de arrecifes artificiales)”, dijo Robert J. Mayer, director del programa, que tiene su sede en el recinto de Aguadilla de la Universidad de Puerto Rico. Según el doctor en biología marina, el Programa de Recuperación y Reciclaje de Hilo de Pesca de Puerto Rico tiene entre sus objetivos adquirir de esos mismos habitáculos para colocarlos en la playa Crash Boat. “Esto puede atraer más peces a la zona, típicamente famosa por los buceadores. También serviría de incentivo para mejorar las condiciones turísticas del área”, explicó Mayer. Compromiso con la vida El hilo de pesca es recogido por estudiantes voluntarios del programa, además de pescadores, fanáticos de la vida marina y público en general ya orientado por los participantes de esta iniciativa. Mayer indicó que los contenedores son fabricados por los propios alumnos del programa quienes para instalarlos recibieron la ayuda de los vigilantes del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales de Puerto Rico (DRNA). Héctor Varela, coordinador del programa, señaló que dichos contenedores se han ubicado en marinas, club naúticos, muelles, villas pesqueras, rampas de botes y algunas playas. Varela comentó entusiasmado que los pescadores han cooperado mucho con el programa, que es integrado por estudiantes de todas las facultades y también recibe la aportación del profesor en psicología ambiental, Julio Montalvo y Robinson Rodríguez de la facultad de Ciencias Sociales. Por su parte, Mayer agregó que algunos comercios de efectos de pesca también han cooperado solicitando sus contenedores. El material depositado en los tubos y cajas debe ser rigurosamente limpiado por los participantes antes de ser enviado -sin costo alguno- a la compañía de reciclaje. “Es un requisito del convenio, por eso estamos perfeccionando los métodos de limpieza. Usamos clorox y sistema de mangas a presión. También, llega mucho hilo ya limpio, esto se ve más en el caso de los torneos de pesca. En estos eventos, también aprovechamos para orientar sobre el tema a los extranjeros que nos visitan”, aseguró Mayer. Muchos de los animales marinos que quedan atrapados en estos hilos son especies migratorias, por lo que Mayer recalcó la importancia de que sea en todas partes que se concientice sobre el daño que puede causar un sencillo hilo de pesca. La acogida al Programa del Centro de Reciclaje y Orientación Ambiental (CROA) de la UPR-Aguadilla ha sido tal, que el propio director de la división de recursos marinos de DRNA, Craig Lilystrom, propuso la creación de una propuesta para extender el mismo en los embalses de Puerto Rico. “Lilystrom nos sugiró el asunto y estamos casi por presentarlo al directivo de la agencia para continuar aunando esfuerzos ya que en los embalses se practica mucha pesca y se genera también mucha acumulación de hilo”, enfatizó Mayer. Rumbo a la NOAA Otra parte de la propuesta irá dirigida a la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) con el objetivo de crear un sistema de monitoreo de la basura marina de las costas de la Isla. “Este debe complementarse al ya existente programa de la Agencia de Protección Ambiental federal (EPA) y de la Ocean Conservancy, que debe tener al menos 4 estaciones en toda la Isla”, mencionó. Dicha propuesta lleva por nombre el Centro Caribeño para la Reducción de Desperdicios Acuáticos, ya que los esfuerzos incluyen también a las Islas Vírgenes estadounidenses. “Además queremos recopilar evidencia gráfica y escrita de todos los varamientos porque no hay mucho guardado. En realidad, dependemos de las anécdotas o la historia oral de los pescadores u otras personas que atestiguan ciertos casos”, agregó. Sobre el particular, Mayer indicó que la gente está equivocada si piensa que sólo son los animales marinos los que se ven amenazados con el hilo de pesca ya que los animales terrestres también pueden verse perjudicados. “Conocemos el caso del gato de un pescador que en el patio se enredó con hilo de pescar de tal forma que perdió una de sus patitas”, afirmó el profesor. A su vez, comentó que los pescadores comerciales tienden a ser más cuidadosos con esta problemática. “Lógico, les cuesta y la mentalidad es otra al que practica la pesca recreativa”.