“Día de la cosecha”

Este artículo es reproducido por CienciaPR con permiso de la fuente original.

PDF versionPDF version
Por Rut N. Tellado Domenech “Aquí aprendí a sembrar”, afirmó Kiara M. Rosario, estudiante de tercer grado, mientras le mostraba a El Nuevo Día Educador lo que había plantado el huerto de la Academia Sally Olsen, en Guaynabo. “Me gusta trasplantar, que es sacar la plantita y sembrarla en otro lugar para que tenga más espacio”, agregó la alumna ante las plántulas de lechuga, tomate y berenjena que sembró junto a sus compañeros de clase. Los estudiantes de la academia mostraron el huerto escolar a sus padres, familiares y amigos durante un evento llamado “Día de la Cosecha”. La actividad también incluyó charlas y demostraciones de la Policía Municipal de Guaynabo, el Cuerpo de Bomberos y organizaciones ambientalistas, entre otros. En las charlas se tocaron temas como nutrición, reciclaje, manejo de emergencias y cuidado de animales. Sobre el huerto, la directora académica de la academia, Magaly González, informó que es parte del programa agrícola que comenzó a implantarse en agosto. Agregó que los 40 alumnos que componen la matrícula de los niveles preescolar y elemental han sido impactados por clases de agricultura, que se ofrecen todos los viernes. “El contacto con la naturaleza cambia el carácter de los estudiantes. Alumnos con problemas de disciplina son otros desde que cuidan del huerto”, aseguró González “Somos una escuela cristiana, así que ellos ven el huerto y a sí mismos como parte de la creación de Dios”. Por su parte, el horticultor Carlos Alicea, quien ofrece las clases de agricultura y está a cargo del huerto, indicó que dividió las labores: los pequeños del preescolar plantaron girasoles y otras flores, mientras los demás se encargaron de las plantas medicinales, las hortalizas, el semillero, la composta y el agroreciclaje. Este último consiste de utilizar neumáticos para proteger las plantas de la hierba mala. “Involucramos la agricultura en la clase de ciencia al enseñar las partes de las plantas, en la clase de estudios sociales con la ‘agricultura de nuestros antepasados’ y hasta el arte al pintar las gomas y piedras que protegen los cultivos”, explicó Alicea. El horticultor llama “agricultura de nuestros antepasados” a la sección del huerto dedicada al recao, berenjena, ají, pimiento y otras hortalizas que plantaban los jíbaros. A juzgar por los alumnos, la experiencia resultó fructífera. “Me gustó sembrar y hacer composta. Le echamos hojas, excremento de caballo y cáscaras. Eso se descompone y lo vamos a usar para cuidar las plantas y mantenerlas saludables”, dijo Ricardo Rodríguez, alumno de tercer grado. “Una plantita que se estaba muriendo, la planté en otro lugar mejor y la salvé”, añadió con orgullo. Alejandro Mendoza, de quinto grado, resumió su experiencia en una corta oración: “Me gustó ayudar al mundo sembrando vida”. La acogida de la iniciativa ha sido tal, que hasta los familiares se han involucrado. “Los chicos traen a los papás a ver el huerto y se han interesado tanto que han donado materiales y su tiempo para mantenerlo bonito”, dijo la directora académica. El huerto es parte de una iniciativa con miras a buscar que la Academia Sally Olsen sea certificada como Eco Escuela por la Organización Pro Ambiente Sustentable. El plantel también está cambiando sus luces de neón por otras que consumen menos energía. Entre los proyectos a mediano y largo plazo, González informó que están enseñar a los niños a hacer sofrito con los frutos del huerto y la creación de un mariposario.