En armonía con el interés por conservar humedales
Enviado el 27 junio 2007 - 11:16am
Este artículo es reproducido por CienciaPR con permiso de la fuente original.


Por Francisco Quiñones Maldonado / Especial El Nuevo Día
endi.com
Lajas - Los “violinistas”, diminutos cangrejos que deben su nombre a una enorme palanca que es lo primero que los distingue cuando se les atisba, han regresado a los humedales de La Parguera, en Lajas.
También retornaron la llagareta y el playante, dos especies de aves que habitan en manglares y áreas cercanas a las playas. “Hasta garzas vi yo aquí hace poco, que eso era bien raro verlo”, comentó Renato Hernández, dueño de una pescadería en La Parguera y quien en marzo pasado comenzó un proyecto de mitigación de los humedales cercanos a su negocio.
La iniciativa surgió para tratar de resolver un problema de acceso que afectaba la pescadería ubicada entre dos humedales. Cada vez que subía la marea, el área se inundaba, lo que impedía la llegada a la pescadería. “Tuvimos una cuaresma que no vino nadie porque se la pasó lloviendo y se tapó el camino”, afirmó el comerciante.
Los humedales ya estaban menguando porque eran utilizados como estacionamiento y basurero por decenas de visitantes que llegaban a La Parguera los fines de semana. Entonces, Hernández propuso rellenar para hacer un camino con grava.
Tras obtener la autorización del Cuerpo de Ingenieros de los Estados Unidos para hacer su camino, el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) condicionó los permisos a que se mitigara el impacto sufrido por los humedales. “A mí siempre me ha gustado conservar y me envolví con eso”, explicó Hernández.
Con la ayuda económica que le proporcionaron su padre y el abogado Francis Torres, uno de los dueños de casetas en La Parguera, además del respaldo del municipio de Lajas y el DRNA, se limpiaron los humedales. Además, se hizo una barrera con estacas y madera para evitar que los visitantes estacionen los vehículos en el terreno.
“El biólogo Carlos Acosta (del DRNA) me propuso que hiciéramos un canal para que cuando subiera la marea, entrara agua al humedal y que sembráramos mangle”, añadió.
Dicho y hecho. La siembra se hizo en marzo en una actividad en la que participaron niños de la Liga Atlética Policiaca y de varias escuelas del sector. “Yo quería que vinieran los niños para que vieran y aprendieran la importancia de sembrar y conservar”, dijo Hernández.
Aunque sólo han prosperado cuatro de las más de 3,000 plántulas de mangle blanco y mangle botón que se sembraron, el cambio en el lugar es notable. Ya nadie estaciona vehículos ni lanza basura en los humedales y otros vecinos quieren emular el ejemplo de Hernández. Entre ellos, el licenciado Torres, quien explicó que está dispuesto a ceder unos 200 pies del terreno de una caseta que tiene a orillas de La Parguera, para la restauración del humedal y siembra de mangle.
“Yo creo que si se consolidan los caminos y se hace un acceso común, se pueden restaurar los humedales y sembrar mangle, ya que el mangle es una bendición”, explicó el letrado, quien ya está en conversaciones con el Cuerpo de Ingenieros y el DRNA para ese fin.