Descubren la ‘Eva’ boricua

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Por Carmen Millán Pabón / end.cmillan@elnuevodia.com endi.com La visión simplista de la fórmula que define al puertorriqueño como “una mezcla de africano, español y taíno” podría cambiar tras el hallazgo científico de 19 linajes maternos indígenas, que podrían ser descritos como “las evas” de los boricuas de hoy. Este descubrimiento es el nuevo giro que ha tomado la investigación científica que, en el 2003, detectó que seis de cada diez puertorriqueños tiene una mujer antepasada directa de origen amerindio, o indígena de las Américas. Según los trabajos investigativos del genetista especializado en evolución molecular Juan Carlos Martínez Cruzado y del arqueólogo y antropólogo Juan José Ortiz Aguilú, el linaje indígena es más común para el puertorriqueño de hoy día, que el linaje negro o español peninsular (europeo). Los investigadores anticiparon a El Nuevo Día Domingo información preliminar sobre el hallazgo de las 19 mujeres indoamericanas de quienes proviene el linaje que todavía hoy rescatan los científicos a través del análisis del ADN mitocondrial. Este fue extraído inicialmente de cuatro osamentas examinadas y sacadas de su contexto arqueológico por la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) en el municipio de Arecibo. Preliminarmente, las investigaciones genéticas revelaron que el linaje materno indígena más común tiene un marcador que lo identifica como oriundo de América del Sur, específicamente, de la zona amazónica. Detalles adicionales sobre las nuevas perspectivas en los asentamientos prehistóricos del Caribe se darán a conocer en una publicación especializada a finales de este año. “Es interesante para nosotros lo que hace la biología molecular. La proporción de seis de cada diez fue totalmente inesperada, dado el caso de los modelos históricos que hasta ahora se tienen de la formación del pueblo puertorriqueño”, comentó Ortiz Aguilú a la vez que destacó que, desde los grados primarios, se les inculca a los niños como un hecho incuestionable “la desaparición” de la población indígena que habitaba la Isla en el momento de la conquista española. “Todo el mundo entiende que los varones españoles se amancebaban con mujeres negras o indígenas y se casaban con europeas, pero aparentemente el rol de procreación más frecuente lo estuvieron ocupando las mujeres indígenas de hombres españoles y negros”, apuntó el investigador. Según el antropólogo, de esa etapa histórica se destacan el genocidio de los indígenas, la destrucción de sus asentamientos y las matanzas. “Pero cuando tenemos un cuadro de que seis de cada diez puertorriqueños tienen ADN mitocondrial de origen amerindio, quiere decir que, en la base histórica de la formación del pueblo puertorriqueño del siglo XVI, el rol que ocuparon las mujeres (indígenas) es más importante de lo que se pensaba, y sí hubo una supervivencia lo suficientemente importante de mujeres indígenas”, apuntó el científico. El investigador insistió en que no es lo mismo “la supervivencia de las mujeres indígenas” que “la supervivencia de la sociedad indígena” y que, aunque la sociedad fuera destruida, descendientes o miembros de esa sociedad pudieron haber seguido viviendo por décadas. Ortiz Aguilú lo explica a través de la proliferación del vocabulario, del uso de la medicina tradicional natural y muchas costumbres alimentarias de la dieta indígena que son parte intrínseca de nuestra realidad social. “Hace sentido que sea a través de las mujeres, que están criando a sus hijos, que (se perpetúen) términos y creencias”, dijo al explicar que, entre otras cosas, los africanos no tenían aquí los recursos de su tierra natal. Enseñanza en entredicho El propósito del estudio, que aún continúa, es más ambicioso ya que pretende expandir la investigación a la población actual de Santo Domingo. El nuevo reto es detectar cuáles son las regiones de origen de los 19 linajes y, de esos, cuáles pertenecen a los amerindios de Puerto Rico. Esas nuevas claves ofrecerán más pistas para rescatar la historia precolombina de Puerto Rico y el Caribe, así como nuevas teorías sobre los procesos de formación de la sociedad puertorriqueña. Sin ánimo de provocar controversias y amparándose en datos científicos, ambos investigadores coincidieron en que los puertorriqueños “no somos indios, no somos negros, ni somos blancos europeos”. “Somos boricuas con una multiplicidad de características biológicas. Se ha demostrado que el 60% tiene ascendencia indígena, pero tampoco quiere decir que es de origen taíno exclusivamente”, indicó Ortiz Aguilú al recalcar que ya es el momento para que etnohistoriadores y antropólogos reconsideren la teoría que se le ha inculcado a los niños en las escuelas. “Los hallazgos vienen a enriquecer la forma en que enseñamos la historia desde una perspectiva crítica. Crean curiosidad para analizar críticamente nuestro proceso histórico”, expresó Pedro Vega, director del Programa de Estudios Sociales del Departamento de Educación. No obstante, sea cual fuera la conclusión final de los estudios genéticos y antropológicos, pasará algún tiempo antes de que el DE altere los libros de texto que hasta ahora se utilizan en las escuelas públicas de la Isla y que enseñan que el puertorriqueño es una amalgama de indígenas, africanos y españoles sin darle más importancia a un grupo racial sobre los otros.