Detectivesca labor por la prehistoria boricua

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Por Rut N. Tellado Domenech / rtellado@elnuevodia.com endi.com Cayey, pueblo conocido hoy día por sus verdes montañas, era parte de la costa boricua hace alrededor de 100 millones de años. Pocos corales adornaban el fondo marino en aquel entonces. En su lugar estaban los rudistos, que eran una suerte de ostras gigantes típicas del periodo Cretáceo. Este y otros datos acerca de la prehistoria de Puerto Rico son conocidos gracias a la paleontología, que es la ciencia que estudia la vida pasada por medio de los fósiles. ¿Cómo empieza la búsqueda de pistas sobre el pasado? Valiéndose de mapas que indican con colores la edad y el tipo de piedra que hay en el terreno, los paleontólogos escogen el lugar a investigar. En el caso de la Isla, el interior de las cuevas y la región del karso -que ubica en la zona norte- son tierra fértil para estos profesionales. En el terreno, “uno observa la roca expuesta hasta encontrar algo diferente”, explicó el paleontólogo Jorge Vélez-Juarbe. “Busco lo que no se parezca al resto de las rocas del lugar”. Una vez se encuentran los restos de un organismo incrustados en piedra, el proceso que sigue puede tomar días y hasta años, máxime si se trata de huesos grandes. “Ahí procedemos primero a usar una pega especial para estabilizar el fósil”, explicó Vélez-Juarbe. Luego, se excava alrededor y debajo del fósil, el cual queda en una base fina de sedimento. Después se cubren los huesos con una capa de papel de periódico o papel sanitario húmedo y varias capas de vendas de yeso, relató el paleontólogo. Todo se realiza con sumo cuidado para evitar que se rompan. En cuanto se secan los huesos, se procede a separarlos de la piedra para cubrir con papel y yeso el resto del fósil y llevarlo al laboratorio. Allí se remueven el yeso y los residuos de roca para exponer y estudiar el fósil. Además de comparar los huesos con hallazgos anteriores, “hay que identificar el tipo de roca en que estaban incrustados para tratar de determinar por qué estaban allí” y desde qué época, aseguró Vélez-Juarbe. “En Puerto Rico, la mayoría de los fósiles encontrados son de invertebrados marinos como corales y conchas”, sostuvo. Sin embargo, mencionó que también se han hallado restos de vertebrados terrestres -como los perezosos- y marinos -como los dugones, que están emparentados con los manatíes.